Capitán de guerra y mar: la costa más lejana del mundo
La película retoma el aliento de los clásicos

Santo Domingo. El director australiano Peter Weir se dio a conocer con una serie de notables filmes, entre ellos, "El misterio de las rocas colgantes" (1975), "Gallipoli" (1981) y "El año que vivimos en peligro" (1982). Más tarde la industria norteamericana le encargó varias películas con cierto éxito comercial pero sin mayor aporte verdadero a la cinematografía, hasta que en 1998 se hizo cargo del proyecto "El show de Truman", en el cual volvió a brillar su talento. Cinco años después nos brinda toda una proeza de género y estilo.
Los filmes de aventuras en el mar habitualmente centran su atención en la figura del pirata, herencia de la literatura romántica del siglo XVIII, que Errol Flint se encargó de dar continuidad en el cine de los años treinta y cuarenta del siglo pasado; son pocas las películas de época dedicadas a resaltar la vida marinera en las filas de la armada y menos a enaltecer a sus oficiales. En este caso se trata de un relato de persecución: un barco corsario francés ataca una fragata de la marina inglesa y todo el filme se dedica a la búsqueda de una oportunidad para el desquite en el Océano Pacífico.
El capitán a cargo es Jack Aubrey, El afortunado, interpretado por Russell Crowe, actor neozelandés que ha protagonizado excelentes filmes como "Gladiador" y "Una mente brillante". Su desempeño es bueno y el guión le permite hacer uso de todas sus habilidades interpretativas, incluyendo la musical, ya que se trata de un personaje muy completo. De hecho, el tipo de guerrero que se presenta llega a ser incompatible con cierto grado de verosimilitud, especialmente cuando ejecuta piezas de Haendel con su violín.
Pese a tener un antagonista fantasma –el corsario francés- su verdadera contraparte es el médico a bordo, el Stephen Maturin, papel a cargo de Paul Bettany, que representa un contrapunto entre civilización y barbarie. El galeno es además naturalista y el combate en las virginales islas Galápagos pone a su capitán en el dilema entre la observación científica y la guerra.
Lo más interesante del filme es su escenificación, especialmente en secuencias de combate y tormenta. Aquí se despliega en toda su intensidad la capacidad narrativa de Weir, ya que mantiene el control del relato sin que la producción lo desvíe, es decir, la espectacularidad de los efectos está plenamente supeditada a la narración y no al revés, cosa frecuente en superproducciones que buscan lucir la inversión a través de piruetas que nada aportan. Evidentemente su experiencia en filmes como "La Costa Mosquito" y el ya mencionado "Gallipolli" le permitieron al director una conducción certera durante la filmación. La fortaleza en la conducción del relato nos recuerda a algunos directores norteamericanos como Howard Hawks y John Ford. Es un tipo de cine que va directo a la acción, ya que no hay espacio para divagaciones. Por ello, es un filme entretenido y bien narrado, que además entrega mucha información acerca de la cultura marinera.
[b]Ficha técnica[/b]
Dirección: Peter Weir
Guión: Peter Weir y John Collee (basados en la novela homónima de Patrick O'Brian)
Música: Iva Davies, Christopher Gordon, Richard Tognetti
Fotografía: Russell Boyd, Sandi Sissel
Intérpretes: Russell Crowe, Paul Bettany yJames D'Arcy
Los filmes de aventuras en el mar habitualmente centran su atención en la figura del pirata, herencia de la literatura romántica del siglo XVIII, que Errol Flint se encargó de dar continuidad en el cine de los años treinta y cuarenta del siglo pasado; son pocas las películas de época dedicadas a resaltar la vida marinera en las filas de la armada y menos a enaltecer a sus oficiales. En este caso se trata de un relato de persecución: un barco corsario francés ataca una fragata de la marina inglesa y todo el filme se dedica a la búsqueda de una oportunidad para el desquite en el Océano Pacífico.
El capitán a cargo es Jack Aubrey, El afortunado, interpretado por Russell Crowe, actor neozelandés que ha protagonizado excelentes filmes como "Gladiador" y "Una mente brillante". Su desempeño es bueno y el guión le permite hacer uso de todas sus habilidades interpretativas, incluyendo la musical, ya que se trata de un personaje muy completo. De hecho, el tipo de guerrero que se presenta llega a ser incompatible con cierto grado de verosimilitud, especialmente cuando ejecuta piezas de Haendel con su violín.
Pese a tener un antagonista fantasma –el corsario francés- su verdadera contraparte es el médico a bordo, el Stephen Maturin, papel a cargo de Paul Bettany, que representa un contrapunto entre civilización y barbarie. El galeno es además naturalista y el combate en las virginales islas Galápagos pone a su capitán en el dilema entre la observación científica y la guerra.
Lo más interesante del filme es su escenificación, especialmente en secuencias de combate y tormenta. Aquí se despliega en toda su intensidad la capacidad narrativa de Weir, ya que mantiene el control del relato sin que la producción lo desvíe, es decir, la espectacularidad de los efectos está plenamente supeditada a la narración y no al revés, cosa frecuente en superproducciones que buscan lucir la inversión a través de piruetas que nada aportan. Evidentemente su experiencia en filmes como "La Costa Mosquito" y el ya mencionado "Gallipolli" le permitieron al director una conducción certera durante la filmación. La fortaleza en la conducción del relato nos recuerda a algunos directores norteamericanos como Howard Hawks y John Ford. Es un tipo de cine que va directo a la acción, ya que no hay espacio para divagaciones. Por ello, es un filme entretenido y bien narrado, que además entrega mucha información acerca de la cultura marinera.
[b]Ficha técnica[/b]
Dirección: Peter Weir
Guión: Peter Weir y John Collee (basados en la novela homónima de Patrick O'Brian)
Música: Iva Davies, Christopher Gordon, Richard Tognetti
Fotografía: Russell Boyd, Sandi Sissel
Intérpretes: Russell Crowe, Paul Bettany yJames D'Arcy
Diario Libre
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