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Juan Bosch, político a su pesar y escritor por vocación

Conferencia dictada por Guillermo PIÑA-CONTRERAS el 2 de junio de 2019 en el pabellón de República Dominicana en la Feria del Libro de Madrid 2019

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 Juan Bosch, político a su pesar y escritor por vocación
Juan Bosch, dirigiéndose al pueblo. (FOTO: ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN)

“Es innegable que en la Mansión Presidencial se está gestando una tiranía que amenaza al pueblo dominicano”. Juan Bosch

El 16 de septiembre de 1929, al publicar “Los dos caminos de la hora” (Santo Domingo, El Mundo, 16 de septiembre de 1929, p.1./ p.32), Juan Bosch no podía imaginarse que esa dictadura que preconizaba en su artículo iba a tener tanta influencia en su vida; no podía imaginarse que iba a influir notablemente en su carrera de escritor y que, muy a su pesar, le obligaría a dedicarse a la política hasta el último día de su vida.

Años más tarde, el 4 de diciembre de 1933, Bosch fue acusado de pertenecer a un grupo terrorista denominado Vanguardia de la Dignidad Nacional y de haber colocado varias bombas mortíferas en el cementerio de Santo Domingo en donde una de las cuales había explosionado el 20 de noviembre de ese año a medianoche.

Durante el interrogatorio a que fue sometido el entonces joven escritor el 15 de enero de 1934, declaró: “Soy miembro del Partido Dominicano y si soy parco al juzgar al gobierno actual, es porque, según todos saben, no actúo en política”. Y más adelante expresa: “Yo pensaba casarme el 31 de diciembre del pasado año [1933] y fijar mi residencia en España por donde debía ir en febrero, a más tardar el día 20 del mes de marzo del año actual, con intención de explotar allá mis condiciones literarias; por lo cual me era absolutamente imposible acariciar proyectos ulteriores, los cuales, además, no se compadecen con mi ideología, perfectamente conocida aquí” (“Hace 38 años. Juan Bosch acusado de terrorista ante juez de Instrucción”, Santo Domingo, Renovación, 1 al 10 de julio de 1962, pp.12-13).

La acusación de terrorista de que fue objeto Juan Bosch era una estrategia para obligarlo a colaborar con la naciente dictadura. Así lo hizo por más de tres años. En 1935 fue nombrado en la Dirección General de Estadísticas en donde permaneció hasta su salida de República Dominicana en enero de 1938 cuando Trujillo le ofreció el cargo de diputado. Un exilio que, contrariamente a los objetivos que se había trazado, le conduciría irrevocablemente por los senderos de la política y la lucha contra la dictadura dominicana, así como también a la reflexión sobre las condiciones psicológicas, políticas, económicas y sociales que inciden en un pueblo para dar espacio a una tiranía.

En la carta de renuncia a su función de jefe del Servicio de Información de la Dirección General de Estadísticas, Juan Bosch insiste, como lo había hecho durante el interrogatorio de 1934, en que su destino era “ser escritor”, pero manifiesta también las razones políticas por las que renunciaba a su cargo y abandonaba su país pues allí no se podía “estar en un cargo público absteniéndome de hacer política” (“Carta de renuncia del 27 de febrero de 1938”, en Piña-Contreras, Guillermo, Imagen, trayectoria y escritura, t. I Santo Domingo, Ediciones Ferilibro, 2000, p.45).

Durante los años que permaneció en Santo Domingo se dio cuenta de que Trujillo había moldeado a los dominicanos para que hicieran de la política un medio de vida; había obligado a los que querían permanecer en el país a vivir con el temor de perder la vida en cualquier momento por el simple hecho de ser enlistados como enemigos [“Yo no concibo la política al servicio del estómago, si no al de un alto ideal de humanidad. Empeñado en no crearle a los míos una situación amarga, y en interés de adaptarme a la realidad de mi país, yo hice esfuerzos con mi mayor buena fe y nuevo Galileo, me sometí varias veces a las exigencias del momento. Pero esos sometimientos no hacían si no crear en mí un estado de ánimo peligroso para el porvenir de mi familia y, desde luego, para el mío. Destruía mi carrera y perdía a mis propios ojos el respeto que yo mismo me debía. Sabía, además, que mientras viviera en la República Dominicana no podía evitar eso, porque tratar de hacerlo era ser enlistado como enemigo, y yo sé por experiencia personal adonde conduce tal designación. De ahí que haya salido de mi país.” (“Renuncia del 27/2/38”, en Piña-Contreras, Guillermo, ibídem]. Sabiendo pues las consecuencias de su gesto y de que no volvería al país por muchos años, esa carta de renuncia fechada el 27 de febrero de 1938 en Puerto Rico pone de manifiesto el régimen totalitario que había iniciado Trujillo en República Dominicana en 1930.

