¿A qué juegan los niños de hoy?
El juego permite que el mundo interior se externalice a través de la fantasía y la imaginación. Cuantos más roles se desempeñan cuando se juega, más habilidades se tendrá para la vida
Las diversas formas de juego, infantil y adolescente, se construyen en la dinámica de un proceso determinado y están sujetas a un aquí y ahora en constante transformación.
Ayer jugábamos a las canicas, al "topao", al teléfono (el oído y la voz como únicos elementos); a las escondidas, al pañuelo, a la gallinita ciega. Nadie se aburría y alrededor de cualquier botella o lata vacía se desarrollaban los mejores y más divertidos juegos.
La puesta del sol era el horario de regresar a casa.
La escena de juego eran las aceras y las calles.
Cualquier muro de una verja era el ideal para lanzarse al jugar "el que caiga más bonito ese es" y era ese el ganador. Bastaba saltar y acomodarse en la posición que mejor nos pareciera.
Juegos sencillos, prácticos, divertidísimos, donde la imaginación echaba a volar y lo único que nos requerían era nuestro constante movimiento físico y la socialización permanente.
Eso, tal vez, contribuyó a que en esa época (la de los 70) no se solía escuchar hablar de psicólogos, endocrinólogos, terapeutas y demás. Tampoco de dislexia, déficit de atención y menos aún depresión. Porque nadie se deprimía y nadie estaba en sobrepeso. A lo que más se llegaba era a una gripe, con fuerte catarro, a lo sumo. Siempre había tiempo para jugar y también para estudiar.
Lamentablemente, estas formas, estos modos tan divertidos de jugar se extinguieron y muy difícil es rescatarlos en estos tiempos de alta tecnología donde no se concibe un adolescente sin celular, sin un I pod, (ahora I pod video); una laptop, o cualquier video juego de esos que desconecta a los niños de su mundo exterior encerrándolos cada vez más en sí mismos. Sumergiéndolos en un estilo de vida caracterizado por el sedentarismo.
De ahí la necesidad hoy día de visitar al endocrinólogo, al psicólogo, al terapeuta o al consejero.
Para colmo de males, lo único saludable que perdura a través del tiempo es el deporte y ha dejado de ser un juego para convertirse en una burda competencia perdiendo su verdadera esencia: compartir, ejercitarse sanamente.
Nos preguntamos pues ¿a qué juegan los niños de hoy?
El juego es vital en muchos aspectos del desarrollo social, emocional e intelectual de los niños y en su aprendizaje académico.
Es la vía más apropiada que tienen niños y adolescentes para probar sus habilidades y aptitudes, así como para aprender nuevos conceptos y vivir nuevas experiencias.
El juego enseña a los niños a interactuar de manera positiva con otros niños y contribuye a la manera en que ellos se ven a si mismos en ese proceso de aprendizaje que implica el diario vivir.
Imaginación, creatividad, capacidad. De muchos es sabido que los juguetes tienen una influencia muy importante en el juego. Unos tienden a promover la creatividad y la imaginación de los niños, otros no.
La tecnología que reina hoy día, si bien no limita la imaginación y la creatividad de los niños, tampoco las estimula. Su capacidad se ve circunscrita a los mandatos de esos cada vez más pequeños artefactos que, como dictadores, dan instrucciones una tras la otra; "indican" a los niños cómo deben jugar y hasta los guían a jugar con temas preseleccionados por sus diseñadores. Y no precisamente temas educativos y mucho menos edificantes.
Muchos de estos juegos incentivan a la violencia resultando ganador, desafortunadamente, el más agresivo.
El juego y los niños de la era tecnológica. Efectivamente, en estas ultimas décadas, la ausencia de una planificación urbana efectiva y el costo de la construcción, han hecho que cada vez los niños tengan menos espacio para jugar. Las barriadas y los niños de clase media y clase media alta han sido afectados. No hay suficientes parques, y los que existen necesitan seguridad y mantenimiento.
"Los apartamentos son cada vez mas pequeños y la mayoría no tiene área infantil. Muchos arquitectos han dejado de lado las necesidades de los niños de jugar en espacios abiertos para crecer sanos, aprender a compartir, a comunicarse; desarrollar habilidades motoras para dominar su cuerpo, canalizar las energías y sublimar la agresividad normal.
