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José Tomás Pérez: “Lo real es que empecé a escribir desde muy joven”

El autor, embajador dominicano en Estados Unidos, ha publicado dos novelas recientemente

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José Tomás Pérez: “Lo real es que empecé a escribir desde muy joven”
José Tomás Pérez, embajador dominicano en Estados Unidos. (FOTO: FUENTE EXTERNA)

José Tomás Pérez, embajador dominicano en Estados Unidos, político de amplia experiencia en el partido oficialista y en la esfera gubernamental, se ha lanzado con vigor al ruedo literario, revelando su faceta de novelista, que ha sorprendido a muchos.

Sin embargo, a su círculo íntimo no le extraña este debut literario, porque le reconoce su interés por los libros y su temprano interés por la escritura encubierto por el activismo político.


Sobre el ejercicio de esa vocación postergada durante largos años, el autor habla en Ruta de Letras y devela la forma en que escribe y otras interioridades de su proceso, entre otros tópicos esencialmente literarios.

Ha publicado dos novelas. ¿Qué sensaciones le han dejado estos acontecimientos?

La experiencia de publicar dos novelas y que sean éstas, precisamente, las primeras que escribo me genera un sentimiento muy particular de autosatisfacción. Había entrado al mundo de la literatura a través de la poesía y la escritura de algunos cuentos dispersos durante mi etapa de universitario, justo para la fecha de mi integración al Movimiento Cultural Universitario (MCU). Eran tiempos de mucho atrevimiento, pero no de tanto como para embarcarme en un trabajo tan difícil y demandante como el de escribir novelas. En cierto modo me daba miedo comenzarlas y luego no tener las herramientas técnicas necesarias para terminarlas. Es un género que te exige de mucha madurez, no solo personal sino literaria para dominarlo y poder salir airoso.

Mucha gente se ha sorprendido con esta faceta suya, que de pronto se revela. ¿Cómo y cuándo surgió su interés en escribir literatura?

La gente me conoce como el político, el senador y el funcionario público. Pienso que en el país se infravalora la capacidad intelectual que pueda tener un político. Y en cierto modo, no dejan de tener razón, sobre todo en una sociedad donde para ocupar puestos públicos, sin importar la envergadura, con frecuencia no se toma en cuenta la educación ni la formación profesional del incumbente. Pienso que esa es una de la causa de la sorpresa. Pero lo real es que empecé a escribir desde muy joven. Recuerdo que siendo circulista del PLD publiqué un poema en Vanguardia del Pueblo que llamó mucho la atención del profesor Juan Bosch, a tal punto que le pidió a Diómedes Núñez que me llevara a su despacho para conocerme. Fue mi primer contacto personal con el gran escritor. Seguí, luego, publicando poesías en Vanguardia, pero por la falta de espacio en el periódico, que era pequeño, nunca publiqué mis cuentos. Para mí fue en esa etapa donde se crearon los primeros cimientos y herramientas que hoy han permitido escribir mis primeras novelas.

¿Primero publicó el pasado año La gente detrás del muro? ¿Qué quiso transmitir con esta novela poblada de tantos personajes?

Mi primera novela, La gente detrás del muro, revela una profunda crítica a nuestra sociedad, a sus distorsiones, carencias y desigualdades. Es una especie de tragicomedia en la que se tipifica el comportamiento de los diferentes actores de la sociedad dominicana y latinoamericana. La idea central es la presentar a un pueblo que vive en la plenitud de su candidez sometido a la voluntad y los intereses de una manada de buitres, políticos y oportunistas que viven y se alimentan de su ignorancia. Para lograrlo y darle cierto sentido de universalidad a la historia, tuve que auxiliarme de numerosos personajes, historias yuxtapuestas y escenarios diversos. El resultado es una novela en la que el sentido de cotidianidad de la gente se une la aprensión por lo desconocido y al negro presagio de su futuro, conformando un mundo cruelmente realista, con pinceladas mágicas de surrealismo.

¿Tuvo dificultades a la hora de escribirla y si es así cómo pudo superarlas?

