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El vago impenitente

He visto pasar delante de mis ojos multitud de vagos que cobran sin trabajar. Cumplen largas jornadas de trabajo con productividad igual a cero

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El vago impenitente
Los vagos impenitentes tienen la divina gracia de pasar por debajo del radar de sus supervisores. (FREEPIK)

Inicié a trabajar fuera de mi casa con poco más de 17 años y no he parado.  Significa que tengo alrededor de 33 años de experiencia laboral en diferentes áreas.  En todas he aprendido mucho y he observado más.

De ese proceso activo de observación he tomado ideas y ejemplos para mejorar mi desempeño y mi persona, pero también he visto pasar delante de mis ojos multitud de vagos que cobran sin trabajar.  Cumplen largas jornadas de trabajo con productividad igual a cero. Y que conste, no hablo del sector público.  Esos son botellas y aunque resulte difícil de creer, cumplen con una función. 

Estos vagos impenitentes tienen la divina gracia de pasar por debajo del radar de sus supervisores.  Si los ves de lejos, no están haciendo nada mal.  El énfasis es en “nada”.  Llegan puntuales a su trabajo, bien vestidos y peinados, se sientan, prenden su computadora, comentan las noticias y los resultados del juego o alguna actividad de sus hijos, van cien veces al baño, hacen doce pausas al día y salen puntuales a las 5:00 de la tarde, comentando lo cansada que ha sido la jornada y lo malo que paga la empresa.  

Cuando a alguien le llama la atención la cantidad de veces que va al baño, comentan de una vieja infección en los riñones.  Eso sí, el celular no lo dejan y sus ausencias son excesivamente largas en cada ocasión. Fácilmente duran dos horas de trabajo en el baño y otras dos más, entre desayuno, merienda y almuerzo.

Pasan desapercibidos durante un tiempo, hasta que sus compañeros comienzan a notar que esas personas nunca tienen trabajo atrasado, a pesar de sucesivas urgencias y periodos de cierre y, si tienen, lo sacan a último momento para justificar que no le den más. Cuando se ven con el agua al cuello, se enferman o enferman un hijo, se ausentan por dos o tres días y su trabajo mágicamente se divide entre el de sus compañeros para al regresar, fresquecitos como una lechuga, con su bandeja limpia.

Si participan en reuniones se cuidan de hacer al menos una intervención, generalmente anecdótica, para asegurar que todos se den cuenta que participó, aunque no haya tomado una nota. Posteriormente se presenta en todos los círculos para seguir conversando de la reunión.  Son verdaderos genios.

Algunos tienen doble función. Sus supervisores han notado sus grandes dotes de mimetizarse para no hacer nada y le asignan el rol de soplón. Son especialistas en llevar al jefe las informaciones de la base y se aseguran de mantenerse a salvo incluso si su fachada de doble agente se cae. Son especialistas en supervivencia.

En la jungla de los trabajos, estos vagos impenitentes son una raza que evolucionó y son capaces de sobrevivir en aire, mar y tierra.

Me cuentan de una empresa que ha descubierto un ejemplar entre sus filas. La persona en cuestión trabaja en un área administrativa.  Poco a poco sus compañeros comenzaron a tomar nota de que siempre se lo encontraban en los pasillos, en los baños o en la cafetería. También en los parqueos y donde el señor que vende frutas.  A todas horas.  Alguien comenzó a comentar la coincidencia, hasta que otras personas opinaron igual.  O todos tenían encuentros furtivos en el pasillo o la persona en cuestión nunca estaba en su lugar de trabajo.

Y decidieron organizar una logística de observación. Comenzó como un relajo y se convirtió en un movimiento. Con el #reportatuvago, compartían por grupos de WhatsApp las veces y las situaciones donde se encontraban el individuo con evidencias gráficas. 

Fuera de que se le buscó el lado gracioso al asunto y que ha permitido más de un chiste y un millón de conjeturas, no deja de ser impresionante la cantidad de vagos impenitentes que se cuelan en todas partes, minando la productividad de las empresas, alterando el clima laboral y burlándose con su comportamiento del esfuerzo de sus compañeros.  

Mientras tanto #reportatuvago tiene más de 200 publicaciones y a punto de convertirse en viral. El individuo en cuestión no tiene ni idea de que ha sido descubierto y sigue tan campante esperando que den la 5:00 p.m. para concluir otra ocupada jornada de trabajo.

Pasa en su empresa, pasa en el sector privado, pasa en la vida real. 

Y usted, estimado lector, ¿ya reconoció al suyo?

TEMAS -

Comunicación corporativa y relaciones internacionales. Amo la vida, mi familia y contar historias.