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Medio Ambiente
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Que los aires de cambio traigan recuperación verde

Los dominicanos el 5 de Julio, mostramos que la pandemia no es rival para la democracia. Tras escenarios convulsos Bolivia y Estados Unidos también definirán próximamente sus nuevos líderes. El privilegio del liderazgo viene acompañado de gran responsabilidad. La recuperación, prevención y preparación para escenarios como el actual. Estos aires de cambio en la región pueden, o no, ser la diferencia para una recuperación post pandemia que evite volver lo que hoy enfrentamos.

En una región con apenas el 8% de la población mundial, pero con más del 47% de los afectados por el coronavirus y en nuestro país con unos 38,000 afectados, los cambios de liderazgo ocurrirán en un escenario de crisis que existe y agrega presión a la persistente desigualdad, la pobreza y desempleo, que afectan el bienestar de la gente.

Nuestros nuevos dirigentes, asumirán el mando en víspera de una recesión global y a espera de aumento en las vulnerabilidades que la pandemia ha puesto más que en evidencia. Aún el fuerte impacto en el turismo, todo indica que el país será el único de la región cuyo PIB no se desplomará por proyectarse un crecimiento neutro. Sin embargo, cabe preguntar ¿Qué significa esto para un pueblo que durante la última década ha vivido un crecimiento promedio del 5,3 por ciento anual?

La catástrofe resultante de la pandemia también deriva de nuestras interacciones con el medio ambiente y de las decisiones de política que las regulan. ¿Cómo olvidar el incendio de Duquesa, las cenizas de Punta Catalina o el polvo del Sahara? Imposible desconocer que las recomendaciones de salud pública requieren del acceso al agua limpia y que el proyecto de ley de agua pasó 20 años en el Congreso.

Las condiciones socio económicas, sumadas a la crisis climática y la contaminación del aire relacionadas con el aumento de casos y muertes por Covid-19, amplían los riesgos y la susceptibilidad de los más vulnerables.

El detallado plan de nuestro presidente electo, publicado con las propuestas ambientales de los entonces candidatos presidenciales, incluye el agua como elemento articulador y “garantiza rescate áreas protegidas y fuerte combate contra cambio climático.” En las propuestas de los candidatos hubo dos grandes ausencias. Una recuperación económica tras la crisis respetuosa con el medio ambiente y un gasto público que refleje un verdadero enfoque integral de la sostenibilidad más allá del verde.

A raíz del Covid-19, el país recibe grandes ofrecimientos y asume compromisos para la recuperación. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), también en proceso de elección de nuevo presidente, anunció 2.800 millones de dólares, compartidos con Centroamérica. Por otro lado, a pedido del gobierno dominicano, el Banco Mundial otorgó US$150 millones para medidas de emergencia, contención y gestión del impacto del COVID-19. La entidad de Breton Woods debate aún una lista de verificación de sostenibilidad para evaluar las intervenciones de recuperación económica.

Junto al mandato, nuestros líderes recibirán compromiso y deuda. Del costo político que estén dispuestos a asumir dependerá que los recursos contribuyan inversión socioambiental y climática. En otras palabras, del valor que la ciudadanía otorgue a las decisiones con resultados a largo plazo.

“El virtual estancamiento económico nos brinda, no obstante, una oportunidad de usar las políticas para transformar la forma en que vivimos, y construir un mundo más verde, más inteligente y más justo” expresó Kristalina Georgeva, directora del FMI, al dirigir fondos de recuperación a sanidad y cambio climático.

¿Qué implicaría que nuestros líderes impulsen una recuperación verde?

• Asumir el precio de los riesgos climáticos y asignar recursos a los bienes de interés colectivo: aire, agua, energía limpia e infraestructura resiliente.

• Políticas correctas con atención al tejido económico, social y ambiental en el turismo y al tipo de inversiones que queremos en nuestro país.

• Reducir deliberadamente el riesgo usando instrumentos de nuestra legislación desde la planificación, la Evaluación de Impacto Ambiental (EIA) a los permisos.

• Atención a las agendas marrón, verde y azul. Residuos, plástico, emisiones, contaminantes y tóxicos, sin descuidar, la biodiversidad, áreas protegidas, mares y costas.

• Calificar y certificar las inversiones en ambiente y sostenibilidad, conforme al capítulo de incentivos de la ley 64-00.

Productividad. Empleos verdes, infraestructura digital ágil para optimizar el impacto ambiental del teletrabajo resultante de la pandemia, incluido en el tránsito.

El modelo post pandémico requiere una mirada interior de justicia y protección social y ambiental con salvaguardas para todos, pero acentuadas en los vulnerables. Aquellos que mueven nuestra economía informal. Los vendedores y los chiriperos, sin prestaciones de salud o licencia por enfermedad. Las medidas y el gasto publico tendrían que dirigirse al desempleo y contener la fragmentación social.

Las finanzas verdes y medidas adecuadas para la crisis climática pueden aportar bienestar social invirtiendo en la gente y en mayor equidad. Al tiempo, prolongando los efectos no intencionales de las medidas de la pandemia.

La resiliencia, la justicia y la sostenibilidad en una sociedad democrática deben transversalizar las propuestas de nuestros líderes. Son tan o más importantes que la rentabilidad económica. Mas que PIB, empecemos a pedir, medir y recompensar prosperidad y bienestar.

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