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Cristina Francisco Reyes

"Tenemos que hacer una ciudad accesible para todos"

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Cristina Francisco Reyes
No le valieron las limitaciones económicas ni las barreras para llegar lejos, tan lejos que Cristina Francisco Reyes ha merecido el reconocimiento local e internacional y ha impulsado, junto a otros, una lucha para que las personas con alguna discapacidad logren que se respeten derechos tan simples como el de poder circular por la ciudad y acceder a las fuentes de capacitación y empleo.

¿Cómo recibió la noticia de que sería galardonada por el presidente Leonel Fernández en el Día Internacional de la Mujer?

Me sentí sumamente contenta, no sólo por el hecho de recibir el premio sino porque consideré que era una manera de atraer la atención hacia el sector de la mujer con discapacidad e ir logrando un poco el reconocimiento de la sociedad. Una forma de demostrar que tenemos capacidad y que con las herramientas adecuadas, podemos desarrollar un buen trabajo.

Usted ha recibido premios internacionales, ¿qué le ha permitido trascender fuera del país?

Un trabajo de investigación, con el que trato de motivar a la mujer con discapacidad a superarse, a desarrollarse, lograr metas, capacitarse. Recibí en Ecuador en julio de 2005, el Premio Mujer Imagen y Testimonio. Fui propuesta por un organismo a través del cual estoy realizando ese trabajo de investigación. Fueron propuestas 115 mujeres de más de 16 países de América Latina.

Usted era muy niña cuando perdió la movilidad de sus piernas…

Sí, a la edad de nueve años, debido a una bala perdida, es decir, que las consecuencias de las balas perdidas no es un tema de ahora, aunque se ha incrementado. Yo jugaba con mis hermanitas y hermanos cuando caí abatida por una de las balas de un grupo de militares que al parecer disparaba a otra persona. Nunca se supo quién disparó, pero la bala atravesó mi columna; desde ese momento no pude volver a caminar.

¿Cómo ve el desarrollo de esta ciudad una persona discapacitada?

Inaccesible. Ultimamente muchas entidades que trabajan con la discapacidad, entre ellas el Círculo de Mujeres con Discapacidad (Cimudis), del que soy fundadora y coordinadora general, están llevando a cabo una lucha bastante grande para tratar que la ciudad sea accesible para todos, porque una de las cosas que más dificulta el desarrollo de las personas con discapacidad es el hecho de no contar con un transporte, así como la gran cantidad de barreras físicas que limitan el acceso a las escuelas, institutos, universidades y a todos los lugares, la falta u ocupación de las aceras. Todo ese impide la capacitación y por tanto el acceso a fuentes de empleo.

¿Implica reconstruir la ciudad?

Es un trabajo de concienciación. Tenemos el reto de lograr que la ciudad, los funcionarios, síndicos, comprendan que tenemos que hacer una ciudad accesible para todos. En la medida en que sea accesible podremos hablar de un desarrollo de manera equitativa. Muchas empresas comienzan a responder a esa necesidad de colocar rampas, de señalizar parqueos, pero es muy importante que las personas se conciencien y no los ocupe. Porque hay muchas personas discapacitadas en la ciudad, pero no estamos en las calles porque no existen las condiciones. Cuando se eliminen las barreras veremos personas con discapacidad en supermercados, escuelas, hospitales, en los parques, porque representamos el diez por ciento de la población, es decir, somos más de 60 mil personas, según las cifras de Naciones Unidas.

¿Cuántas dificultades enfrentó para alcanzar sus metas?

Muchas. Comenzando con las barreras en la universidad; muchas de las clases se impartían en una segunda planta, así como los problemas de transporte, porque yo tenía que desplazarme a diario y en mi casa, de una familia pobre, no había vehículo. La tenacidad y mi insistencia, porque yo quería terminar mis estudios al igual que mis otros hermanos fue la chispa que me motivó, pero las condiciones no existían para lograr el nivel de desarrollo que alcancé.

¿Dónde se apoyó en los momentos difíciles?

Mi familia, que fue un factor decisivo para mi desarrollo, para reincorporarme, seguir estudiando y poder ser una persona útil. Me ayudó mucho participar en deportes, juntarme con otros grupos y mi proceso de rehabilitación en la Asociación Dominicana de Rehabilitación, que me permitió insertarme no sólo en la escuela y en la universidad, sino en grupos deportivos y sociales. A partir de ahí empieza mi lucha para que se reconozcan nuestros derechos.

¿Aún practica alguna disciplina deportiva?

Debido al trabajo que realizo, a que me casé y asumí otras obligaciones, no estoy practicando deportes, pero por muchos años, desde que fue fundado el Club sobre Sillas de Ruedas, del cual soy miembro fundadora, hice todo tipo de deportes: jabalina, lanzamiento de bala, carrera, slalom y también lanzamiento de disco. En esas modalidades estuve en México, Puerto Rico, Cuba y logré participar en varias competencias Panamericanas, logrando en algunas de ellas romper récords y ganar medallas de oro, bronce y plata. Durante mucho tiempo fue una actividad que me llenó en lo personal, porque fue una manera de difundir que las personas con discapacidad teníamos derecho al deporte y la recreación.

Debió dejarle más que una satisfacción personal…

En esas competencias internacionales pude conocer personas que me hablaban de las leyes y de cómo se respetaban en esos países. Nos fueron orientando, eso nos sirvió de parámetro a los que viajábamos a competir, para saber que podíamos hacer un trabajo en el país. Así empezamos esta lucha que, aunque lenta, está dando sus frutos.

Y su lucha por su propia capacitación ¿hasta donde llegó?

Yo estudié Arte, en la Universidad Apec, también allí y en la Universidad Iberoamericana hice varios diplomados. Trabajé en el Banco Popular por 14 años, en el área de Recursos Humanos. También fui empleada de la Asociación Dominicana de Rehabilitación, primer lugar donde laboré y desde hace tres años estoy como coordinadora general del Circulo de Mujeres con Discapacidad (Cimudi). La formación ha sido una mezcla de simposios, talleres, seminarios… Todo eso se ha complementado para comprender la necesidades de las personas con discapacidad, sus leyes y para lograr que se legisle a favor de ellas.

¿Otros con su condición tienen la misma oportunidad de ingresar al sector laboral?

No siempre. Muy pocos lo logran, no podríamos hablar ni siquiera de porcentaje. Hubo un momento en que nuestras entidades recibieron una respuesta positiva del Banco Popular que permitió mi ingreso y el de otras personas con discapacidad a esa entidad. Es difícil, no todos logran un grado de capacitación adecuado, pero cuando lo logran no encuentran una receptividad abierta de los empresarios, por desconocimiento o porque consideran que las personas con discapacidad no van a tener un rendimiento adecuado o porque piensan que lo está empleando por su discapacidad.

¿Es una barrera difícil de eliminar?

Estamos tratando de impulsar a las personas con discapacidad, porque cuando logren un nivel de capacitación adecuado será más fácil lograr que los empresarios abran sus puertas para que puedan insertarse al mercado laboral.