Cuatro ases del jazz colmaron La Fiesta

SANTO DOMINGO. Pocas veces se ha visto jazz de tan alto nivel en el país. Dave Grusin, al piano; Lee Ritenour en la guitarra; Sonny Emory en los drums; y Dave Milles en el bajo, producidos localmente por Iván Fernández.
Desde Stone Flower, hasta Getup Standup, el público disfrutó Childrens Games; Wes Bound; Etude; Night Rithms; algo de María Cervantes; Smoke & Mirrors y junto al saxofonista dominicano Sandy Gabriel, dos temas: Stolen Moments y Serengetti Walk.
Grusin, autor de Mountain Dance -con varios Grammy y Oscar, ha compuesto bandas sonoras para más de 50 filmes, entre ellos Tootsie; Selena; Havana- puso un piano sereno y sutil, lleno de matices y de profundidad filosófica.
Ritenour, ex guitarrista de The Mama's and the Papa's, con gran influencia de la música brasilera,17 nominaciones a Grammy, y un estilo propio, demostró su maestría -de la que han bebido tantos guitarristas- con diálogos permanentes y complicidad con los drums de Sonny Emory, un arquitecto de explosividad en la percusión, (8 años con Phill Collins; pero sobre todo 14 con Earth, Wind and Fire) y con el bajista Dave Milles, escurridizo, difícil, efectivo. Todos brutalmente buenos; más un Sandy Gabriel que sabía que era su mayor noche y la supo aprovechar con creces, hasta poner al público de pie.
¿Cuándo volverán, Dios mío?, dijo Carlos Alberto, novato en jazz de altura.
Desde Stone Flower, hasta Getup Standup, el público disfrutó Childrens Games; Wes Bound; Etude; Night Rithms; algo de María Cervantes; Smoke & Mirrors y junto al saxofonista dominicano Sandy Gabriel, dos temas: Stolen Moments y Serengetti Walk.
Grusin, autor de Mountain Dance -con varios Grammy y Oscar, ha compuesto bandas sonoras para más de 50 filmes, entre ellos Tootsie; Selena; Havana- puso un piano sereno y sutil, lleno de matices y de profundidad filosófica.
Ritenour, ex guitarrista de The Mama's and the Papa's, con gran influencia de la música brasilera,17 nominaciones a Grammy, y un estilo propio, demostró su maestría -de la que han bebido tantos guitarristas- con diálogos permanentes y complicidad con los drums de Sonny Emory, un arquitecto de explosividad en la percusión, (8 años con Phill Collins; pero sobre todo 14 con Earth, Wind and Fire) y con el bajista Dave Milles, escurridizo, difícil, efectivo. Todos brutalmente buenos; más un Sandy Gabriel que sabía que era su mayor noche y la supo aprovechar con creces, hasta poner al público de pie.
¿Cuándo volverán, Dios mío?, dijo Carlos Alberto, novato en jazz de altura.
Alfonso Quiñones
Alfonso Quiñones