Conocer los síntomas
Hay errores tan frecuentes que se han merecido el dudoso honor de ser nombrados con unas palabras que los hacen parecerse más a enfermedades que a malos usos lingüísticos. Tres de ellos están relacionados con nuestro tan traído y llevado que. Del queísmo y del dequeísmo ya hemos tratado en otras Eñes. Hoy quiero presentarles el quesuismo, un uso más frecuente de lo que nos gustaría tanto en la lengua hablada como en la escrita.
Conocer sus síntomas es el primer paso para tratarlo. Su mismo nombre nos apunta en qué consiste el error: utilizar la secuencia formada por que más el adjetivo posesivo su donde deberíamos usar el relativo posesivo cuyo. Vamos a los ejemplos. Si leen la frase *Me gustan las novelas que su protagonista es misterioso, encontrarán la secuencia de la que les hablo.
Si estamos escribiendo, lo correcto es redactarla como Me gustan las novelas cuyo protagonista es misterioso. Sin duda el relativo posesivo cuyo va perdiendo terreno, incluso en la lengua escrita, a pesar de su evidente utilidad. En la lengua hablada casi nunca lo encontramos, por no decir nunca. ¿Qué recursos tenemos entonces para evitar el quesuismo cuando hablamos? La lengua siempre nos ofrece otras opciones con las que debemos familiarizarnos. Podemos recurrir a la preposición (Me gustan las novelas con un protagonista misterioso) o a la combinación del relativo que con un verbo que indique posesión (Me gustan las novelas que tienen un protagonista misterioso).
Siempre admiramos a los hablantes cuya expresión es correcta, a los hablantes que muestran respeto por la lengua; y eso solo se consigue con atención, conocimiento y práctica. Son la medicina más eficaz. Todos podemos mejorar si nos lo proponemos.
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