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Una cosa y su contraria

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Una cosa y su contraria

Mucho perseguimos los que aspiramos a buenos hablantes (y escribientes, cuando toca) la propiedad en el decir. Define el Diccionario de la lengua española la propiedad como el ‘significado o sentido peculiar y exacto de las voces o frases’. Sin embargo, sucede que la lengua aprovecha en ocasiones el mecanismo contrario para incrementar su capacidad expresiva. Es un recurso lingüístico que se conoce como antífrasis y que consiste en referirse a las personas o a las cosas con palabras que significan precisamente lo contrario de lo que se quiere decir. Algunas de estas antífrasis se han establecido en el uso hasta tal punto que las vemos registradas en los diccionarios. La expresión coloquial ahí es nada, por ejemplo, se utiliza para destacar la importancia o la cantidad de algo: Consiguió el primer lugar de la clasificación; ahí es nada.

En el español dominicano también tenemos nuestras antífrasis, especialmente en el lenguaje coloquial. El sustantivo verdugo, según la definición académica, designa a la persona encargada de aplicar un castigo corporal impuesto por la justicia. En nuestra expresión coloquial lo usamos, como define el Diccionario del español dominicano, para designar a una persona que se destaca en alguna actividad: Ganó la medalla de oro; ¡qué verduga!. Algo similar sucede con el sustantivo monstruo, teñido de matices negativos, e incluso despectivos, que nuestro lenguaje coloquial transforma por antífrasis en una forma de ponderar o destacar positivamente a alguien (¡Es un monstruo para los negocios!). Incluso lo hemos convertido en una fórmula para dirigirnos coloquialmente con familiaridad a un amigo: Vaya, monstruo, me alegro de verte por aquí. Capacidades curiosas de nuestra lengua que nos permiten decir con la misma palabra una cosa y su contraria. Nunca dejamos de aprender y de sorprendernos.

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María José Rincón González, filóloga y lexicógrafa. Apasionada de las palabras, también desde la letra Zeta de la Academia Dominicana de la Lengua.