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Festival de Cannes
Festival de Cannes

Todd Hayne trajo su cámara de las maravillas

Da la primera campanada hacia la Palma de Oro

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Todd Hayne trajo su cámara de las maravillas
Al centro Todd Haynes en traje Azul, junto al escritor y guionista del filmes, Julianne More en la extrema derecho y otros actores (FUENTE EXTERNA)

CANNES, FRANCIA. La mañana gris segunda de Cannes, ha llegado Todd Haynes con una historia emocionante, basado en la novela de Bryan Selznik, Wonderstuck, que puestos a soñar en buenas traducciones y en el Libro de las Maravillas de Boloña, del gran poeta Eliseo Diego, sería algo así como la Cámara de las Maravillas.

La historia infantil va en dos tiempos, 1927, cuando una niña sorda, hija de un padre déspota, huye de casa en busca de su madre una reconocida estrella del cine silente y el teatro y 50 años después, 1977, cuando un niño que acaba de quedar huérfano y sordo por un accidente, huye de casa de unos parientes en busca de su padre. Por supuesto, que al final ambas historias van a coincidir.

El drama llevado en permanentes flash backs, del color al blanco y negro, ademas de las excelentes actuaciones, blasona un guion sólido, una música descriptiva y por momentos protagónica y una edición eficiente y limpia, además del uso de la ilustración sea en dibujos o figuras de las que se usaban para hacer los comics.

Con Velvet Goldmine, Haynes ganó en 1998 el premio a la Mejor contribución artística del Festival de Cannes. En esta ocasión Julianne More repite con el director, tras Safe (1995), Far from Heaven (2002) y I’m not there (2002).

La rueda de prensa arrancó lágrimas de emoción a Todd Haynes, Juliane More y el escritor Bryan Selznick, entre otros presentes pues la niña Millicen Simons, es sorda en la vida real y Jaden Mikel otro niño que co-protagoniza el filme y que conoce el lenguaje de señas, durante su intervención se comunicó con Millicen por señas con extraordinaria fluidez, a la vez que hablaba.

Haynes aceptó que “Nunca había trabajado con un guion que jugara con la imaginación infantil, y decidimos construir la historia ahondando en el misterio central: cuáles son las respuestas a lo que va surgiendo y por qué ambas historias comparten el espacio de una película”, y remató: “Para los años 20 me inspiré en Y el mundo marcha, de King Vidor. Para los colores y los calores de los setenta revisé French Connection, de William Friedkin. Nada en la película es fácil, aunque pudimos filmar en el Museo de Historia Natural”.

La primera campanada hacia la Palma de Oro la acaba de dar Todd Hayne con esta excelente mirada al mundo infantil, donde el amor, la solidaridad y la fantasía son libres.

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