Vico C quiere que estos últimos diez años de su vida estén en otra película

SANTO DOMINGO. Vico C volvió días atrás a República Dominicana a presentar la película biográfica “Vico C: La Vida del Filósofo”, en una gala premier en Caribbean Cinemas en Downtown Center.

El filme, una producción de Carlos Nido, dirigido por Eduardo “Transfor” Ortiz, es protagonizado por Luis Armando Lozada “Loopz”, hijo de Vico C, quien nunca pensó hacer cine, y debuta en el rol de su propio padre, algo que sin dudas fue motivo de emoción: “estaba haciendo el papel de Papi; había quien hacía el papel mío, el Sugar, el Nene en la familia... Interactuar con un Sugar bebé, y saber que ese yo y que yo soy Papi, y que la esposa mía en la película, es mi mamá, lo hacía más divertido”, dijo Loupz.

Para “Transfor” lo difícil fue escoger lo que iba y lo que no iba. Sintetizar treinta y pico de años de la vida del Filósofo, en los que hizo tanto, pero tanto y tanto, fue bien difícil. Digo que una de las bendiciones de esta película, fue tener a los protagonistas en vida. Y eso fue de gran ayuda para crear un libreto lo más real posible”, explicó.

El Filósofo habla de sí

Por su parte Vico C estimó que “faltó ver el lado humorístico y bueno de mi papá, el lado humorístico noble mío, que lo que hay es poco. Faltó dar el romántico, el que trata a su esposa con respeto. Y el creyente en su lucha, porque menciono la lucha pero no se ve tanto de mi lucha en el filme. Se ve un tanto que representa un proceso que no es dos o tres días en una cama. Después del físico, viene el psicológico, viene el espiritual, viene el mental, viene el del alma”, reflexionó el autor de “Me acuerdo”, aquel memorable rap romántico.

Vico C reconoce que lo de Filósofo le viene de aquella canción que dice que es el Filósofo del género. “Empecé a coquetear con el tema (de llamarse el Filósofo), desde una perspectiva más de egocentrismo, porque yo me crié en un barrio y los de barrio queremos llamar la atención de la manera que podamos. A medida que fui creciendo en mi fe, fui dándole menos importancia al término por la parte del intelecto y más importancia por la parte del hombre que ama la sabiduría. Le di un toque más de un griego, que de Platón, o de Sócrates”.

Los culpables

Preguntado acerca del movimiento urbano actual de Puerto Rico, manifestó su consideración acerca de los jóvenes que graban cosas que pueden ser negativas, pues quizás sean jóvenes padres y tienen que buscarle la comida a sus hijos, culpa sin embargo a aquellos que son dueños de emisoras y que tienen a sus hijos asegurados, y que sin embargo poniendo esa música le hacen un gran daño a la sociedad. “Malo es el que se hace de la vista gorda y lo difunde, sabiendo lo que está haciendo, sin necesidad de hacerlo”.

“Parte de que la película de Vico C sea excelente es porque él estuvo presente en el rodaje. Me empujó a los límites, a sacar lo mejor, y hacer real la historia suya. El cine es para entretener, pero lo que tú ves en la película es 92 o 93% real, de la vida de Vico C. Desde el día uno, estábamos claro que no era una propaganda para Vico... Dijimos vamos a decir los triunfos de Vico y los fracasos, y por qué llegó a eso y cómo se levantó. Eso es lo que hace la película interesante. La vida de Vico es increíble. Pero todos tenemos en nuestras vidas historias para hacer películas. Reconozco que Vico y yo peleamos un montón de veces. Eran 23 días de filmación, y peleamos 20. Y los tres que no peleamos era porque tenía presentaciones, ¡jajajaja!”, narró el director.

Por su parte “Loupz”, quien también es artista, se ha quedado con ganas de seguir haciendo cine. “Ese papel me preparó para todos los papeles en el futuro. Aquí yo he llorado, he gritado, me río, hago de todo. Quizás lo que requiera otra película, ya quizás lo practiqué con Vico C”, manifestó Loupz, quien también seguirá haciendo música.

A su vez Vico C dijo que su película debería tener continuidad en una segunda parte. “No por el factor comercio, porque vivo de mi carrera. Pero sería tan importante como esta parte, como que se quedaron fuera diez años de historia. ¡Pero qué clase de diez años!”.

Alfonso Quiñones