Una sociedad sin consensos

Los políticos dominicanos viven en un permanente todos contra todos, lo que no es habitual en verdaderas democracias, las que se expresan en el consenso y que se fortalecen con exigencias reales a los que detentan el poder. Es uno de los grandes males del país, una torre de babel, un diálogo de sordos con cada cual empujando su propia agenda. Nuestros políticos son sinónimo de malas nuevas, portadores solo de cosas negativas, un tipo de mensajero que inspira rechazo. Estamos en un punto en el que la sociedad, en apariencia, no sabe hacia dónde camina, sin consenso en temas fundamentales para el desarrollo nacional, con autoproclamados líderes que aportan muy poco para lograrlo y que más bien se constituyen en obstáculos.

Nelson Rodríguez