VIDEO | Bette Davis, la última diva
Siempre le antecedió su fama de mujer difícil y enérgica, de indudable mal genio y sarcástica.
REDACCIÓN DE EFE. Han pasado 25 años, pero los ojos de Bette Davis siguen iluminando el universo del cine; la estrella, que vivió sus últimos momentos de gloria en el Festival de Cine de San Sebastián, donde recibió el primer premio Donostia que se entregaba a una mujer, exhaló su último aliento en París, en 1989, víctima de un cáncer de mama. Fue la última diva.
Ruth Elizabeth Davis, conocida como Bette Davis, actriz de teatro y de cine, nació en Lowell, Estado de Massachusetts (EEUU), el 5 de abril de 1908.
Desde joven quiso ser enfermera, pero su familia le aconsejó que se dedicara al teatro y así lo hizo; estudió baile y siguió cursos en Nueva York, ciudad donde debutó tras la indisposición de la primera actriz en la comedia "Brodway" (1928).
En 1931 empieza a trabajar para la Warner Brothers, previo paso por la Universal, donde se queda hasta 1949: son los años de su mayor y mejor producción, los que la convierten en un "monstruo sagrado".
Con los directores M. Curtiz y con Alfred Green realiza su mayor número de filmes, de los más de 100 que rodó en dos décadas; de esta etapa son "Waterloo Bridge" (1931), "The Cavin in the Cotton" (1932) o "Fashions of 1934" (1934), y las dos cintas por las que se llevaría sus dos Óscar: "Dangereux", en 1935, y "Jezabel", en 1938.
Fría, dura...y mala
Especializada en papeles de mujer dura, tiránica y mala, realiza una serie de filmes de gran dramatismo: "The Sisters", 1938; "Dark Victory" (1939) y "The Old Maid" (1939).
El salto llega, sin embargo, a partir de los años cuarenta, cuando Davis filma los papeles por los que se la recordará siempre: "Now, Voyager" (1942); "In This Our Life" (1942); "The Little Foxes"; "All about Eve" (1951) o "Payment on Demand" (1951).
En esta época es dirigida por Anatole Litvak, Billy Wyler, John Huston, Jean Negulesco y Joseph L.Mankiewicz y es nominada para el Oscar otras cuatro veces; recibe honores, títulos y premios, pero una operación la retira del cine por un tiempo.
En 1961 regresa por la puerta grande con "Pocketful of Miracles", de Frank Capra, y "What Ever Happened to Baby Jane?", de Robert Aldrich en 1982, entre otros éxitos.
Poco después, la actriz aseguraba que nunca se retiraría y siempre andaba tras la búsqueda de nuevas actividades, entre ellas, series de televisión y cortometrajes.
En 1983 sufrió una congestión cerebral y fue sometida a una operación del cáncer que padecía.
Sus últimas películas fueron "The Whales of August" en 1987, y la comedia fantástica "Wicked Stepmother", filmada a principios de 1988.
Una vida de premios
Eterna fumadora, siempre le antecedió su fama de mujer difícil y enérgica, de indudable mal genio y sarcástica por demás; pero también fue una luchadora que no se mordía la lengua; en 1982 publicó sus memorias, bajo el título "Bette Davis al desnudo".
Estuvo casada cuatro veces, y tuvo tres hijos, de los cuales dos son adoptados.
Bette Davis es, probablemente, la estrella que más veces ha estado nominada a un Óscar, once en total. Recibió dos estatuillas.
Poseedora también de un Globo de Oro honorífico, el Cecil B. DeMille, tuvo nominaciones en los BAFTA y en los EMMY y ganó más de veinticinco premios por los más de un centenar de papeles que interpretó en su vida. También recibió los premios de interpretación de la Bienal de Venecia, en 1937, y de Cannes, en 1951.
Y en 1989, Bette Davis recibió una invitación para acudir a recibir el premio Donostia, un reconocimiento por toda una vida dedicada al cine que el entonces jovencísimo Festival de Cine internacional de San Sebastián le concedía por primera vez a una mujer.
El Donostia, y el documental
Así que a sus 81 años y, a pesar de su delicadísimo estado de salud, que apenas le permitía sostenerse en pie, la actriz emprendió un viaje de varias jornadas desde Los Ángeles, con escalas en Nueva York, París y Biarritz.
Ya en San Sebastián, acompañada siempre por Kathryn Sermak, su asistente personal, "sombra" de la actriz hasta sus últimos días, se encerró durante cinco días en su suite del hotel María Cristina y allí planificó con detalle todas sus apariciones públicas.
"El concepto de estrella de Hollywood ha cambiado mucho, la diva inalcanzable ya no existe, ella fue, probablemente, la última diva", aseguraba Pedro González Bermúdez, autor del documental "El último adiós de Bette Davis" sobre estos días previos a su muerte (6 de octubre de 1989), que la actriz pasó en San Sebastián.
El reportaje desvela la verdad sobre el mítico equipaje de la estrella de Hollywood (más de cuarenta baúles); explica el plante de los fotógrafos en el posado del hotel María Cristina y recoge la ceremonia de entrega del premio y la rueda de prensa previa en la que, envuelta en el humo de sus cigarrillos, disfrutó recordando su carrera.
Y descubre qué hizo Davis en los cinco días previos a su aparición ante el público y que pasó encerrada en su habitación.
"He estado comiendo, durmiendo, planeando el maquillaje que tenía que lucir, la ropa que iba a vestir. Todo para poder ofrecer lo mejor que llevo dentro a este gran festival", se ve y se oye decir a la estrella, extremadamente coqueta y vivaz, dado su estado.
Terminado el certamen, Bette Davis quiso alargar su estancia pero no tardó en encontrarse mal. Fue trasladada en un vuelo especial al Hospital Americano de París, donde murió pocos días después.
"Davis era consciente de que el Premio Donostia suponía su última aparición en público, pero era tan luchadora que jamás se hubiera entregado. Creo que nunca llegó a rendirse", resumió el director de la cinta.
Diario Libre
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