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Apoyo nutricional en la fibromialgia

“Por ser una condición que dificulta la realización de actividades cotidianas (ej. ir al supermercado, cocinar, realizar ejercicio físico) tiende a contribuir al sobrepeso u obesidad, y consigo, a enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus.”

La fibromialgia es una condición conocida, pero poco comprendida. Desde el año 1904 se le conoce, llamándosele fibrositis que luego Graham (1950) denomina “síndrome del dolor” hasta mediados de 1970 cuando se adopta el termino fibromialgia que hoy conocemos. (Bellato, 2012)

¿Pero realmente sabemos de la fibromialgia?

Iniciemos definiéndola como un síndrome (conjunto de signos y síntomas), crónico (de larga duración) que se caracteriza por dolor corporal generalizado, fatiga, trastornos en el sueño y pobre concentración. (Sanam, 2017)

Ocurre en un 2% de la población, siendo las mujeres las más afectadas, en edades entre 40-60 años, aunque puede ocurrir a cualquier edad.

El dolor puede sentirse en la piel, a nivel muscular y articulaciones, describiéndose algunos “puntos de dolor” que caracterizan la condición. Para el diagnóstico, no contamos con una prueba de laboratorio o imagen que nos muestre la alteración o el órgano afectado, pues la causa específica de la enfermedad sigue siendo controversial, siendo una adecuada historia clínica lo que nos acerca al diagnóstico.

La evidencia científica relaciona la fibromialgia con el sistema nervioso, así como, a factores genéticos y del sistema autoinmune. La “sensibilización central” es uno de los conceptos utilizados para describir la etiología de la enfermedad. (Holton, 2016)

Por ser una condición que dificulta la realización de actividades cotidianas (ej. ir al supermercado, cocinar, realizar ejercicio físico) tiende a contribuir al sobrepeso u obesidad, y consigo, a enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus.

Actualmente el tratamiento farmacológico no provee una mejoría completa, lo que ha vinculado a la dieta como un posible modulador que permita reducir los síntomas.

Existen dos aminoácidos, glutamato y aspartato, que funcionan como neurotransmisores, pudiendo identificarse en alimentos como carnes (en su forma combinada) o libres,  en conservantes de alimentos (ej. glutamato monosódico, extracto de levadura, aspartame (edulcorante artificial en las sodas dietéticas)). También, podemos encontrarlos en salsa de soya y quesos curados (ej. parmesano).  Se sugiere entonces, que una concentración en sangre elevada de estos aminoácidos podría alterar la excitación en el sistema nervioso central y forma parte de la causas de la fibromialgia. Así también, la deficiencia de micronutrientes como el magnesio, zinc y vitamina B6.

Mantener un control de peso es esencial, pues en algunas revisiones se debate si la fibromialgia es causa o consecuencia de un estado de sobrepeso u obesidad. La recomendación dietética consiste esencialmente en el aporte de antioxidantes (a partir del consumo diario de frutas y verduras),  fuentes de omega 3 (pescados, nueces) y actividad física regular (nadar, montar bicicleta, etc). También, reducir o evitar el consumo de alimentos procesados y sodas dietéticas para limitar los conservantes, edulcorantes artificiales y otras sustancias relacionadas.

Nutrióloga Clínica. Escríbanme sus comentarios a: erikapereznutricion@gmail.com, Instagram: dra.erikaperezl

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Dra. Erika Pérez-Lara Doctora en Medicina. Especialidad en Nutriología Clínica en INTEC. Master en Nutrición y Alimentación en Universidad de Barcelona (UB).