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El ministro y los senadores

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El ministro y los senadores
Al centro Pedro Vergés y Reynaldo Pared Pérez, junto a senadores y funcionarios del MinC.

La visita del ministro de Cultura Pedro Vergés al Senado, acompañado de varios de sus principales funcionarios, no es algo que ocurra todos los días. Junto a él llegaron los viceministros Cayo Claudio Espinal, Edilí Pichardo, Federico Enríquez Gratereaux, Carlos Santos y Juan Morales, Ellen Martínez, directora del Gabinete Ministerial; Altagracia Fernández, directora Nacional de Provincias; Patricia Mora, directora general de Comunicaciones; Alberto Valenzuela, director General Técnico; así como los directores de eventos, protocolo y audiovisuales, Fabiola Espínola, Paola Arias y Alexis Méndez.

El ministro y acompañantes desayunaron con un grupo de ese augusto cuerpo de legisladores para pedirle por una semiclandestina Ley de Cultura, pieza sobre la cual quizás sepan unos pocos, pero no todos los que deben saber. Algo que quizás no conozca periodista alguno del área de la Cultura, por ejemplo, o artistas de las más disímiles manifestaciones del arte. Yo, por ejemplo, es la segunda vez que la escucho mencionar, pero solo conozco su título: Ley de Cultura.

“Para el Ministerio de Cultura es fundamental que esa ley sea aprobada lo más pronto posible’’, dijo el señor ministro.

¿Y a qué vendrá esa urgencia?

La Política Cultural es un conjunto de medidas y acciones destinadas a orientar el desarrollo de la cultura. No pocos han sido los desaguisados ocurridos en la aplicación de la ya existente, por su culpa o la de algunos de sus circundantes, durante el tiempo que lleva al frente de la cartera, incluida la última acción: apear la bandera LGBT del Palacio de Bellas Artes.

Si el ministro de Cultura apea la bandera LGBT, un grupo social excluido y reprimido históricamente que busca tener reconocimiento por la sociedad, ¿no podemos pensar con razón que dentro de esa Ley de Cultura no socializada, al menos suficientemente, pueden esconderse gatos mientras nos muestran liebres?

El área de la Cultura se supone que reúne a las personas de más avanzado pensamiento de un país. Las nuevas generaciones de creadores artísticos se caracterizan por ser de un pensamiento mucho más de avanzada, y en ellos casi siempre se acunan muchos de los sueños de una sociedad que en el futuro podrá ser más equitativa y más justa.

El ministro esgrimió como grandes proyectos el rescate del Patrimonio Cultural, algo loable, mas no dice que echó por tierra la modernización de todo el sistema de museos del país a través de un fideicomiso ya aprobado con el Banco de Reservas. Así que la liquidó de un mochazo. Habló de una llamada descentralización provincial, una bonita idea para vincular a los senadores con el tema cultural. Solo que no mencionó que esa descentralización económica es ahora, a pesar de los defectos posibles que tuviese, mucho menos democrática que lo que era antes.

Pero de lo que sí no dijo ni esta boca es mía -al menos según consta en la nota enviada a la prensa-, es sobre la Ley de Mecenazgo que duerme el sueño de los justos precísamente... en el Senado de la República.

Una ley que, de ser aprobada por nuestros senadores y aprobado su reglamento por el Ejecutivo, brindaría la posibilidad de que los empresarios que lo deseen puedan aportar determinado por ciento de lo que deben pagar al año como impuestos (como ocurre con la Ley de Cine), para apoyar el teatro, las artes plásticas, la danza, la música, la literatura, etc. Pero eso no se apoya.

Este Proyecto de Ley de Cultura tiene cocorícamo, y la urgencia por su aprobación más. Es imprescindible democratizar el proyecto de pieza legislativa, que sea dicho, sustituiría la Ley 41-00 y los decretos posteriores 56-10 y 140-14. ¿Dónde quedó la Ley 502-08, del Libro y la Lectura?

Dar a conocer el Proyecto de Ley democráticamente es un derecho de toda la población, y en primerísimo lugar de los artistas y escritores del país, de todas las personas que de una forma u otra tienen que ver con la vida cultural de República Dominicana, pues de ella dependen en mucho los derechos y obligaciones culturales que quizás nuestros nietos y biznietos tendrán que asumir.

alfonsoquinones@gmail.com

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