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¿Cuándo un piropo pasa a ser acoso callejero?

El piropo se convierte en una manifestación de acoso sexual callejero cuando éste tiene una connotación sexual

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¿Cuándo un piropo pasa a ser acoso callejero?
La normalización del acoso callejero en el país es tal que cuando una mujer manifiesta su rechazo o disgusto, es catalogada como exagerada. (SHUTTERSTOCK)

“Arroz, qué carne hay”, “Qué buena baqueta pa’ yo guardar este colín”, “Mami, ¿y to’ eso es tuyo?”... Pueden parecer expresiones 'inofensivas' que, si eres mujer, seguro has escuchado al andar por las calles dominicanas. Pero realmente no lo son: lejos de entrar en la clasificación de halago, son piropos que incluso pueden llegar a ser considerados como acoso. 

Así lo refiere la psicóloga Iris Castillo, quien explica que el piropo se convierte en una manifestación de acoso sexual callejero cuando éste tiene una connotación sexual y es dirigido a una persona que, en primer lugar, no se conoce, y que además no ha dado consentimiento para establecer una interacción de este tipo.

Pese a que hay quienes ven los piropos como una forma graciosa o creativa de halagar, la profesional de @lotuscentrointegral enfatiza en que hay una marcada diferencia entre ambos términos. 

“El halago es una forma de expresar admiración o reconocimiento hacia cualquier cualidad de una persona y con la intención de que este sea grato para quien lo reciba”, establece. “En cambio, los piropos son comentarios centrados específicamente en cualidades físicas y tienen una motivación sexual”.

Conducta normalizada en el país

En diciembre de 2022, fue sometido ante el Congreso Nacional por el Poder Ejecutivo un proyecto de Ley Integral que busca que el acoso contra las mujeres en varias vertientes, incluyendo el acoso callejero, sea penalizado en República Dominicana. 

Hasta el momento en el país el acoso laboral es el único que se encuentra tipificado, amparado en el artículo 333-2 de la Ley 24-97 sobre Violencia Intrafamiliar, dejando un vacío legal en lo referente al acoso sexual callejero, según reseña un artículo publicado en el portal de las Naciones Unidas. 

Y, aunque se trata de una conducta normalizada, no quiere decir que sea aceptable. La normalización de este tipo de acoso es tal que cuando una mujer manifiesta su rechazo o disgusto, es catalogada como exagerada. 

“Se minimiza constantemente el efecto que tienen las palabras sobre las personas y también, en ocasiones, se re victimiza a aquellas personas que expresan su malestar al recibir comentarios indeseados en espacios públicos con frases como "Fue solo un piropo" o "Tú lo provocaste ", señala Castillo.

El acoso sexual callejero tiene repercusiones a nivel emocional. Las víctimas pueden experimentar miedo, resentimiento, ira y otras emociones de malestar que pueden ser perjudiciales para su salud mental, así como también pueden llegar a normalizar y aceptar este maltrato hacia su persona.

De acuerdo con la experta, normalizar el acoso sexual callejero es una forma de perpetuar estas conductas inadaptas que muchas veces se adquieren por aprendizaje social e impiden que se asuman otras formas más adaptadas y respetuosas de acercamiento social. 

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