La cultura del ruido

En la superpoblada provincia Santo Domingo, la cultura del ruido se acentúa con el paso del tiempo, de tal manera que las personas parecen competir por quién es capaz de generar una bulla mayor que la del vecino. Las “peinadoras” que acrecientan su labor en las calles en tiempos de elecciones, los vendedores que irrumpen en los barrios a gritos y bocinazos, los colmadones donde parece imposible que la gente pueda escucharse aun a pocos centímetros de distancia, el vehículo que con su reguetón hace vibrar a los carros cercanos, son solo algunas de las manifestaciones de esa costumbre, esa cultura del ruido que ignora por completo a los demás, y cuyo mejor ejemplo es el del vecino que en su tiempo libre coloca su “música solidaria” para toda la cuadra. (Colaboración de Santiago Almada)

Nelson Rodríguez