A pesar de su renuencia explícita a la actividad política, un año después de haber iniciado su exilio, la política y la lucha contra la dictadura de Trujillo eran tan importantes en su vida como su ascendente carrera de escritor. Sus ideas sobre lo que significaba esa dictadura para los dominicanos le asombra a tal grado que la opinión que tenían sus amigos Emilio Rodríguez Demorizi, Héctor Incháustegui Cabral y Ramón Marrero Aristy sobre los haitianos le motiva a escribirles una carta luego de un encuentro en La Habana. Se había dado cuenta de la influencia que tenía la tiranía no sólo en la actitud de los dominicanos sino también en la de los intelectuales. Esa carta, publicada en folleto en 1943 junto a la respuesta de Rodríguez Demorizi, Incháustegui Cabral y Marrero Aristy (Cfr., Para la historia, dos cartas, Santiago, Editorial El Diario, 1943, 15pp), es una lección de Bosch a sus colegas escritores contra la xenofobia y el antihaitianismo estimulados por la dictadura y del cual esos intelectuales se convertían en estandartes. Igualmente le entristece comprobar, a través de sus amigos, que la dictadura había sentado las bases del modelamiento de la mentalidad dominicana (“Trujillo y todo lo que él representa como minoría explotadora desean la riqueza de la isla para sí; Lescot y todo lo que él representa como minoría explotadora, también. Entonces, uno y otro –unos y otros, mejor dicho– utilizan a sus pueblos respectivos para que les sirvan de tropa de choque; esta tropa que batalle para que el vencedor acreciente su poder. Engañan ambos a los pueblos con el espejismo de un nacionalismo intransigente que no es amor a la propia tierra sino odio a la extraña, y, sobre todo, apetencia del poder total. Y si los más puros y los mejores entre aquellos que por ser intelectuales, personas que han aprendido a distinguir la verdad en el fango de la mentira se dejan embaucar y acaban enamorándose de esa mentira, acabaremos olvidando que el deber de los más altos por más cultos no es ponerse al servicio consciente o inconsciente de una minoría explotadora, rapaz y sin escrúpulos, sino al servicio del hombre del pueblo, sea haitiano, boliviano o dominicano” (Bosch, Juan, “Carta para la historia”, en Bosch, Obras completas, t. IX, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, pp.214-215).

La posición de Bosch frente al antihaitianismo fue utilizada por el régimen de Trujillo para desacreditarlo en República Dominicana. El poeta Tomás Hernández Franco, dentro de esa conducta de sumisión a que el dictador había conducido a los intelectuales, publicó en 1944 un infamante panfleto contra Bosch (Cfr., Hernández-Franco, Tomás, Juan Bosch, el cuentista del “cuento”, Ciudad Trujillo, Editora La Nación, 1944, 22pp). Para ampliar lo que significó para un intelectual permanecer en el país de Trujillo sólo hay que leer el “informe confidencial” de Marrero Aristy sobre sus gestiones en La Habana en 1946 cuando el dictador quería presentarse al mundo como demócrata y lo que dice de Bosch al final de su reporte (Cfr., Vega, Bernardo, Un interludio de tolerancia, el acuerdo de Trujillo con los comunistas en 1946, Santo Domingo, Fundación Cultural Dominicana, 1987, pp.98-105). Esa conducta tenía éxito ante el dictador.

Sé que puede parecer provocador decir que Bosch se hizo político a su pesar, más aún tratar de asegurar que Trujillo y su dictadura le trazaron el camino de la política como actividad principal a pesar de haberse dado a conocer, durante su exilio, como escritor de cuentos. La decisión de abandonar la literatura la tomó al final del largo exilio que comenzó en enero de 1938 y terminó el 20 de octubre de 1961, unos meses después de la trágica muerte del dictador Rafael Trujillo el 30 de mayo de ese año.

Examinemos pues la trayectoria literaria de Juan Bosch durante sus primeros años en República Dominicana luego de su regreso de España y Venezuela en 1931.

En varias entrevistas concedidas al término de su largo exilio en 1961, Bosch explica que se inició en la literatura publicando cuentos cuyos personajes eran animales e insectos (Cfr. Piña-Contreras, Guillermo, “Creación literaria y actividad poética”, en Bosch, Obras completas t. V, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias,2009, pp.359-538), en Las Brisas del Birán de Barahona.

Cuentos que nunca han sido recuperados y debemos considerar sus primeros intentos como escritor de ficción muy influidos, según Bosch, por los cuentos de Calleja que marcarían notablemente su narrativa en la que predomina la sencillez y la claridad así como el placer de contar historias. De esa época sólo tenemos constancia de “El prófugo” publicado en el Listín Diario el 29 de enero de 1929, el mismo año en que El Mundo publicó “Los dos caminos de la hora”, comentado al inicio de esta conferencia y que muestran ya su sensibilidad social y política, respectivamente.

Entre 1929 y la publicación de Camino real, Bosch se había hecho un nombre como escritor al publicar más de veinte cuentos e igual número de artículos literarios e incluso políticos, tanto en Bahoruco y Alma Dominicana como en Listín Diario (Cfr. BOSCH, Obras completas t. XXXIII, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2012).

