Sobre la importancia de las remesas: aclarando cifras
Miguel Ceara Hatton
Entre 1950 a 2018, en casi 7 décadas la economía dominicana ha crecido a una tasa promedio anual de 5.26% solamente por debajo de Panamá (5.34%), siendo el séptimo país (de 20) con un crecimiento más estable (menos volatilidad) en América Latina y con solamente 6 años recesivos en ese largo período: 1953, 1961, 1965, 1985, 1990 y 2003.
Uno de los factores que más ha influido en sostener ese crecimiento, a partir de 1960 han sido las remesas de los dominicanos en el exterior que en 2018 llegan a US$7,205 millones, equivalente al 95% de los ingresos por turismo, con la diferencia de que los ingresos por remesas son un regalo y es un valor neto, mientras que el turismo tiene un gran descuento por efecto de las importaciones, repatriación de utilidades y otros gastos en dólares que induce la actividad económica.
Las remesas se distribuyen en todo el territorio nacional y según el reciente “Panorama Social” de la CEPAL para 2017 el 9.5% de los hogares recibe remesas, concentrado en los primero 4 quintiles (Ver cuadro 1).
En el quintil más pobre, el 11.5% de los hogares recibe remesas y estas representan el 6% del ingreso de esos hogares. En el segundo quintil, el 10.2% de los hogares recibe remesas y representa el 5% de los ingresos. En general para todos los hogares dominicanos las remesas representan el 4.8% del ingreso de esos hogares.
Esos ingresos constituyen un alivio significativo de la situación de pobreza. En efecto, para la población en hogares que reciben remesas la tasa de pobreza es 33.3% y si no recibieran remesas esa tasa se elevaría a 60.8%, es decir, un 27.6% más, la diferencia más elevada en los países de América Latina (13) que cubre el estudio de la CEPAL.
Para todos los hogares del país, las remesas reducen la pobreza en 2.2%. En efecto, con remesas la tasa de pobreza para la población total es 25% y sin remesas sube a 27.2%, siendo la República Dominicana el segundo país de América Latina donde más impacto tienen las remesas para reducir la pobreza.
Miguel Ceara Hatton
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