El común denominador de todas las enfermedades: la inflamación
La inflamación aguda es una respuesta esperada a alguna injuria
En los últimos anos hemos visto cómo surgen nuevas evidencias sobre la importancia de la inflamación y su relación con la salud. Pero no nos referimos a la inflamación aguda que aparece cuando nos ocurre un trauma cortante, un dolor muscular o algún tipo de manifestación de corta duración como un virus.
Mas bien, estamos hablando de la inflamación crónica (de larga duración) y de bajo grado que se relaciona con numerosas enfermedades como la artritis, lupus, obesidad, intestino irritable y otras.
La inflamación aguda es una respuesta esperada ante alguna injuria, es un componente de nuestro sistema inmunológico que nos avisa que algo no anda bien. En términos genéricos, es una respuesta a una injuria celular que puede manifestarse por aumento del flujo sanguíneo, dilatación de los capilares, infiltración de leucocitos o glóbulos blancos y la producción de una serie de mediadores que inician la eliminación de agentes tóxicos para reparar el tejido dañado (Minihane, 2015).
De esta forma hablamos de la inflamación como un “amigo” porque es una herramienta de nuestro sistema inmune para defendernos, pero esto no ocurre cuando hablamos de la inflamación crónica que persiste ante la presencia de enfermedades crónicas (como la diabetes, hígado graso, etc) y cuyo comportamiento es distinto al explicado anteriormente.
Hoy sabemos que muchos alimentos y sus nutrientes podrían modular la inflamación, tanto aguda como crónica, resaltando también el rol de la microbiota intestinal en este proyecto. Resalta el valor de las grasas saludables en los pescados, en aceite de oliva, aguacate y nueces considerados también como alimentos antiinflamatorios, así como los aceites refinados, las carnes procesadas y el azúcar se consideran pro-inflamatorios.
Todavía nos quedan muchas dudas sobre los marcadores ideales para medir la inflamación de forma más precisa, así como la influencia de la dieta en tratar enfermedades relacionadas, pues utilizar dietas antiinflamatorias o de eliminación siguen siendo ajustes que complementan el tratamiento pero no resultan contundentes en erradicar el problema.
Cada paciente es diferente, incluido su entorno y su genética, por lo que las recomendaciones deberán, como siempre, individualizarse para apoyar su condición especifica.