Hasta poco antes de su salida del país en enero de 1938, llegó incluso a ejercer las funciones de director de la página literaria de Listín Diario, así como también se dio a conocer como activo animador cultural. Notoriedad que iba a llamar la atención de la naciente dictadura dominicana en particular después de la publicación de su colección de cuentos Camino real en noviembre de 1933.

La notoriedad de Bosch llamó la atención del régimen totalitario de Trujillo y para doblegarlo se le acusó de formar parte del ya mencionado grupo terrorista y de haber colocado, como ya he dicho, una bomba en el cementerio de Santo Domingo. Luego de unos meses en prisión y de reafirmar que sólo le interesaba ser escritor, tuvo que simular su colaboración con el gobierno y aceptar la dirección del Censo de la Oficina Nacional de Estadísticas.

Esa actitud de sumisión se tradujo en discursos y artículos laudatorios a Trujillo y su régimen (Cfr. “Jefes y tiranos”, “Jefe de gobierno, Jefe de la oposición”, “La reelección de Trujillo”, en Bosch, Obras completas t. XXXIII, Ibidem y t. XIX, p.3). Elogia incluso que la centenaria Santo Domingo fuera rebautizada Ciudad Trujillo. Estrategia para obtener el permiso de salida de su país, así como el de su esposa e hijo.

Al momento de su salida a Puerto Rico, el 13 de enero de 1938, había publicado, además de Camino real (1933), Indios, apuntes históricos y leyendas (1935) y La mañosa, la novela de las revoluciones (1936). A diferencia de Camino real, La Mañosa no despierta recelos, pues Trujillo había terminado con esas “revoluciones”. Su logro fue más bien literario: hacer de esas “revoluciones” el personaje central de la novela. Revoluciones que se vehiculan a través de una mula llamada “Mañosa”, como eran esas “revoluciones”: “una maña nacional”. Así, al enterarse de que lo querían nombrar diputado, y pretextando un quebranto de salud de su esposa y que ésta debía ver a un médico en Puerto Rico, obtiene el permiso necesario entonces para salir del país.

El 27 de febrero de 1938, días después de haberse instalado en San Juan, envía a Trujillo su carta de renuncia al cargo que ostentaba en la dirección de Estadísticas y reitera una vez más: “Mi destino es ser escritor, y, en ese campo, nada podía ya darme el país; y no sería eso sólo causa bastante a hacerme dejar el lugar de mis afectos, sino que, además de no poder seguir siendo escritor, tenía forzosamente que ser político, y yo no estoy dispuesto a tolerar que la política desvíe mis propósitos o ahogue mis convicciones y principios, a menos que desee uno encarar una situación violenta para sí y los suyos, hay que ser político en la República Dominicana. [...] Por otra parte, tenga usted la seguridad de que, a menos que me vea en el caso forzoso de tener que defenderme, yo no utilizaré mi pluma en comentar la política dominicana. Le repito que la causa de mi salida es el firme propósito de no actuar en política personalista” (Bosch, Obras completas t. XXXVII, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2012, p.321).

Puerto Rico, Hostos y su obra

Con la firme intención de hacerse escritor inicia su vida de expatriado. No podía imaginarse que aquel 13 de enero de 1938 iniciaba un largo exilio de casi 24 años que terminaría el 20 de octubre de 1961, luego de haber transitado por numerosos países del centro, sur y norte de América, la vida y los acontecimientos políticos desviarían sus propósitos de hacerse escritor y le conducirían por los caminos que su propia sensibilidad social, como era de esperarse, le vislumbraba: la política militante.

Al instalar residencia en San Juan, se hace asiduo colaborador de las revistas Puerto Rico Ilustrado, Alma Latina y, de La Habana, Carteles; muchos de esos cuentos provenían de la segunda edición de Camino real [1937]; hace lo mismo en otras revistas de la región adquiriendo rápidamente la reputación de escritor.

Como el azar ordena bien las cosas, Bosch se apersonó a la Biblioteca Carnegie de Puerto Rico, y al preguntar si había allí algún trabajo que pudiera desempeñar, le sorprendió la noticia de que el comité Pro-Centenario del nacimiento de Eugenio María de Hostos tenía programado la edición de las Obras completas del ilustre pensador boricua y fue contratado para que supervisara la transcripción dactilografiada de sus manuscritos. Ese sería pues el momento más importante de su aún joven carrera intelectual: “Si mi vida llegara a ser tan importante que justificara algún día escribir sobre ella, habría que empezar diciendo: Nació en La Vega, República Dominica el 30 de junio de 1909; y volvió a nacer en San Juan de Puerto Rico a principios de 1938, cuando la lectura de los originales de Eugenio María de Hostos le permitió conocer qué fuerzas mueven, y cómo la mueven, el alma de un hombre consagrado al servicio de los demás”, escribe Bosch en el prefacio de su Hostos, el sembrador (Bosch, Obras completas t. VI, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, p.50).

