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Actriz Dania Ramírez, voz en defensa de inmigrantes que invoca tolerancia y compasión

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Actriz  Dania Ramírez,   voz en defensa de inmigrantes que invoca tolerancia y compasión
La actriz Dania Ramírez, con sus gemelos, surge como otra voz en defensa de los inmigrantes. (FOTO: SUGAR POP)

NUEVA YORK. Nacida el 8 de noviembre de 1979 en un barrio populoso de Santo Domingo en la República Dominicana y recordando las penurias y carencias de servicios, que obligaban en su casa a cargar agua en cubos para poder bañarse, la actriz Dania Ramírez, una de las más descollantes estrellas latinas en Hollywood, surge como otra voz en defensa de los inmigrantes, abogando por la tolerancia y compasión por los extranjeros que vienen a Estados Unidos en busca de una menor vida.

Hija de un químico y una profesora, Dania, debutante en un papel estelar en la película “X-Men, The Last Stand” en 2006, dijo que sus padres se vieron obligados a emigrar quedándose ilegalmente en Estados Unidos a causa de la situación económica en su país.

Con seis meses de edad, ella se quedó con su abuela en Cotuí, ciudad minera en el Cibao Central de la República Dominicana, mientras sus padres profesionales tuvieron que trabajar en factorías de ropas en Nueva York.

Relató en una entrevista con la revista Viva editada por el Daily News, que se crió sin electricidad, con algunas horas de luz, agua potable ni televisión.

“Recuerdo vívidamente, el uso de cubos de agua para usarlos en el baño”, dijo la actriz.

Dania, con papeles sobresalientes en la popular serie de HBO “The Sopranos”, “Heroes” y “Devious Maids”, atribuye gran parte de su éxito y su independencia a la lucha de las calles.

“Ellos eran personas educadas. Solo querían encontrar trabajo y construir un futuro mejor para sus hijos “, dijo en referencia a sus progenitores.

“Eso es algo que realmente no se entiende cuando se es un niño. Así que para mí había una sensación de abandono. Pero también se sentía normal. Una gran cantidad de niños a mi alrededor estaban en la misma situación“, dijo.

Cuando tenía 9 años de edad, consiguió un visado de tres meses para visitar a una tía en Puerto Rico. Su hermana Danilda, por su parte, consiguió una visa de cinco años para reunirse con sus padres en Manhattan.

Danilda se negó a viajar sola, así que la familia accedió a que las hermanas compraran dos pasajes para el aeropuerto Kennedy y trataran de sonreír juntas en su camino.

“Estaba muy nerviosa. Estaba temblando”, narra Ramírez, de 37 años de edad. “Sólo recuerdo que estaba sonriendo y diciendo ¡gracias!, y luego agarré mi pasaporte y seguí mi camino. Y así es como llegué a los Estados Unidos”.

A medida que el avión descendía sobre Nueva York, Ramírez no podía creer que estaba viendo todas las luces brillantes de la ciudad.

Ramírez cuenta que su entusiasmo se convirtió rápidamente en frustración, cuando su madre las llevó a su apartamento de protección oficial en un edificio de la calle 169 Oeste y avenida Broadway, en el Alto Manhattan.

Con su familia de cinco miembros, incluyendo una hermana más joven, nacida en Nueva York, compartió una habitación individual, ya que dividieron la unidad con otra familia.

La barrera del idioma fue otro reto

La actriz tomó la determinación de aprender inglés en su primer año. “Solo sabía que este era un país difícil de entrar, y yo estaba agradecida de haber llegado”, agregó.

Cuando tenía 12 años, solicitó su tarjeta verde (residencia) pero tuvo que regresar a la República Dominicana porque había violado el tiempo de su visa de turista.

“Fue muy estresante. Estaba tan asustada”, narra.

Para entonces sus padres se habían legalizado, y Ramírez hablaba inglés y su petición fue aceptada.

La actriz, de 5 pies y 4 pulgadas, se convirtió en una jugadora estrella de voleibol en la Escuela Secundaria Memorial en West New York de Nueva Jersey, y utilizó su talento para lograr la admisión temprana a la Universidad Estatal de Montclair y graduarse con un título en comunicaciones.

Después de conseguir un trabajo a tiempo parcial en una pequeña agencia de modelos en Union City (Nueva Jersey), tuvo la oportunidad de hacer un casting (audición) en el famoso centro de modelaje Wilhemina de Manhattan.

Ella entró, pasó la tarjeta de visita en el mostrador y dijo que tenía una reunión con la gerente, Marta Michaud.

“Es decir, que estaba loca. Entré y me inscribí”, relata Ramírez. “Ser inmigrante le da a una mucho valor. Me sentía ya como una superviviente”, enfatizó.

Obtuvo su tarjeta para trabajar como extra en la película de 1997 “Subway Stories” de HBO e hizo el papel de la novia de Kerry Washington en la película del 2004 dirigida por Spike Lee “She Hate Me”.

Ese papel llamó la atención de la súper productora de Brett Ratner, quien la eligió para la producción “X-Men: The Last Stand”.

Ella interpretó a la novia de AJ en la última temporada del mega éxito de HBO “Los sopranos”, y fue la coprotagonista romántica en la película del 2012 “Premium Rush”.

Después de un papel estelar reciente en cuatro capítulos de la serie “Devious Maids”, está ahora promocionando su nueva película de terror “Lycan”, que produjo y protagonizó con su esposo John (Bev) Land como director.

Sentada en el jardín bañado por el sol de su casa en Los Ángeles (California), que comparte con su esposo y sus gemelos de tres años de edad, Ramírez dijo que espera que su experiencia inspire a los inmigrantes.

Ella cree en que las historias individuales son la mejor manera de construir la empatía y el respeto, especialmente en el actual clima político.

“Estados Unidos fue construido por inmigrantes”, dijo. “Los inmigrantes vienen aquí por trabajo, para contribuir y llegar a un lugar mejor. Esa es mi historia. Es una historia de esperanza”.

Ahora planea publicar un libro sobre su historia personal y evita cuidadosamente cualquier mención directa al presidente Donald Trump.

“Soy una artista, no una política”, aclaró.

Pero dejó claro que no apoya la prohibición de viajes de Trump a los países de mayoría musulmana.

“En mi opinión, las prohibiciones en general son locas. Es extremo”, dijo. “En última instancia, no se trata de una pared o una prohibición, se trata de tener diferentes culturas, mostrando tolerancia y la compasión del uno hacia el otro”.

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