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Boston Review defiende a Junot Díaz; no lo cancelará como editor de ficción

La publicación fijó su opinión en un editorial en la que establece que en 15 años de labor el dominicano ha hecho importantes aportes a al firma

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Boston Review defiende a Junot Díaz; no lo cancelará como editor de ficción
La imagen de Junot Díaz en la revista

NUEVA YORK._ Ante presiones del movimiento “Me Too” y diferentes activistas por las mujeres, para que cancele al escritor dominicano Junot Díaz, como su editor de ficción, la prestigiosa revista Boston Review respondió el miércoles que lo mantendrá en su puesto, donde está desde hace 15 años.

Los editores de la revista, Deborah Chasman y Joshua Cohen, escribieron en un editorial publicado esta semana que Díaz ha sido su editor desde 2003 y la publicación nunca ha recibido una sola queja de lectores ni el personal, sobra alguna conducta cuestionable del ganador del premio Pulitzer.

“Al igual que a muchos otros, nos han perturbado los informes recientes de mujeres que se han presentado para describir las formas en que fueron lastimadas por él. Hemos leído sus informes cuidadosamente, tomamos sus quejas en serio y pensamos mucho sobre cómo deberíamos responder”, dijeron los editores de la revista.

“Sobre la base de lo que hemos aprendido, hemos decidido continuar nuestra relación editorial con Junot. Queremos dar unas pocas palabras de explicación. Primero, durante su periodo de 15 años como editor de ficción, nunca hemos recibido ninguna queja sobre la conducta de Junot, ni por parte de nuestro personal ni por escritores”, añade el editorial de Boston Review.

“Si fuéramos solo un empleador, ese podría ser el final de la discusión. Pero las cuestiones de género y raza son el núcleo de nuestra misión. Debido al importante papel público de Junot, no podemos limitar nuestra atención a su papel como nuestro editor de ficción”, agrega la publicación.

“En segundo lugar, entonces, no creemos que ninguna de las acciones individuales que se han informado sea del tipo que requiere que finalicemos la relación editorial. Para ser claros: no aprobamos el comportamiento objetable que describen. En cambio, nos preguntamos si la conducta que informan es de un tipo que, dado su papel y nuestra misión, requiere que finalicemos la relación editorial. Nosotros no lo creemos. La conducta objetable descrita en los informes públicos no tiene el tipo de severidad que animó el movimiento #MeToo”, dijeron.

“En tercer lugar, consideramos si, como algunos han sugerido, las quejas apuntan a un patrón más amplio de abuso de poder, el tipo de poder estelar que ha unido a Junot como escritor, editor e intelectual público exitoso. Sobre la base de una revisión cuidadosa de las quejas públicas, creemos que no. Los eventos que caracterizan -incluidos varios episodios de agresividad en la discusión pública- están dispersos durante un largo período de tiempo y, como lo vemos, no muestran las características, la repetición y la gravedad requeridas para establecer dicho patrón”, manifestó la revista.

La publicación dice que “además de revisar los informes públicos, y en ausencia de una investigación pública independiente en la que pudiéramos confiar, pensamos que era importante hacer más diligencia, particularmente con las escritoras de color en el mundo de la ficción literaria. Nuestro objetivo no era evaluar la exactitud de las quejas públicas, sino evaluar la omnipresencia de los problemas informados”.

Precisa que: “Lo que escuchamos sobre Junot de las personas con quienes contactamos fue consistente con nuestra experiencia de él en su papel como editor. Escuchamos acerca de un editor y mentor de apoyo que abrió las puertas a las personas. Durante su mandato como editor de ficción, les hemos publicado a más de 100 escritores emergentes, más de dos tercios de mujeres y muchas de ellas mujeres de color y escritoras queer. Gracias a su esfuerzo, hemos podido lanzar algunos escritores increíbles y publicar fantásticas obras de ficción literaria y ensayos políticos que se alinean fuertemente con nuestra misión democrática”, explica la revista.

“Para ser muy claro: estas observaciones no se ofrecen en el espíritu de algún tipo de análisis de costo-beneficio, como si las grandes contribuciones editoriales compensaran un abuso de poder. En cambio, como hemos dicho, no vemos un patrón de tal abuso”, añade el editorial.

“Reconocemos que #MeToo tiene como objetivo exponer los abusos de poder más allá de los entendimientos convencionales. Damos la bienvenida a una conversación sobre estos temas, incluso cuando anunciamos nuestra decisión sobre la pregunta en particular que enfrentamos. Sabemos que algunas personas estarán en desacuerdo con nuestra decisión. No todos los asociados con Boston Review están de acuerdo con todo lo que decimos en esta carta. Así es como debería ser”, indica el editorial.

Y agregó la publicación: “Estos son problemas complejos. Las personas razonables, que comparten nuestro compromiso con la igualdad de género y también luchan contra los prejuicios en la industria editorial que marginan a las mujeres de color en particular, llegarán a conclusiones diferentes. Nuestra obligación es considerar seriamente esta cuestión seria, escuchar atentamente, considerar la sustancia de las acusaciones, sopesar las diferentes cosas que hemos escuchado, reconocer nuestras propias predisposiciones y sesgos potenciales, y emitir nuestro mejor juicio. Nos tomamos muy en serio esta obligación y esperamos haberla cumplido correctamente”, dijeron los editorialistas.

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