La influencia que ejerció Hostos en Bosch es tan importante que aún luego de proclamarse marxista treinta y cinco años más tarde mantenía su admiración por el humanista caribeño.

El único medio de medir el talento de un escritor es su trabajo, decía el novelista francés Gustave Flaubert. Bosch nunca faltó a ese principio, era un trabajador infatigable. En su primer año en Puerto Rico inicia una exhaustiva revisión de La Mañosa, escribe la primera parte de su desaparecida novela El Pueblo y redacta Hostos, el sembrador. Incursionando, por primera vez, en el género biografía.

Todavía persistía en ser escritor y busca publicar El Pueblo y La Mañosa (ya revisada) en Argentina; solicita, con esa finalidad, los buenos oficios de Pedro Henríquez Ureña sin éxito: “Ahora estoy pensando”, escribe a su reconocido compatriota, “en hacer aquí [en Puerto Rico] una edición corregida de La Mañosa. Quiero talarla de muchas inconveniencias literarias. La dejaré siempre sin caer sobre el habla, porque yo entiendo que lo importante no es conservar la prosodia, sino la sintaxis, y porque además no quiero restarle nada en claridad.

‘Para esta edición quisiera pedirle una cosa que, a nadie, ni siquiera a mi hermano, le pediría. Se trata de un párrafo suyo, de no más de veinte o veintiocho palabras, que exprese su opinión, sea mala o buena. Es que como necesito venderla para vivir, quisiera sacarla con unas palabras suyas, por ser Ud. dominicano, y porque el nombre suyo es de por sí un pasaporte. Ahora bien, no le pido un elogio, sino un juicio, y de no más de veinte o veinticinco palabras” (Bosch, Obras completas t. XXXIX, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2012, p.482).

Al concluir la transcripción de los manuscritos de las obras de Hostos, la Editora Cultural, S.A., de La Habana obtuvo la licitación para su publicación. Bosch fue entonces designado para dirigir la edición y hubo de trasladarse a La Habana en donde le esperaba un cambio mucho más radical que el que experimentó en Puerto Rico su carrera intelectual cuando conoció la obra de Eugenio María de Hostos: la fundación del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), y su participación, tras bastidores, junto al líder del Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), Carlos Prío Socarrás, en la política cubana.

La Habana, una escuela de política

Al llegar a La Habana en enero de 1939, su reputación de escritor y hasta las razones por las que había salido de República Dominicana le precedían. En el puerto de la capital cubana le esperaba el Dr. Enrique Cotubanaba Henríquez con la doctrina de lo que luego sería el PRD, la organización política que se convertiría en la más importante y de mayor influencia del exilio dominicano.

Como el azar ordena muy bien los hechos, resultó que el Dr. Henríquez, además de hermano del ilustre Pedro Henríquez Ureña, era cuñado de Carlos Prío Socarrás, uno de los líderes del Partido Revolucionario Cubano (PRC-auténtico). Henríquez presentó Bosch a su cuñado dando lugar a una amistad que lo insertaría en las altas esferas políticas de Cuba.

Esa amistad le abrió además el camino a la actividad política a pesar de su marcada vocación de escritor. Cuando Prío fue elegido diputado constituyente designó a Bosch su asistente y le encargó revisar el estilo de la Constitución cubana de 1940 (una Constitución muy influida, entre otras, por la de la República de Weimar de 1918).

Unos días después de la reunión fundadora del PRD, Bosch asumió su dirección a pesar de que todavía persistía en ser escritor: “Quiere decir que sin darme cuenta nací a la literatura con un afán de servirle a mi pueblo. Si encontré otro camino de servirle fue la política”, diría años después y agrega: “[...] Cuando fundé el Partido Revolucionario Dominicano no lo fundé para ser su líder. No. Lo fundé con el propósito deliberado de que el líder fuera otro y me esforcé en que esa persona se destacara como líder, pero ocurre que no tenía las condiciones. Entonces tuve que pasar a ocupar su puesto. Pero esa persona no tenía las condiciones ni tampoco los otros dominicanos en el exilio las tenían, porque veían a Trujillo en una forma errónea. [...] Yo, que no era marxista entonces, lo veía de otra forma, es decir, lo veía como el hombre que necesitaba el poder para convertirse en el empresario del desarrollo capitalista de la República Dominicana” (en PIÑA-CONTRERAS, Guillermo, “Literatura y experiencia literaria”, en Bosch, Obras completas t. V, op. cit, p.383).

Poco después de su llegada a La Habana en diciembre de 1939 la Editorial Trópico da a la estampa Hostos, el sembrador. Esta obra, resultado de su estudio de la vida y obra del ilustre humanista puertorriqueño. Hostos fue, sin duda, el primer pensador que organizó sus conocimientos por un camino bien definido y que probablemente le despejó la ruta de la política: “Hostos fue para mí, en realidad, un maestro a través de su obra, que transformó mi destino”, dice, e inmediatamente completa: “Antes de leer su obra yo era un proyecto, un proyecto no claro, no bien concebido ni expresado, un proyecto de hombre que quería hacer algo por su pueblo y por los pueblos latinoamericanos. Y después de eso... después de haber leído completa su obra, entonces ya yo sabía qué hacer para servir a mi pueblo y servirles a los pueblos de América Latina” (en Piña-Contreras, Guillermo, Imagen, trayectoria y escritura t. I, op. cit., pp.307-308). Poco más tarde (enero de 1940), La Verónica, la casa editora del poeta español Manuel Altolaguirre, reedita La Mañosa (edición revisada).

