VIDEO | Los Alpes, Marion Cotillard y los cólicos nefríticos
CANNES, FRANCIA. Si en francés suena bonito “Mal de pierres”, que traducido literalmente sería algo así como Mal de piedras, en español sus sustituto no lo es tanto, sobre todo porque los que alguna vez hemos padecido cólicos nefríticos, sabemos que es algo parecido a parir un piano de cola.
“Mal de pierres” ha sido pues traducido al inglés como “From the land of the moon”, o “De la tierra de la luna”. Su directora Nicole García, tiene a los 70 años, una larga hoja de servicios en el cine, que comenzó como actriz en 1967 en el largometraje “De los chicos y las chicas”, pero su despegue real fue en 1974, de la mano de Bertrand Tavernier, en “Que comience la fiesta”. Años después protagonizó “La cuestión” que fue retirada de cartelera porque denunciaba los desmanes en la guerra de Argelia, donde ella había nacido. Luego trabajó con Alain Resnais, Claude Lelouch, Claude Miller y otros renombrados directores franceses. Pero su labor de directora inició en 1990 con “Un week end para dos” y siguió en 1994 con “El hijo preferido”, entre otras como “Un balcón sobre el mar”, “Un hermoso domingo” y la que acaba de presentar en el Festival de Cannes, con sinceros aplausos.
“Mal de pierres” me gustó, pero unas horas después comprendo el por qué. Me gustó por Marion Cotillard, esa rara avis de la actuación actual, capaz de ser Edith Piaff, Josephine Bloom en Big Fish, Mal, en Inception, Juana de Arcos, o Gabrielle, en ésta. Dicho sea ya tiene seis películas más rodadas después de la que nos convocó hoy en el Teatro Lumiére, en la mañana.
Gabriella es una joven dueña de una pasión sin frenos y sin detector, que primero se enamora de su profesor, y luego de un joven militar, a pesar de que se casa con un emigrante español que la adora. Durante una estadía para curar sus cólicos nefríticos en un sanatorio montañés conoce a André Sauvage, quien morirá muy pronto, pero que le hace revivir esa pasión enfermiza que la hace sufrir ensueños que...
En fin, una bien compuesta película, en cuanto a estructura narrativa, un buen retrato de época, buena edición, limpieza en la iluminación y en los encuadres; pero la película es ella: Marion Cotillard. Pruebas a imaginarla sin la sensual actriz francesa y se queda en nada.

Alfonso Quiñones
Alfonso Quiñones