Así también, desarrollar capacidad de atención y concentración con los juegos infantiles, por la necesidad de atender para no caerse al subirse a una mata o a una bicicleta, patineta o patines, así lo explica Vanessa Espaillat, psicóloga clínica, terapista de familia refiriéndose al tema.
Abunda que éstos son niños de apartamentos, o de barriadas donde no hay espacio y el hacinamiento se impone.
Los padres que económicamente pueden, para "tranquilizar" las energías naturales de los niños, han recurrido a juegos electrónicos, como el nintendo, play station, game cube, el uso de juegos para computadora, el internet, el chateo, la televisión, actividades muchas veces solitarias, que si no se acompañan de la posibilidad de ser compartidas con otras actividades sociales, deportivas, es decir humanizantes, dejaran al niño con pocas habilidades para socializar y desarrollar sus capacidades físicas y mentales, considera Vanessa.
Por eso, ahora hay mas niños con dificultades escolares, pues no han podido canalizar su agresividad natural a través del juego, y la inquietud les impide estar tranquilos y aprender.
Los juegos de mesa que ayudan a desarrollar la capacidad de seguir reglas, de compartir con amigos y familiares, y crecer en habilidades intelectuales han sido sustituidos por juegos electrónicos que desarrollan otras habilidades.
Los juegos cambian acorde a los tiempos
Los factores ambientales definitivamente influyen en el modo de entretención de los niños.
Así, con el pasar de los tiempos, los juegos se han visto sometidos a un proceso de transformación.
¿Positivo? Habría que analizarlo.
Los altos índices de criminalidad y la falta de seguridad ha obligado a los padres a encerrar a sus hijos. Bien sea en sus casas o en un recinto social o deportivo.
El exceso de deberes escolares se traduce en falta de tiempo, por un lado; por el otro la falta de espacio que caracteriza la mayoría de las viviendas hoy día, obliga a diseñar maneras de juego que se ajusten a estas circunstancias y situaciones.
La tecnología comienza a parir juegos cada vez más pequeños y cada vez más absorbentes, que pueden desarrollarse en cualquier lugar y a cualquier hora. Muchos de ellos con compañeros virtuales. Ausentes de supervisión por parte de un adulto.
Resultado: niños cada vez más solitarios, cada vez más distraídos, como si viviesen en otro espacio.
Campañas contra los juegos bélicos
"Es necesario también tener cuidado con las campañas realizadas con la buena intención de evitar la violencia, pero que evidencian una falta de conocimiento de la naturaleza psicológica de los niños, y del verdadero origen de la violencia y de cómo combatirla", alerta la psicóloga, Vanessa Espaillat.
Cuestiona los esfuerzos que los psicólogos infantiles de este país han hecho, los que incluyen visitas a los medios de comunicación y a eventos, para persuadir en este sentido.
"Esto sólo ha dejado a los niños y a los padres dominicanos confundidos ya que se cree que evitando a que jueguen con juegos bélicos, en el mañana serán mas sanos y menos violentos", subraya.
Mientras más se reprime la agresividad –sostiene- más aumenta la violencia. El niño que juega a ser agresivo, no significa que en la realidad sea agresivo, ya que aprenderá a canalizar su agresividad a través del juego.
En un análisis realizado por la Revista Time sobre el perfil de los adolescentes que asesinaron compañeros y maestros en las escuelas hace unos años en los Estados Unidos, todos tenían en común maltrato en los hogares y en las escuelas, donde tenían un perfil bajo, y habían aguantado todo tipo de abuso, sin haber exteriorizado antes su malestar.
"Sublimando a través del juego su naturaleza agresiva, el niño podrá dominar sus pulsiones. No hay persona más pacífica que alguien entrenado en artes marciales, y el que pudo jugar a los indios y vaqueros", enfatiza la experta en el tema. Lo que genera la violencia- insiste- es el abuso físico y verbal, el maltrato intra familiar, las injusticias sociales, la pobreza, el mal ejemplo, la corrupción, jamás el jugar con pistolas.
