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Un signo resbaloso

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Un signo resbaloso

Nos hemos propuesto hacernos maestros del resbaloso punto y coma. Su uso no es una cuestión de todo o nada, sino de grado. Refleja un grado mayor de independencia sintáctica entre dos elementos que la coma y un grado menor que el punto. Dónde esté el límite de esa gradación depende del sentido que queramos dar a nuestras palabras.

El Diccionario panhispánico de dudas registra para este signo de puntuación tres usos esenciales; dos de ellos los analizaremos hoy y el tercero quedará para la próxima Eñe. El primer uso tiene una razón eminentemente práctica de claridad en la organización de lo escrito. Sabemos que la coma separa los elementos de las enumeraciones: Podemos elegir entre café, té, jugo y agua. Si cada uno de los elementos enumerados contiene ya una coma, debemos optar por el punto y coma para separarlos: Podemos elegir entre café, té o agua; jugos de piña, guayaba o limón; refrescos variados, con y sin azúcar. Prueben a sustituir el punto y coma por la coma y se darán cuenta del galimatías.

Cuando elegimos conjunciones adversativas (pero, mas), concesivas (aunque, sin embargo) o consecutivas (por tanto, por consiguiente) para encabezar un enunciado largo, debemos preferir el punto y coma a la coma. De nuevo recurrimos al ejemplo. Si decimos Llegué a tiempo, aunque por los pelos, optamos por la coma debido a la brevedad de la oración encabezada por la conjunción aunque. Sin embargo, si esta oración fuera más larga, deberíamos echar mano del punto y coma: Llegué a tiempo; aunque no se imagina las dificultades que tuve para encontrar parqueo después de pasarme más de una hora en el tapón habitual.

Ya tienen aquí dos contextos para el uso del punto y coma para que vayan practicando. Y recuerden, sutileza y elegancia. ¿Quién se atreve a menospreciarlas cuando de escribir se trata?

TEMAS -

María José Rincón González, filóloga y lexicógrafa. Apasionada de las palabras, también desde la letra Zeta de la Academia Dominicana de la Lengua.