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Daltónicos y amnésicos

Existe en RD una maquinaria perfectamente engrasada que se mueve para sacar y entrar temas al foro público, desviando la atención y la memoria de lo verdaderamente importante

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Daltónicos y amnésicos
Una persona daltónica, de acuerdo con esta definición, tendría dificultades en distinguir el rojo y el verde, los mismos colores que aparecen en un semáforo. (LUIGGY MORALES)

El daltonismo es la incapacidad de ver los colores de manera normal. La dificultad principal reside en diferenciar los colores rojos y verdes, aunque también con frecuencia, los tonos azules. Una persona daltónica, de acuerdo con esta definición, tendría dificultades en distinguir el rojo y el verde, los mismos colores que aparecen en un semáforo.

Explicado lo anterior, imaginemos la percepción de un visitante extranjero o de un extraterrestre que de casualidad transita por cualquier intersección de este país, cuando nota que la mayoría de los conductores paran en verde y van a toda marcha cuando el semáforo marca rojo. Lo menos que deben pensar es que en este país el porcentaje de daltónicos o suicidas sobrepasa la media. 

Lo que no se identifica a simple vista es un ser humano diminuto, medio vestido de verde, convirtiendo en un maremágnum un tránsito de por sí caótico por no dejar funcionar un semáforo que funciona perfectamente. Entre el tapón que se arma y el tiempo que se pierde, se han perdido hasta las ganas de vivir y más de uno ha pensado que la segunda venida de Cristo lo va a agarrar sobre un elevado, detenido, quemando gasolina. 

Igual pasa con la amnesia, que se define como la incapacidad para recordar eventos durante un periodo de tiempo. Vista la historia reciente, no hay cosa más amnésica que un dominicano. Es cierto que hay episodios traumáticos que es preferible olvidar, pero otra muy diferente es no recordar por conveniencia, manipulación o por tener una memoria muy corta o selectiva.  

Nos pasa con los políticos y sus promesas, con la corrupción y sus personas favoritas, con la justicia selectiva y con los vejámenes de la policía, por citar algunos.  Aquí hay gente con tan buenas relaciones publicas que han logrado redimirse de todos sus pecados sociales y penales en tiempo récord. ¡A veces solo tienen que cambiar de partido!

Si no fuera por dos o tres que han logrado conservar algunas pruebas y publicaciones, estaríamos ante casos verdaderamente milagrosos. Bonito es verlos en programas de radio o televisión pontificando como si no tuvieran una cola más larga que la recta de Azua. 

Reconozco que este escrito es un poco ácido, pero cualquier mortal con estómago empático estaría pasándolo realmente mal si repasara los eventos que hemos vivido en el país las últimas semanas. Las noticias de este Macondo insular no paran de sorprender y horrorizar. Muertes terribles, inhumanas, injustas e inexplicables ocurridas en recintos bajo la responsabilidad de quienes están supuestos a cuidarnos, mientras que en el otro literal, pero no muy lejos, se pretende normalizar el abuso infantil. Entre medias, más feminicidios y huérfanos a causa de la violencia intrafamiliar. No hay forma de evitar un dolor de cabeza y no pensar en sus hijos.

Lo realmente triste es que en dos o tres semanas pocos recordaremos estos casos, y que posiblemente los presuntos culpables ni siquiera sean procesados privando de la necesaria justicia a las familias de los asesinados. Y volverán a ocurrir porque no hay consecuencias. 

Existe una maquinaria perfectamente engrasada que se mueve para sacar y entrar temas al foro público, desviando la atención y la memoria de lo verdaderamente importante. La percepción de que aquí una noticia tumba la otra parece real. Y es tan fácil de lograr porque en el fondo al dominicano le encanta vivir de pan y de circo, como en la antigua Roma, en una fórmula política que ha dado resultado por veintidós siglos.

Visto desde esta perspectiva, vivir en un país de daltónicos y amnésicos no es tan malo. ¿O sí?

TEMAS -

Comunicación corporativa y relaciones internacionales. Amo la vida, mi familia y contar historias.