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Jesús Paniagua: “He tratado de aprender de los grandes narradores”

Es el autor de Memorias de una mula, novela publicada por editorial Planeta

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Jesús Paniagua: “He tratado de aprender de los grandes narradores”
Jesús Paniagua, escritor dominicano. Foto: Danelis Sena

Jesús Paniagua, joven escritor dominicano, pertenece a las últimas hornadas literarias y es de los pocos del solar que han saltado al ruedo exterior con la publicación de Memorias de una mula, novela relativa al narcotráfico, tema al que se le ha sacado mucho provecho en el extranjero, pero que sigue estando pendiente en la narrativa dominicana.

El autor cuenta que ha tratado de aprender de los grandes narradores, como Mario Vargas Llosa, Truman Capote, Vladimir Nabokov y de su amigo Luis Beiro, al que considera su “padre literario”.

En relación a su obra, publicada por la reconocida editorial Planeta, a la forma en que se acercó a la escritura, a sus experiencias y expectativas, respondió preguntas para Ruta de Letras, de Diario Libre.

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Infografía
Jesús Paniagua, escritor dominicano. Foto: Danelis Sena

El año pasado dio un gran paso con la divulgación de su novela Memorias de una mula, publicada por editorial Planeta de México. ¿Cómo ha sido recibida esta obra en el país y en el exterior?

La novela fue presentada por primera vez en la Feria del Libro de Madrid, cuando nuestro país fue el invitado de honor. Desde entonces, hemos recibido un gran apoyo de la comunidad lectora. En México, gracias a Dios, está dentro de las novedades más vendidas. La gran aceptación de la historia en países como Costa Rica, Guatemala y Perú, ha sido una gran sorpresa.

¿Qué lo motivó a adentrarse en ese tema planteado en su narración? ¿Cuál fue el detonante?

Sin dudas el personaje principal, en este caso, Ivamar Santos. Una mujer hecha con una contextura diferente. Cuando la conocí, me llamó la atención su perfil psicológico, sobretodo, las contradicciones entre lo que piensa y lo que hace.

¿Explíquenos cómo fue el proceso de investigación sobre el narcotráfico y el mundo de las mulas?

Resulta que por varias diosidencias, fui profesor voluntario de español del Modelo Penitenciario Najayo Mujeres. Allí conocí la gran diversidad cultural: rusas, españolas, colombianas, holandesa... Todas apresadas por transportar drogas dentro de su cuerpo, las llamadas mulas. Durante los cuatro meses de docencia, entrevisté a muchas de estas mujeres que, por miedo o por necesidad, lo sacrifican todo para sobrevivir.

¿Qué tiempo le tomó escribir la obra?

Debo de admitir que traté de no escribir esta novela. Conocí la historia en el 2011 y no fue hasta el 2016, cuando decidí realizar una maestría en literatura. Fue entonces cuando pude montar, en mi mente e imaginación, las vivencias en Najayo Mujeres y crear este personaje. Entre la escritura y reescritura, me demoré dos años y medio.

¿Cómo nace su vocación de narrador?

Nace de un atrevimiento, por estar de ‘’freco.’’ Pero también de una necesidad. Necesitaba, de una forma u otra, poder contar a través de una historia, la profunda inconformidad que siento con el mundo tal como es. Mi primera novela, Duendes de Sueños Rotos, sirvió como desahogo. Después de haber conocido las técnicas literarias, mi vocación de narrador se transformó hacia el compromiso.

¿Quiénes han sido sus maestros literarios?

He tratado de aprender de los grandes narradores, como lo son Vargas Llosa, Capote, Nabokov, pero ha sido mi amigo, o como le apodo, mi “padre literario”, el escritor Luis Beiro, la persona que se ha encargado de mi formación. Mis letras, para bien o para mal, han sido influenciadas por sus enseñanzas.

¿Cómo fue su acercamiento al ámbito de la creación?

Mira, hace poco encontré una historia que, a juzgar la caligrafía, debía de tener unos seis o siete años. Era casi una hoja completa donde yo desdoblaba la vida de Supermán. Según el relato, si Luisa Lane supiera que Clark, en efecto, era Supermán, su vidas en común fueran mucho más sencilla y ella, pudiera protegerse de los “malos”. Así que no sé qué decirte. A los quince años escribía las canciones para un grupo de música (“Circo”) en el cual yo también tocaba bajo. Pero no fue hasta un encuentro que tuve con un joven escritor dominicano, Rey Andújar, ahora un gran amigo, que pude entender el sentido de la creación literaria.

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Infografía
Jesús Paniagua, cuando presentaba Memorias de una mula. Foto: fuente externa

¿Cómo lo consiguió publicar con Planeta de México?

La verdad que yo solo escribí la historia. Todo el mérito de la publicación es para mi agencia literaria.

Aunque ha publicado ya tres libros, muchas personas no saben que es ingeniero y que vive y produce en el país. Cuéntenos un poco sobre su formación profesional y sus vivencias.

Me gradué de Ingeniería Civil, y a esto le dedico mis labores de proyectos de vivienda económicas, así como al sector privado. Pero, mis mayores esfuerzos los concentro en nuestra empresa matriz y familiar.

¿Está escribiendo otra novela? ¿Qué más quiere hacer en literatura?

Tengo un tiempo trabajando en algo, pero todavía son esbozos. En estos momentos, más que escribir, leo e investigo. De la literatura puede que no quiera nada más que narrar historias.

Cuando escribe, ¿qué importancia le concede al fondo y a la forma?

Son las piezas más importantes a la hora de concebir un proyecto literario. También constituyen mis grandes dolores de cabeza. La intención de la obra siempre nace de la profunda inconformidad que tengo respecto al tema a tratar. Y siempre busco diferentes formas creativas de quién o quiénes, cómo y por qué, van a contar esa historia.

¿Cuáles autores de la actualidad o del pasado son fundamentales para usted?

De la actualidad, Guillermo Arriaga. Una de las primeras novelas que leí fue El dulce olor a muerte. Arraiga tiene un lenguaje directo, utiliza muchos verbos accionados lo que permite que la narración avance, no le da al lector chance a bostezos. Y del pasado, que son quizás los autores que más releeo: Hemingway y Albert Camus.

¿Qué aspira que sienta el público al leer sus obras?

Escribo para salir del mundo que me circunda que es, a todas luces, infinitamente más mediocre que las vidas contadas por los novelistas. El simple hecho que yo pueda compartir una historia con los lectores, que pueda junto a ellos salir por un momento de este mundo, es mi norte.

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