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Castro Ventura devela intimidades de la guerra restauradora en Santo Domingo

Con la conferencia la Academia Dominicana de la Historia conmemoró en una sesión solemne el 156 aniversario de la Restauración de la República Dominicana

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Castro Ventura devela intimidades de la guerra restauradora en Santo Domingo
De izquierda a derecha, José del Castillo, Adriano Miguel Tejada, Mu Kien Sang Ben y Santiago Castro Ventura. (KARINA VALENTÍN/ADH)

En una sesión solemne, organizada por la Academia Dominicana de la Historia, el doctor Santiago Castro Ventura narró intimidades de la guerra restauradora y cómo se vivió el drama que significó el acontecimiento histórico en Santo Domingo, del que se conmemora el 156 aniversario.

Mientras pronunciaba la conferencia “La provincia de Santo Domingo también fue escenario de la guerra restauradora”, el investigador, miembro de número de la entidad, relató que los mismos españoles narraban las tácticas de los rebeldes de mantenerlos en zozobra, principalmente en horas de la noche para no dejarlos dormir, y al día siguiente aletargados, no lograran mantenerse alertas ante alguna escaramuza de modo frontal.

“El general anexionista Juan Suero en febrero reiteraba que en la zona del río Ozama hasta La Barquita Santa Cruz estaba operando un comando dominicano. Refería que las viviendas de los rebeldes fueron arrasadas por sus tropas. La soldadesca en sus actividades de contrainsurgencia no respetaba los hogares de los ciudadanos comunes y de inmediato le aplicaban el mote de ‘sublevados’”, enfatizó.

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Infografía
El doctor Santiago Castro Ventura. (KARINA VALENTÍN/ADH)

Explicó, en la Capilla de la Soledad, que la provincia de Santo Domingo fue convertida en el eje central de las tropas españolas y que desde esta localidad se dirigían los operativos terrestres y marítimos en principio para ocupar todo el territorio nacional y luego para tratar de contener la irreversible marejada insurrecta.

“Tras el estallido revolucionario de Capotillo el 16 de agosto de 1863 ante el poderío colonial congregado en la zona metropolitana, los insurgentes en toda la periferia de la provincia desarrollaron escaramuzas relámpagos que perseguían y lograron obligar al enemigo a mantener un enorme despliegue de tropas y material bélico en la capital para evitar la toma de la ciudad. Creando la sensación de un gran asalto al centro de la ciudad, los rebeldes distraían tropas coloniales que no podían ser enviadas a hostilizar los muy importantes frentes patrióticos del interior”, puntualizó.

Además, expresó que la rebelión alcanzó el grado supremo de guerra prolongada, en atención al objetivo estratégico de promover el desgaste del ejército de ocupación.

Indicó que desde un principio el designio diseñado para la provincia Santo Domingo fue atormentar de modo sistemático a las tropas anexionistas, con ataques imprevistos en todo el contorno de la provincia, conformado por las barriadas como Pajarito, Galindo, San Carlos, La Esperilla o Esperillón, San Jerónimo, Guajimia, Manoguayabo, Bayona.

Castro Ventura aseguró que a 156 años del contundente triunfo dominicano contra la ocupación española pretendió rescatar del olvido el importante frente interno en el perímetro de Santo Domingo, que obligó a las autoridades anexionistas a disponer de miles de hombres para resguardar la ciudad intramuros ante un hipotético ataque, obviando que el objetivo estratégico de los rebeldes era entretenerlos en un zona inerte para la revolución, evitando que intentaran apabullar el núcleo central insurrecto ubicado principalmente en el Cibao.

Afirmó que ese arriesgado operativo militar de desgaste o distracción tres décadas después también fue implementado por el generalísimo Máximo Gómez en la “Guerra Necesaria de Cuba”, cuando los frentes de La Habana, Matanzas y Pinar del Río “estaban muy exhaustos de material bélico”.

“El primer ministro español Cánovas del Castillo tenía una obsesión con eliminar a Gómez (y Maceo, que cayó en combate), el General dominicano decidió estacionarse con un grupo reducido en Las Villas, La Reforma, entreteniendo a los adversarios con hábiles escaramuzas, éstos enviaron millares de hombres detrás de él, mientras los demás frentes podían sobrevivir pese a la escasez de armas y municiones, en el movimiento táctico de distracción conocido como La Reforma. No me atrevo a afirmar que Gómez remedó el operativo de Santo Domingo, pero es la mejor comparación de acciones de engaño contra el ejército monárquico hispano en las Antillas”, expresó.

Al finalizar su exposición, Castro Ventura exclamó: “¡Gloria eterna al comandante Marcos Adón y sus compañeros por el atrevido y muy efectivo operativo de distracción en el perímetro limítrofe de la Capital, en la tarea de coadyuvar a preservar los baluartes principales de la revolución Restauradora en el interior del país!”.

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