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“El Museo del Hombre Dominicano se quedó congelado en los años 70”

Diario Libre recorre las instalaciones de este lugar que guarda piezas de valor histórico y cultural en un ambiente abandonado

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“El Museo del Hombre Dominicano se quedó congelado en los años 70”
Visitantes recorren una sala del museo, alumbrada con la luz que entra por las ventanas. (DIARIO LIBRE/DANELIS SENA)

SANTO DOMINGO. Ese martes de mañana, para poder ver el interior de algunas vitrinas del Museo del Hombre Dominicano hubo que alumbrarlas con la luz de un celular. Había salas con áreas a oscuras, y las que estaban iluminadas, dependían de la claridad que entraba por las ventanas.

El deterioro del sistema eléctrico es uno de los tantos problemas del edificio en los que la administración se apoya para afirmar que “el museo se quedó congelado en los años 70”.

Precisamente, el recinto se inauguró el 12 de octubre de 1973. Se decidió construirlo en vista de que los hallazgos arqueológicos de piezas elaboradas por aborígenes que poblaron la isla fueron enriqueciendo el patrimonio cultural, y el aumento de las colecciones obligó al Gobierno a construir un edificio que cubriera las necesidades físicas y funcionales que no ofrecía el viejo Museo Nacional. Así se recuerda en un libro publicado en 1989, de la autoría de Humberto Soto-Ricart y Fausto Arturo Rodríguez, que compila el catálogo general del Museo del Hombre Dominicano hasta ese entonces.

Cristian Martínez, un arquitecto que desde hace siete años dirige el museo, explica que se derribó una vieja casa que perteneció al dictador Rafael Trujillo y se edificó el local, cuyo diseño era el estipulado para la arquitectura de la época. Pero ya hoy está desfasado y tiene vestigios de abandono.

El aire acondicionado tiene alrededor de una década que no funciona, los ascensores tampoco sirven, a pesar de haberse arreglado “como 15 veces”. “Los depósitos están llenos, ahora no se puede entrar porque están cerrados, y si vas ahí te envenenas”, dice Martínez.

El Museo del Hombre Dominicano está en la Plaza de la Cultura, en la capital dominicana. Es de antropología y arqueología, y funciona como una unidad investigativa.

Conserva piezas únicas en piedra y otros materiales de la cultura taína, del pasado prehistórico del Caribe como región y muestras folclóricas, provenientes de colecciones donadas o encontradas por arqueólogos.

En una de sus salas, por ejemplo, se exhiben las osamentas de un sacrificio humano. El enterramiento recuperado confirmaría la versión del cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, según la cual un personaje masculino fue enterrado junto con una mujer que estaba viva, reseña el libro publicado por Soto-Ricart y Rodríguez.

“Mucho más joven que su consorte masculino -describe la obra-, era también de complexión mayor que el hombre, y naturalmente la posición acuclillada del cadáver se mantuvo pese a la asfixia, por lo que los arqueólogos (...) suponen que: 1) o fue enterrada atada, 2) o fue enterrada bajo los efectos de alguna droga y 3) o fue colocada sin drogar, pero atada y con tal peso de tierra encima que haría imposible sus movimientos”.

La pieza codiciada

Además de las faltas que tiene la infraestructura, hay exhibiciones que lucen deterioradas por el mismo abandono, como una vitrina que aloja una línea de comejenes.

Aunque hay muchos tesoros que son de materiales duros, como piedra, conchas y madera, hay piezas elaboradas con tela que están curtidas y fotografías instaladas en paneles que se han doblado y arrugado. Sin embargo, el director afirma que las colecciones “se han mantenido bien”. “Tengo la suerte de que son de piedra”, comenta.

Para Martínez, la pieza más importante del centro es un ídolo taíno conocido como El dios perro, elaborado con madera de guayacán, que arriba tiene un plato para el rito mágico-religioso de la cohoba.

El director informa que ha viajado al extranjero para conseguir piezas taínas sacadas del territorio dominicano.

“Gran parte de nuestro patrimonio está fuera y creo que hay que recuperarlo, se han recuperado piezas con los norteamericanos, pero el sueño mío es el Ídolo de algodón”, afirma.

El Ídolo o cemí de algodón fue encontrado en la República Dominicana, pero está en el museo de la Universidad de Turín, en Italia. Se entiende que representaba la personificación de los fenómenos naturales y de los espíritus de los muertos.

El 15 de abril de 2013 la Camára de Diputados aprobó una resolución en la que se solicitó al presidente de la República instruir a los ministros de Cultura y de Relaciones Exteriores a que gestionaran su devolución al país. En el documento se describe que el Ídolo tiene “75 centímetros de altura y su cabeza es un cráneo humano de 28 centímetros que deja ver la dentadura a través de su boca abierta y tiene la curiosidad de estar elaborado en algodón”.

“Creemos que ahora que hay la devolución de bienes patrimoniales en todo el mundo, se puede recuperar”, afirma Martínez.

Informa también que actualmente se desarrolla una investigación en la Línea Noroeste donde arqueólogos trabajan en conjunto con personal de una universidad holandesa. “Eso que se recupera es acá que viene, a los depósitos”, explica.

La promesa de cambio

El Museo del Hombre Dominicano ha hecho importantes aportes a la antropología física, la antropología general y la enseñanza mediante cursos y seminarios.

“Este era el mejor (museo) de Centroamérica y el Caribe, lo que pasa es que este museo se quedó congelado en los años 70”, afirma Martínez.

Un reporte de la entonces Secretaría Técnica de la Presidencia, que compila una relación de las obras construidas por el expresidente Joaquín Balaguer entre 1966-1976, detalla que para la construcción del Museo del Hombre Dominicano el Gobierno gastó RD$1,777,019. Su planificación y diseño estuvo a cargo del arquitecto José Caro Álvarez.

El pasado 5 de julio el presidente Danilo Medina visitó la Plaza de la Cultura. Comprometió al Ministerio de Cultura a elaborar un presupuesto para restaurar el lugar y, con ello, a varios de los museos que alberga, entre estos el del Hombre Dominicano.

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Infografía
Mapa de la Plaza de la Cultura. (BOLETÍN INFORMATIVO DE LA PLAZA DE LA CULTURA DE JULIO DE 1984.)

La promesa de restauración ha sido bien recibida por la Dirección. Llega luego de que el recinto esté funcionando desde hace años con limitaciones que no invitan a ser visitado. Solo el año pasado recibió a 27,767 y apenas el 3.2 % era extranjero. Hasta junio del presente año ya van 13,167 las visitas, y el 2.5 % ha sido extranjero.

La razón del deterioro, Martínez la atribuye a falta de presupuesto.

“En este país la cultura la dejan siempre para último, entonces para construir casas a la gente es más importante, y dicen: pero el museo puede aguantar”, afirma el director.

En el Presupuesto General del Estado del presente año se asignaron RD$296,104,030 para la conservación de documentos y exhibiciones históricas, que incluyen RD$81,877,267 para servicios museográficos.

Martínez considera el edificio del museo como icónico, por lo que entiende que se puede mantener la misma infraestructura -si un examen sísmico en curso lo certifica- y solo rehabilitar las salas, los sistemas eléctrico y del aire acondicionado, cambiar las vitrinas, quitar las alfombras y colocar más piezas en exhibición que están guardadas.

“Este es el principal museo de aquí, de República Dominicana (...) Quiero que se sigan los consejos que hemos dado, que el museo se ponga en el siglo XXI, me han dicho que sí; que tenga toda la información digital y que se puedan traer turistas”, concluye.

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