El juego no es la realidad. Y el niño sano entiende esto a la perfección. Para crecer ha necesitado diferenciar la realidad, de la imaginación y la fantasía que existe en su mundo interior.
Ayer jugábamos a las canicas, al "topao", al teléfono (el oído y la voz como únicos elementos); a las escondidas, al pañuelo, a la gallinita ciega. Nadie se aburría y alrededor de cualquier botella o lata vacía se desarrollaban los mejores y más divertidos juegos.
La puesta del sol era el horario de regresar a casa.
La escena de juego eran las aceras y las calles.
Cualquier muro de una verja era el ideal para lanzarse al jugar "el que caiga más bonito ese es" y era ese el ganador. Bastaba saltar y acomodarse en la posición que mejor nos pareciera.
Juegos sencillos, prácticos, divertidísimos, donde la imaginación echaba a volar y lo único que nos requerían era nuestro constante movimiento físico y la socialización permanente.
Eso, tal vez, contribuyó a que en esa época (la de los 70) no se solía escuchar hablar de psicólogos, endocrinólogos, terapeutas y demás. Tampoco de dislexia, déficit de atención y menos aún depresión. Porque nadie se deprimía y nadie estaba en sobrepeso. A lo que más se llegaba era a una gripe, con fuerte catarro, a lo sumo. Siempre había tiempo para jugar y también para estudiar.
Lamentablemente, estas formas, estos modos tan divertidos de jugar se extinguieron y muy difícil es rescatarlos en estos tiempos de alta tecnología donde no se concibe un adolescente sin celular, sin un I pod, (ahora I pod video); una laptop, o cualquier video juego de esos que desconecta a los niños de su mundo exterior encerrándolos cada vez más en sí mismos. Sumergiéndolos en un estilo de vida caracterizado por el sedentarismo.
De ahí la necesidad hoy día de visitar al endocrinólogo, al psicólogo, al terapeuta o al consejero.
Para colmo de males, lo único saludable que perdura a través del tiempo es el deporte y ha dejado de ser un juego para convertirse en una burda competencia perdiendo su verdadera esencia: compartir, ejercitarse sanamente.
Nos preguntamos pues ¿a qué juegan los niños de hoy?
El juego es vital en muchos aspectos del desarrollo social, emocional e intelectual de los niños y en su aprendizaje académico.
Es la vía más apropiada que tienen niños y adolescentes para probar sus habilidades y aptitudes, así como para aprender nuevos conceptos y vivir nuevas experiencias.
El juego enseña a los niños a interactuar de manera positiva con otros niños y contribuye a la manera en que ellos se ven a si mismos en ese proceso de aprendizaje que implica el diario vivir.
Imaginación, creatividad, capacidad. De muchos es sabido que los juguetes tienen una influencia muy importante en el juego. Unos tienden a promover la creatividad y la imaginación de los niños, otros no.
La tecnología que reina hoy día, si bien no limita la imaginación y la creatividad de los niños, tampoco las estimula. Su capacidad se ve circunscrita a los mandatos de esos cada vez más pequeños artefactos que, como dictadores, dan instrucciones una tras la otra; "indican" a los niños cómo deben jugar y hasta los guían a jugar con temas preseleccionados por sus diseñadores. Y no precisamente temas educativos y mucho menos edificantes.
Muchos de estos juegos incentivan a la violencia resultando ganador, desafortunadamente, el más agresivo.
El juego y los niños de la era tecnológica. Efectivamente, en estas ultimas décadas, la ausencia de una planificación urbana efectiva y el costo de la construcción, han hecho que cada vez los niños tengan menos espacio para jugar. Las barriadas y los niños de clase media y clase media alta han sido afectados. No hay suficientes parques, y los que existen necesitan seguridad y mantenimiento.
"Los apartamentos son cada vez mas pequeños y la mayoría no tiene área infantil. Muchos arquitectos han dejado de lado las necesidades de los niños de jugar en espacios abiertos para crecer sanos, aprender a compartir, a comunicarse; desarrollar habilidades motoras para dominar su cuerpo, canalizar las energías y sublimar la agresividad normal.