La notoriedad de Bosch en tanto autor de cuentos se consolida al recibir el premio Hernández Catá por “Luis Pié”. En Santo Domingo, a pesar de estar bajo la dictadura de Trujillo, “El socio” obtiene el primer premio de los Juegos Florales Hispanoamericanos. Sin perder de vista su intención de ser escritor publica, en La Habana, Dos pesos de agua (1941), una colección de cuentos integrada por textos publicados en Carteles, Puerto Rico Ilustrado y Alma Latina entre 1936 y 1940. Su notoriedad intelectual le permite firmar un contrato de exclusividad con la prestigiosa revista Bohemia. Sigue cosechando triunfos literarios y obtiene el premio Hatuey con motivo del Primer Centenario de República Dominicana en 1944 por su ensayo “La mayor aventura americana”.

Sin embargo, a pesar de sus éxitos como escritor, la actividad política ganaba cada vez más terreno en su carrera intelectual y en 1944 Carlos Prío Socarrás, entonces primer ministro de Cuba, le designa su asesor. Una posición que le permitiría observar, en primera fila, la vida política cubana.

Entre sus actividades junto a Prío Socarrás, dirigió, tras bastidores, Siempre, periódico del Partido Revolucionario Cubano (auténtico). Durante unos meses de ese año mantuvo igualmente una columna de opinión en Información con temas políticos e internacionales.

A pesar de su rápida inserción en la vida política cubana, Bosch trataba de abrirse paso como escritor en los ambientes literarios de La Habana logrando convertirse en una referencia obligada como cuentista. Sobre ese tema dictó una conferencia en el Instituto Hispano-Cubano de Cultura titulada “Las Características del cuento”. Este no era su primer acercamiento a una teoría del género. Desde que se inició en la literatura le inquietaba conocer los hilos que movían la categoría literaria con que buscaba expresar su sensibilidad artística.

En diferentes entrevistas concedidas luego de su regreso a Santo Domingo en 1961, explica que en un principio se sacaba el cuento de adentro, de las entrañas, como le sucedió con “La mujer”: “me sacaba el cuento de adentro”, dice. “Como una mujer se saca el hijo de la placenta o de la vagina, así me sacaba yo el cuento: de adentro, de mis recuerdos. Es más, una vez me puse a escribir una carta [...] a Mario Sánchez Guzmán. Y de ahí no pasé porque en el mismo papel lo que me puse fue a escribir un cuento y resultó ‘La mujer’” (en Piña-Contreras, Guillermo, “Literatura y experiencia literaria”, op. cit., p.372).

En otras entrevistas dice que se dio cuenta de que dominaba la técnica del cuento al escribir “El río y su enemigo” en 1940. En la conferencia de 1944 expone, por primera vez, que se trata del relato de un hecho único y que en el mismo debe privilegiarse la acción.

La actividad política seguía ganando terreno en la vida de Bosch y, como alto dirigente del PRD, fue encargado de importantes misiones políticas en Centroamérica, Venezuela y Haití. Viajes que lo pondrían en contacto con líderes latinoamericanos enemigos de Trujillo como Arévalo (Guatemala), Betancourt (Venezuela). Una etapa muy importante en su incipiente carrera política.

“Me sacaron de Cuba [la dirección del PRD, GPC]”, dice Bosch, en la entrevista que me concediera en 1975, “porque ya se tenían celos de mí, de mis relaciones en Cuba, del papel que yo jugaba allí y propusieron que yo viajara por países de América Latina a hacer propaganda contra Trujillo [...]. Yo tenía que buscar trabajo en México para vivir en México, o adonde fuera. Doña Carmen trabajaba entonces, estábamos en plena guerra, en una oficina de publicidad en contra del fascismo, del nazismo, y yo traducía esa publicidad del inglés al español. Incluso traduje de Lincoln el discurso del cementerio de Gettysburg. Y esa versión mía en español pasó a ser la versión oficial del Departamento de Estado. Había que salir para México, me las arreglé para salir, doña Carmen se quedó en La Habana esperando noticias mías, después ella me acompañó a México. De México fuimos a dar a Guatemala, de Guatemala a Costa Rica y de Costa Rica a Panamá. De Panamá a Venezuela. Esos viajes tuvieron una gran importancia en mi vida, porque empecé a relacionarme con los hombres públicos de esos países: los presidentes de la República, los líderes políticos. Y eso tuvo sus resultados muy buenos en la lucha contra Trujillo. Ahí comenzó el trabajo que yo considero más importante que me tocó hacer en el exilio: conectar entre sí a líderes políticos e incluso a jefes de gobierno y de Estado en la lucha contra Trujillo” (Ibíd.).