La gente detrás del muro fue mi primera experiencia como novelista y como tal, no resultó fácil escribirla. Trabajé en ella casi dos años, con más de quince borradores. Muchas fueron las veces en que se me trancaba la imaginación. Entonces, la dejaba a un lado por varios días y hasta semanas, salía de su contorno y trataba de refrescar mi espíritu e inspiración leyendo novelas de los autores clásicos y contemporáneos. Pronto me di cuenta que leyéndolos a ellos recibía los impulsos y las motivaciones que necesitaba para seguir trabajando en mi obra.

A inicios de este año, se produjo la puesta en circulación de “La sombra de la muerte. ¿Qué lo motivó a escribirla?

La historia de esta novela surgió mientras terminaba el último capítulo de la primera. El impulso para escribirla fue tan grande que tuve que echar a un lado lo que estaba haciendo para empezar a trabajar en su trama. Es una historia circular, que termina justo en el momento en que comienza. Desde el principio me propuse que fuera una novela corta, pero que no dejara afuera ningún detalle que se considerara importante o pertinente a la misma. Fue escrita en 10 meses.

¿Influyó en su inclinación literaria su relación con Juan Bosch, escritor notable y fundador del PLD?

Es posible que Juan Bosch tuviera alguna influencia en el desarrollo de mi vocación literaria. Lo considero, sin embargo, más como un inspirador político. La influencia literaria vino de la lectura temprana de autores clásicos como (Fiódor Mijáilovich) Dostoyevski, Albert Camus, León Tolstói y de los escritores del boom latinoamericano.

¿Le dio Bosch algunos consejos literarios? ¿Cuáles fueron?

Recuerdo que cuando Juan Bosch me llamó, luego de la publicación en Vanguardia del Pueblo de mi poema, me dijo, con mucha seriedad, que yo tenía un gran talento para la poesía. Que continuara escribiendo. Eso sin dudas, fue un gran motivador para mi futura carrera pues me dio las primeras señales de que podía. Solo que para ese entonces, mi militancia y compromiso políticos ya empezaban a desviarme de mis propósitos literarios hasta que finalmente terminaron aniquilando, por lo menos temporalmente, mi inspiración.

¿Cuáles escritores han influido en usted?

Sin duda, y con gran orgullo lo digo, Gabriel García Márquez ha sido el escritor que más influencia ha tenido en mi literatura. En la poesía, Pablo Neruda. De Juan Bosch aprendí la sencillez para decir las cosas. Hay otras influencias menos notorias que te puedo mencionar como las Mario Vargas Llosa, Antón Chejov y Ernest Hemingway.

En cuanto a sus obras, cuando decide escribirlas ¿se traza algunos propósitos o simplemente deja que la prosa fluya sin cortapisas?¿Qué tiempo le toma hacerlo?

Decido sentarme a escribir una novela cuando tengo su principio y su final definido. Hago un breve bosquejo y empiezo a construir la historia a partir de experiencias personales y ajenas, de hechos reales e imaginarios que voy adornando, mezclando y organizando al servicio del final que me propuse. En ocasiones se me agota la imaginación y no sé cómo seguir. Me detengo por varios días, medito, sueño, me relajo y de repente, como salida de la nada, me sale la solución al problema y continúo escribiendo. Escribo en la mañana temprana, casi siempre.

¿Seguirá escribiendo novelas?

Voy a seguir escribiendo novelas porque me gusta. Ahora mismo llevo 100 páginas de mi tercera novela, la que me he propuesto terminar a fin de año. Es una historia de unas 300 páginas sobre la azarosa vida de una inmigrante. Sin más detalles por el momento.

¿Su experiencia política y su trabajo como embajador le resultan útiles para escribir?

Mi experiencia política ha sido el manantial de donde sale la esencia que nutre mi imaginación para escribir novelas. El contacto directo con la gente del pueblo, haber recorrido a pie todos los barrios de la ciudad capital, conocer en detalle cada provincia de mi país, la miseria en que viven sus habitantes, sus ansiedades, sus conflictos, sus pesadumbres y pesadillas, la manera de ver y de vivir su mundo: Esa ha sido la fuente más importante de mi inspiración.

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Infografía
Caridad Santos de Pérez y José Tomás Pérez. (FUENTE EXTERNA)
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