Así también, desarrollar capacidad de atención y concentración con los juegos infantiles, por la necesidad de atender para no caerse al subirse a una mata o a una bicicleta, patineta o patines, así lo explica Vanessa Espaillat, psicóloga clínica, terapista de familia refiriéndose al tema.
Abunda que éstos son niños de apartamentos, o de barriadas donde no hay espacio y el hacinamiento se impone.
Los padres que económicamente pueden, para "tranquilizar" las energías naturales de los niños, han recurrido a juegos electrónicos, como el nintendo, play station, game cube, el uso de juegos para computadora, el internet, el chateo, la televisión, actividades muchas veces solitarias, que si no se acompañan de la posibilidad de ser compartidas con otras actividades sociales, deportivas, es decir humanizantes, dejaran al niño con pocas habilidades para socializar y desarrollar sus capacidades físicas y mentales, considera Vanessa.
Por eso, ahora hay mas niños con dificultades escolares, pues no han podido canalizar su agresividad natural a través del juego, y la inquietud les impide estar tranquilos y aprender.
Los juegos de mesa que ayudan a desarrollar la capacidad de seguir reglas, de compartir con amigos y familiares, y crecer en habilidades intelectuales han sido sustituidos por juegos electrónicos que desarrollan otras habilidades.
Los juegos cambian acorde a los tiempos
Los factores ambientales definitivamente influyen en el modo de entretención de los niños.
Así, con el pasar de los tiempos, los juegos se han visto sometidos a un proceso de transformación.
¿Positivo? Habría que analizarlo.
Los altos índices de criminalidad y la falta de seguridad ha obligado a los padres a encerrar a sus hijos. Bien sea en sus casas o en un recinto social o deportivo.
El exceso de deberes escolares se traduce en falta de tiempo, por un lado; por el otro la falta de espacio que caracteriza la mayoría de las viviendas hoy día, obliga a diseñar maneras de juego que se ajusten a estas circunstancias y situaciones.
La tecnología comienza a parir juegos cada vez más pequeños y cada vez más absorbentes, que pueden desarrollarse en cualquier lugar y a cualquier hora. Muchos de ellos con compañeros virtuales. Ausentes de supervisión por parte de un adulto.
Resultado: niños cada vez más solitarios, cada vez más distraídos, como si viviesen en otro espacio.
Campañas contra los juegos bélicos
"Es necesario también tener cuidado con las campañas realizadas con la buena intención de evitar la violencia, pero que evidencian una falta de conocimiento de la naturaleza psicológica de los niños, y del verdadero origen de la violencia y de cómo combatirla", alerta la psicóloga, Vanessa Espaillat.
Cuestiona los esfuerzos que los psicólogos infantiles de este país han hecho, los que incluyen visitas a los medios de comunicación y a eventos, para persuadir en este sentido.
"Esto sólo ha dejado a los niños y a los padres dominicanos confundidos ya que se cree que evitando a que jueguen con juegos bélicos, en el mañana serán mas sanos y menos violentos", subraya.
Mientras más se reprime la agresividad –sostiene- más aumenta la violencia. El niño que juega a ser agresivo, no significa que en la realidad sea agresivo, ya que aprenderá a canalizar su agresividad a través del juego.
En un análisis realizado por la Revista Time sobre el perfil de los adolescentes que asesinaron compañeros y maestros en las escuelas hace unos años en los Estados Unidos, todos tenían en común maltrato en los hogares y en las escuelas, donde tenían un perfil bajo, y habían aguantado todo tipo de abuso, sin haber exteriorizado antes su malestar.
"Sublimando a través del juego su naturaleza agresiva, el niño podrá dominar sus pulsiones. No hay persona más pacífica que alguien entrenado en artes marciales, y el que pudo jugar a los indios y vaqueros", enfatiza la experta en el tema. Lo que genera la violencia- insiste- es el abuso físico y verbal, el maltrato intra familiar, las injusticias sociales, la pobreza, el mal ejemplo, la corrupción, jamás el jugar con pistolas.
El juego no es la realidad. Y el niño sano entiende esto a la perfección. Para crecer ha necesitado diferenciar la realidad, de la imaginación y la fantasía que existe en su mundo interior.
Diario Libre


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