En represalias a esa campaña desplegada por Bosch en Centro y Sur América, Trujillo encarcela a su padre y le acusa de proxenetismo y de otros delitos. Sin embargo, Bosch no cede a la presión de la dictadura y responde con la organización, junto a Juan Rodríguez, Leovigildo Cuello y otros líderes del exilio, de la expedición militar de Cayo Confite para invadir República Dominicana y derrocar el régimen. La expedición fracasa, Bosch se convence de que una expedición armada del extranjero no podía derrocar a Trujillo que tenía dominio absoluto de la población. No participó en la organización de la invasión de 1949, organizada con los restos de Cayo Confite. Retorna a la literatura y reúne, en Ocho cuentos (1947), los textos publicados en Carteles después de su llegada a Cuba en 1939.

Cuando Prío Socarrás fue elegido presidente en 1948 le mantuvo como su asesor y le invitó a acompañarlo en su viaje por Centroamérica y Venezuela donde entonces era presidente el novelista Rómulo Gallegos, de quien Bosch era amigo desde aquel viaje de 1945.

Durante esos años finales de la década de 1940, la literatura tenía en Bosch mucha importancia; sin embargo, la política ganaba cada vez más terreno en su vida intelectual y fue quien se encargó de transportar las armas que Cuba enviaba a Figueres en Costa Rica para que se defendiera de la agresión de Somoza. En La Habana, en 1950, fue reorganizado el PRD y eligió a Bosch su presidente.

Al producirse el golpe de Estado de Fulgencio Batista contra el gobierno de Prío Socarrás, Bosch era ya un connotado dirigente del exilio dominicano en Cuba. Ese golpe de Estado tendría importantes repercusiones en sus actividades políticas e intelectuales en La Habana y le allanaría, de nuevo, el camino del exilio.

Cuando se produce el asalto al cuartel Moncada por Fidel Castro y un puñado de jóvenes, Fulgencio Batista trata de deportar a Bosch a Santo Domingo. Sin embargo, debido a la intervención de relevantes personalidades cubanas, evitó la prisión y ser enviado a Santo Domingo, pero tuvo que solicitar asilo político en la embajada costarricense para salir de Cuba.

Con la campaña mediática que siguió al encarcelamiento de su padre y a la presión de varios Estados latinoamericanos, Trujillo acepta dejar salir hacia Puerto Rico a los padres de Bosch que, hasta la muerte del dictador, se establecieron, en San José, Costa Rica.

Periplo por América del Sur: política y literatura

Cuando el gobierno de Costa Rica, cediendo a presiones del dictador nicaragüense Somoza, le obligó a salir del país en 1953, ya Bosch había superado los 40 años, tenía una respetable lista de publicaciones. Además de La Mañosa, de Indios, apuntes históricos y leyendas, se destacan Camino real, Dos pesos de agua y Ocho cuentos, la biografía Hostos, el sembrador, y una numerosa cantidad de artículos dispersos en Carteles y Bohemia, de Cuba; en Alma Latina y Puerto Rico Ilustrado, de Puerto Rico, pero también una enorme experiencia política adquirida en la dirección del PRD y en los años que fungió como asesor del primer ministro y luego presidente de Cuba Carlos Prío Socarrás, así como el prestigio de escritor y de enconado opositor a la dictadura de Trujillo en Santo Domingo.

Con ese prestigio de escritor y político se establece en la ciudad de la Paz, Bolivia, antes de trasladarse a Santiago de Chile en donde establece relaciones con los dirigentes del Partido Socialista gracias a su amistad con el poeta Pablo Neruda. A pesar del lugar que ocupaba en su vida activa la política durante esos primeros años de exilio, aún persistía en ser escritor como había escrito en su carta de renuncia de 1938. Durante su estada en Molinos de Niebla, Chile, redacta “El indio Manuel Sicuri”, un cuento de ambiente boliviano, con igual o tanta intensidad como la que caracteriza sus relatos antillanos y dominicanos, en donde muestra la ingenuidad religiosa del campesino latinoamericano y que más tarde incluirá en su colección de cuentos La muchacha de la Guaira, publicada por la Editora Nascimiento de Chile en 1955.

En esos días de reflexión austral y estimulado por sus amigos del Partido Socialista reordena y corrige los artículos “Judas, ni traidor ni inocente”, publicados en cuatro entregas en Bohemia, cambiándole el título por otro mucho más impactante: Judas Iscariote el calumniado. Esta obra será utilizada en 1961, a su regreso a Santo Domingo, para acusarlo de comunista, cuando en realidad no era más que el resultado de una idea que le había surgido en Santo Domingo mientras supervisaba la impresión de su novela La Mañosa en 1936.

