“The Square”, ¿café expreso en un vaso cervecero?

CANNES, FRANCIA. A la película “The Square” vista en la mañana soleada del sábado en la sala Lumiere, le sobran unos cuantos pies de imagen, diría que una hora, y le falta un poco de solidaridad con el cinéfilo. Sin embargo por momentos se acerca a ser una interesante indagación psicológica en la personalidad de un curador de museo, determinado a cuidar su imagen de persona “semi-conocida”, según sus propias palabras.

En medio de esa ambición, entra el amor por sus dos hijas; y entra su indiscutible interés por ser correcto en cuanto a justicia social, el medio ambiente y las causas humanitarias, y entra también la libertad de expresión. Todo se viene abajo en su labor cuando la agencia encargada de las Relaciones Públicas de la exposición “The Square”, cometen un error que podría causar su destitución.

El director sueco Ruben Östlund logró armar un largometraje de 2 horas 22 minutos en los que inquiere en la alta sociedad, en el mundo capitalista, en algunos falsos valores del arte contemporáneo, en los conceptos de la sobrevivencia y el ejemplo a las nuevas generaciones, entre otros asuntos colaterales.

Claes Bang, Elisabeth Moss, Dominic West, Terry Notary, así como el niño que reprocha el daño hecho a su familia, aportan buenas notas en cuanto a actuaciones. Realizada en tono irónico, The Square, pretende ser una burla a los diletantes y coleccionistas, a la gente snob y a los que desde su posición económica pueden asumir la tenencia de obras o su admiración. Al final, la película resulta un muy alto vaso cervecero de cristal en el cual se pretende tomar un café expreso.

Alfonso Quiñones