El mejor Dvorak para comenzar la Temporada Sinfónica

Mañana es la nueva cita en el Teatro Nacional Eduardo Brito para asistir al primer concierto de la Temporada 2019 de la Orquesta Sinfónica Nacional. En esta temporada se conjugan varias celebraciones: el décimo aniversario del maestro José Antonio Molina al frente de la OSN y sus 35 años en la dirección orquestal; el 150 aniversario de la muerte de Héctor Berlioz y el 175 aniversario del nacimiento de Nicolai Rimsky-Korsakov.

Aprovechamos para congratular calurosamente al Maestro Molina en este doble y especial aniversario.

En este primer concierto, dedicado al compositor checo Antonin Dvorak, nacido en 1841, escucharemos el concierto para cello y orquesta Op.104 y la Sinfonía No. 7 Op. 70.

La orquesta estará bajo la batuta de su titular, maestro José Antonio Molina, y como solista el violonchelista israelí-estadounidense Amit Peled, músico profundo y carismático, aclamado como uno de los instrumentistas más emocionantes y virtuosos de la actualidad. Amit Pelet toca un cello Thomas Dodd del 1800, un maravilloso instrumento.

Dvorak fue un compositor de música deliciosamente rica, con toques de audacia por lo que el público de todas partes recibió sus obras con los brazos abiertos. Su música refleja las referencias culturales de su país y a la vez está impregnada por la influencia germánica de Brahms y Wagner. Retrata poderosamente su amor a su tierra y el apego a las tradiciones históricas y legendarias eslavas. Escribió música del corazón para el corazón, música fácil de escuchar y música siempre bellamente melódica.

El concierto para cello y orquesta Op.104, está considerado como una de las obras más espléndidas del repertorio romántico y una de sus obras más personales. Fue escrito entre 1894 y 1895 cuando el compositor dejaba Estados Unidos, donde fue director del Conservatorio de Nueva York, un período marcado de nostalgia por su patria y sus seres queridos. A ello se sumó la grave enfermedad y el posterior fallecimiento de su cuñada Josefina, de quien había estado enamorado en su juventud, sentimiento que lo llevó a incluir en el segundo movimiento de este concierto una de sus canciones, favorita de su antiguo amor.

La obra es rica en sentimientos y plena de hermosas melodías, una obra pasional de tintes románticos con un sabor eslavo muy especial que no podría definir. Si escuchamos con atención podremos percibir en ella una mezcla de ensueño, de romanticismo tierno, de delicadeza, de nostalgia.

Mis grabaciones favoritas de esta obra son la de 1968 con Mstislav Rostropovich y la Berliner Philharmoniker, dirigida por Herbert von Karajan; las de Jacqueline Du Pré con la Orquesta Sinfónica de la Radio Sueca; la de 1967 con Sergiu Celibidache y la de 1971 con Daniel Barenboim en la dirección de la Chicago Symphony Orchestra.

En la segunda parte del concierto la OSN tocará la Séptima Sinfonía, obra que muchos consideran el punto culminante de la producción sinfónica de Dvorak. Es la única sinfonía que compone por encargo y la única de sus sinfonías maduras de naturaleza oscura y apasionada. Esta obra de cuatro movimientos, es emocionalmente turbulenta, y de una enorme riqueza melódica en todos sus movimientos.

Aquí les dejo con una de mis versiones favoritas: Rafael Kubelic con la Filarmónica de Berlín.

Les recordamos que, para ponernos a tono con lo que trae el concierto, asistan a la charla a cargo de Margarita Miranda y Eduardo Villanueva en el bar del Teatro Nacional, a las 7:30 pm, una hora antes del concierto.

Carmen Rita Malagón

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Estudió artes liberales. Es curiosa y le encanta escribir. La lectura y la música son su pasión. Esa pasión le ha llevado a estudiar y tratar de profundizar en un océano lleno de notas inacabables y pleno de placer.