Esa idea de que Judas no había traicionado a Cristo se vio enriquecida al estudiar a Hostos y al adoptar el positivismo como método de análisis basándose en la tesis y el ejemplo e igualmente apoyándose en su propia teoría del relato que se sustenta en la acción y en el hecho único. En su tesis de que Judas es un calumniado de la Historia argumenta que los evangelistas que narran el apresamiento de Jesús no estaban en el lugar y sólo reportaban lo que les había contado el apóstol Pedro. Es evidente pues que la manera como Bosch inicia su texto tiene mucho de la metodología del positivismo.

Para muestra, veamos el íncipit: “No sabemos —nadie lo sabe— cómo era Judas; si joven o viejo, si imberbe o barbado, si de tez quemada o rubia, si de ojos negros o claros, si alto o bajo, si delgado o grueso. Sin embargo, en esa figura no precisada encarnamos al traidor” (Bosch, Obras completas t. VII, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, p.15).

Durante esos años de intensa actividad, mucho más literaria que política, sale a la luz Cuba, la isla fascinante (Chile, 1955), obra capital en su bibliografía, pues en ella hace la historia del país en donde el azar le condujo para dirigir las Obras completas del pensador puertorriqueño Eugenio María de Hostos en 1939 y en donde se formó como político. Al leer Cuba, la isla fascinante comprendemos por qué ese fue el país que se convirtió en el parteaguas de la literatura y la política en la vida de Juan Bosch. Gracias a esta obra se entiende, además de otros acontecimientos no menos importantes, por qué abandonó la literatura para dedicarse exclusivamente a la política a su regreso a Santo Domingo en 1961.

En Cuba, la isla fascinante, Bosch se hace una idea del país que pensaba debía ser República Dominicana. Tomó consciencia de que la literatura, por más sensibilidad social que mostrara, tenía límites que le impedían poner en marcha su proyecto de país. Y dice, como hemos citado: “nací a la literatura con un afán de servirle a mi pueblo. Si encontré otro camino de servirle fue la política” (en Piña-Contreras, Guillermo, “Literatura y experiencia literaria”, op. cit, p. 383).

La estancia en Chile fue muy productiva para el escritor dominicano. Allí redactó Póker de espanto en el Caribe (1955), concluyó David, biografía de un rey (1956), e inició la redacción de la novela de corte filosófico El oro y la paz, ambientada en la selva amazónica en donde interactuaban europeos que habían emigrados a Bolivia, al terminar la Segunda Guerra Mundial, en busca de oro, de riqueza; mientras otros habían llegado al Altiplano boliviano en busca de paz. Esa novela, a pesar de haberla propuesto a varias casas editoriales en México, España e Italia, vendría a ser publicada en Santo Domingo en 1975. Mientras, en 1956, la Editorial Ercilla de Chile imprime Cuento de Navidad que en 1958 tendrá, en Caracas, una segunda edición ilustrada.

Por la correspondencia de Bosch publicada en la página web de la Fundación que lleva su nombre se conoce el itinerario de la publicación de las obras mencionadas, así como sus intentos por publicar David, biografía de un Rey. Bosch dio por cerrado sus esfuerzos para consagrarse a la literatura a su regreso a República Dominicana, aunque es justo decir que durante esos últimos años de exilio se mantuvo cabalgando en el lomo de ambos dominios.

De regreso a Cuba en 1958 es nuevamente víctima de la represión del gobierno de Batista que le apresa y otra vez le amenaza con deportarlo a Santo Domingo. Logra asilarse en la embajada de Venezuela y sale para Caracas en donde su amigo Rómulo Betancourt había sido elegido presidente de la República. En Caracas, a instancias del escritor Miguel Otero Silva, dicta varias conferencias sobre la técnica del cuento en las que termina de definir su teoría del género: el relato de un hecho único y escueto; el relato de la acción sin salirse nunca del tema.

Su éxito literario era tan notorio en América Latina que “El indio Manuel Sicuri” figura en la prestigiosa antología de Juan Liscano Les Vingt meilleures nouvelles de l’Amérique latine (París, Seghers), en la que Liscano hace la salvedad de que Bosch, además de escritor, es un importante político del exilio dominicano contra Trujillo.

En Caracas se destaca, además de autor de importantes artículos de opinión y líder del PRD, como conferencista. En la capital venezolana dicta la conferencia Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo, uno de los capítulos de su inédito Póker de espanto en El Caribe. (la carta dominicana). Esta conferencia será publicada en Venezuela por la librería Las Novedades en 1959.

Luego del fracaso de las expediciones armadas contra la tiranía de Trujillo, no involucra al PRD en las expediciones de junio de 1959 porque intuía que serían un fracaso como las anteriores de 1947 y 49. Durante el período que residió en Venezuela, Trujillo atentó contra la vida del presidente Betancourt; mientras, la actividad política ocupaba cada vez más espacio en Bosch, la literatura perdía terreno. Ese año, con prólogo de Rómulo Gallegos, se imprime en Caracas Simón Bolívar, biografía para escolares.

