¿Cómo evitar intoxicaciones alimentarias en las cenas festivas de esta temporada?
Es una enfermedad transmitida por alimentos o bebidas contaminados con gérmenes u otros elementos dañinos

La temporada navideña está llena de encuentros. Toda reunión amerita alimentos y con cada una aumenta el riesgo de padecer intoxicaciones alimentarias debido al manejo inadecuado de los alimentos. Estas afecciones, explica la infectóloga Elianet Castillo (Cemdoe), "resultan de la ingesta de alimentos contaminados con microrganismos, toxinas o sustancias químicas".
Una intoxicación alimentaria es una enfermedad transmitida por alimentos o bebidas contaminados con gérmenes u otros elementos dañinos. Los síntomas suelen comenzar horas o días después de comer el alimento responsable y, en la mayoría de los casos, se presentan de forma leve y se resuelven sin tratamiento, indican los especialistas de la Clínica Mayo.
Los alimentos que con mayor frecuencia se relacionan con este tipo de episodios incluyen el huevo, carnes insuficientemente cocidas o recalentadas de forma inadecuada, mayonesas y cremas, leche no pasteurizada, mariscos y productos frescos como frutas y vegetales.
Mientras que las principales causas suelen ser bacterias, virus, parásitos intestinales, toxinas, bacterias que producen toxinas y moho tóxico.
A continuación, consejos esenciales para minimizar riesgos el fin y principio de año:

Lávate bien las manos: La higiene es crucial: no sirve de nada lavar los alimentos si tus manos están sucias. Debes lavarlas antes, durante y después de preparar alimentos, y especialmente después de manipular carnes, pollo, pescado, harina o huevos crudos.
Lava cuidadosamente frutas y verduras. Lava todos los productos frescos, incluso si vas a pelarlos. Los microbios presentes en la cáscara pueden contaminar la pulpa cuando los cortas.
Separa los alimentos y limpia los utensilios. Durante la preparación simultánea de varios platos es común mezclar utensilios entre carnes crudas, cocidas y vegetales. Esto puede causar contaminación cruzada. Lava cada utensilio después de usarlo o asigna uno para cada tipo de alimento.
Cocina a la temperatura adecuada. Muchos patógenos no sobreviven a temperaturas superiores a 60–65 °C. Cocina los alimentos por al menos dos minutos a este rango para asegurar su inocuidad.
No dejes alimentos perecederos fuera de la nevera. Platos con lácteos, ensalada rusa o carnes cocidas pueden dañarse si permanecen largo tiempo a temperatura ambiente.
Si no se van a consumir de inmediato, refrigéralos. Lo mismo aplica para las sobras del recalentado navideño.
No marines alimentos en la encimera. El marinado a temperatura ambiente promueve el crecimiento bacteriano. La forma segura es marinar dentro del refrigerador.
Revisa bien las conservas. Verifica la fecha de caducidad y descarta latas golpeadas, oxidadas, abombadas o que desprendan gas u olor desagradable al abrirse.
Síntomas de la intoxicación alimentaria

Ambas fuentes coinciden en que los síntomas pueden aparecer horas, días o incluso semanas después, dependiendo del contaminante. Los más frecuentes incluyen:
- Malestar estomacal
- Náuseas y vómitos
- Diarrea (a veces con sangre)
- Dolor de estómago y cólicos
- Fiebre
- Dolor de cabeza
Con menor frecuencia, la intoxicación alimentaria puede afectar el sistema nervioso, causando:
- Visión doble o borrosa
- Problemas para tragar
- Hormigueo o entumecimiento
- Debilidad muscular
- Cambios en la voz
Una pista de que se trata de una intoxicación es que varias personas expuestas al mismo alimento presentan síntomas similares.
Cuándo debes buscar atención médica
En bebés y niños, deberías ponerte en contacto con el pediatra si presenta sed excesiva, cambios en el comportamiento, poca o nula micción, debilidad o mareos, diarrea por más de un día, vómitos frecuentes, sangre en las heces, dolor abdominal intenso y fiebre (especialmente en menores de 2 años).
Mientras que, en adultos, los síntomas neurológicos (visión borrosa, debilidad, hormigueo); cambios en la conducta o confusión, fiebre por encima de 39.4 °C (103 °F), vómitos persistentes, diarrea por más de tres días y señales de deshidratación (sed extrema, boca seca, mareo, poca micción).