Ni minoxidil ni finasterida: este es el fármaco que podría cambiar las reglas de la alopecia
Un tratamiento tópico logra hasta un 539% más de crecimiento capilar frente al placebo y promete convertirse en la gran novedad contra la calvicie masculina en 30 años

La batalla contra la alopecia masculina podría estar entrando en una nueva etapa.
Mientras minoxidil y finasterida siguen siendo los nombres de siempre, un fármaco tópico empieza a ganar protagonismo con cifras que llaman la atención incluso a los más escépticos: en uno de los ensayos clínicos, el crecimiento del cabello fue un 539% mayor que en el grupo placebo.
Si la FDA da el visto bueno en 2026, estaríamos ante el primer tratamiento verdaderamente innovador para la alopecia androgenética en décadas. Y eso, en un terreno donde las promesas suelen ser más abundantes que los resultados, no es poca cosa.
Un ensayo poco común
Los datos proceden de dos ensayos clínicos de fase III con cerca de 1,500 hombres, una muestra inusualmente amplia para este tipo de estudios. Durante varios meses, los participantes aplicaron una solución tópica con clascoterone al 5% directamente en el cuero cabelludo.
El resultado fue doblemente alentador: no solo se frenó la caída del cabello, sino que se observó un repoblamiento capilar significativamente mayor que en quienes usaron placebo. La consistencia entre ambos ensayos refuerza la idea de que no se trata de un efecto puntual ni anecdótico.
Atacar la raíz del problema

La clave está en el cómo. A diferencia de la finasterida -que actúa de forma sistémica- el clascoterone trabaja de manera localizada, bloqueando los receptores androgénicos del folículo piloso. En términos simples: impide que la DHT, principal responsable de la alopecia androgenética, haga su trabajo de encoger y apagar el folículo.
La ciencia lleva años señalando a esta hormona como la gran culpable. Estudios publicados en el Journal of Investigative Dermatology han mostrado cómo la DHT reduce progresivamente el tamaño del folículo hasta volverlo inactivo. Clascoterone entra justo ahí, en el origen del problema, pero sin alterar el equilibrio hormonal del resto del cuerpo.
Seguridad, matices y lo que viene después
Conviene poner las cifras en contexto. Aunque el aumento porcentual frente al placebo es espectacular, la diferencia absoluta en número de cabellos no es tan dramática como sugiere ese 539%. Aun así, los investigadores destacan su perfil de seguridad, un punto crucial en tratamientos de uso prolongado.
De hecho, el fármaco ya fue aprobado en 2020 para tratar el acné bajo el nombre comercial Winlevi, y los ensayos actuales no muestran una absorción sistémica relevante. Los efectos adversos registrados fueron leves y, en su mayoría, no relacionados directamente con el medicamento.
Este enfoque -"primero la piel, luego el folículo"- encaja además con nuevas líneas de investigación que apuntan al papel del microambiente inflamatorio del cuero cabelludo en la pérdida capilar. Al actuar de forma localizada, clascoterone podría esquivar esa inflamación que otras terapias sí desencadenan.
Ahora, el siguiente paso es completar un estudio de seguridad a 12 meses exigido por la FDA. Si todo avanza según lo previsto, la solicitud de autorización en Estados Unidos y la Unión Europea llegará en primavera.
Incluso se estudia su uso combinado con minoxidil, una estrategia que algunos dermatólogos ya exploran.
Para un problema que afecta a uno de cada dos hombres antes de los 50 -y con un impacto emocional nada menor-, la posibilidad de sumar una nueva herramienta eficaz y segura no es solo una buena noticia: puede marcar un antes y un después en la forma de tratar la calvicie.
