Festival de Cannes: Clint Eastwood en clase magistral

CANNES. De las más importantes cosas sucedidas en el 70 Festival de Cannes, más allá de los ferreos e incómodos, pero imprescindibles controles militares, están las clases magistarles de Clint Eastwood y Alfonso Cuarón y la realización del proyecto en 3D, de realidad aumentada de Iñárritu, en un angar del aeropuerto local.

A los 86 años, Eastwood volvió a Cannes para recibir un hoemnaje con la copia restaurada de su filme Unforgiven (1992), y a la vez dictó una Clase Magistral en la que se refirió a Don Siegel, director de The Beguiled (coincide un remake de Sofía Copola en la Sección Oficial). Eastwood reconoció que aprendió de Siegel “la economía de trabajo –algo que sólo es capaz de hacer alguien que sabe lo que quiere– optando casi siempre por las primeras tomas, ya que jamás iguala el impacto de la primera vez que se recitan los diálogos”, expresó.

Desde niño le encantó el westerns: “¿Mis ídolos en ese momento? Gary Cooper, James Stewart, John Wayne... Nací durante la Depresión y mis padres se estaban muriendo de hambre, pero como niños, realmente no nos dábamos cuenta. A mi hermana y a mí siempre nos dieron lo suficiente”, recordó el pasado día 21 en la sala Buñuel, acompañado del crítico norteamericano Keneth Turan.

Hablando de política, opinó lacónicamente que “Hoy, nos estamos matando con corrección política; realmente hemos perdido nuestro sentido del humor...”.

Sobre The Bridges of the Madison County expresó que la película fue inspirada por un libro. “Cuando lo leí por primera vez, pensé que el protagonista debería haber sido la mujer y no el hombre. A Meryl Streep no le gustó el libro, pero cambió de opinión después de leer el guión”.

Sobre su pasión de dirigir confirmó que le gusta hacer una primera toma para ver qué pasa en las caras de mis actores. “Si todo funciona después de la primera toma, todo el mundo se queda atrapado en esta dinámica positiva, y realmente ayuda con el resto del rodaje”.

“El cine es completamente emocional; no es intelectual en absoluto. Un ejemplo: me gusta jugar al golf, pero no quiero jugar al golf. Lo mismo ocurre con la dirección”, dijo abiertamente quien presidiera el jurado de Cannes en 1994.

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Alfonso Quiñones