“Creo que en la Noche Buena o el 31 de diciembre del año 1960”, dice Bosch, “escribí mi último cuento que fue “La mancha indeleble”. Y ese cuento ni lo escribí; se lo dicté a doña Carmen” (Ibid., p.373). Se trata de un relato muy evocador para el escritor de ficción que aún habitaba en Bosch. Como todo texto es polisémico e independiente de la intención de su autor. Se podría interpretar también como lo que le podría ocurrir a un escritor al ingresar a una organización política. En “La mancha indeleble” se trata de un personaje que busca afiliarse a un partido (el narrador no especifica la tendencia, sólo habla de “El Partido”). Cuando la voz le ordena que coloque su cabeza en un escaparate, el personaje responde: “Pero no puedo despojarme de mi cabeza, así como así. Deme algún tiempo para pensarlo. Comprenda que ella está llena de mis ideas, de mis recuerdos. Es el resumen de mi propia vida. Además, si me quedo sin ella, ¿con qué voy a pensar?

‘Aquí no tiene que pensar [responde la Voz]. Pensaremos por usted. En cuanto a sus recuerdos, no va a necesitarlos más: va a empezar una vida nueva” (Bosch, Obras completas t. II, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, p.517).

Es evidente que Bosch, como escritor, era consciente de lo que le pasaría al autor de ficción si se dedicaba a la política, pero también conocía los límites de la literatura y que sólo la política le permitiría realizar su proyecto de República Dominicana.

Líder indiscutible del exilio dominicano, publica en La Esfera de Caracas, su última carta a Trujillo en la que le pide que se marche de República Dominicana antes de que la sangre llegue a su casa, como se entiende “casa” en La Biblia. En abril de 1961 es nombrado profesor del Instituto de Educación Política de Costa Rica y allí dicta la conferencia Una interpretación de la historia costarricense, (San José de Costa Rica, 1962). Residía en San José el 30 de mayo de 1961 cuando Trujillo cayó abatido en las afueras de Santo Domingo.

Regresa el político

No sería exagerado decir que Juan Bosch, a su regreso a República Dominicana el 20 de octubre de 1961 luego de poco más de 23 años de exilio, era el dominicano de mayor experiencia política. En efecto había adquirido esa experiencia en La Habana, gracias a su cercanía al expresidente Carlos Prío Socarrás, a sus años al frente del PRD, la mayor organización del exilio dominicano, y a sus relaciones con líderes políticos de la región Caribe, de México y América del Sur; a lo que habría que agregar, además, que la dictadura de Trujillo no permitió evidentemente el desarrollo político de los opositores que permanecieron en Santo Domingo durante la tiranía.

Bosch, siempre al tanto de lo que sucedía en su país, se dio cuenta de ello tan pronto descendió del avión que le llevó de regreso a la capital dominicana. Sus primeras palabras fueron de concordia, de paz. Un discurso que descartaba el odio y el miedo, como había proclamado Roosevelt cuando propuso el new deal a los norteamericanos en 1930. Terminó sus palabras con una frase de José Martí al decir a los dominicanos que no podían vivir como la hiena, dándole vueltas al odio. Con esas palabras dejó sentado el tono de una campaña electoral exitosa que le llevaría a la presidencia de la República el 27 de febrero de 1963. Comprende igualmente que el país era trujillista y debía moderar su discurso. Nunca habló de los meses de prisión de que fue objeto en 1934 ni del mal trato de que fueron víctimas su padre y su hermano.

Se dio cuenta rápidamente de que, políticamente, el país era el mismo que había dejado en 1938. La dictadura había impedido el desarrollo político de los dominicanos. Los dirigentes de la Unión Cívica Nacional (UCN) y del Movimiento Revolucionario 14 de Junio (1J4) no tenían experiencia política. Menos de 45 días después de la muerte de Trujillo, el PRD se instala en Santo Domingo como organización política y realiza el 5 de julio de 1961, en la aún Ciudad Trujillo, su primer mitin con miras a las elecciones de 1962.

Bosch introduce en el vocabulario dominicano palabras que quedarían en el lenguaje político-social todavía hoy día. Se dirige a los pobres como los “hijos de machepa”, a los que distingue de los ricos, “tutumpotes”. Un vocabulario que tuvo un marcado éxito político como se reflejó en los resultados de las elecciones de diciembre de 1962.

Desde que el PRD se instaló en Santo Domingo, en particular tan pronto Bosch regresó a República Dominicana, germinó entre los opositores y algunos de sus compañeros de exilio la acusación de comunista que le acompañaría durante los meses de campaña hasta el golpe de Estado que derrocó su gobierno en septiembre de 1963; esa campaña de descrédito que siempre acompañó al presidente del PRD llegó al paroxismo de acusarlo de trujillista. No se defendió de ese absurdo. El poco desarrollo político del país permitió que la idea de que Bosch había traído al país la lucha de clases tuviera éxito. Era tal la ignorancia política que su contrincante de la UCN le critica su consigna electoral de aumentar el salario del servicio doméstico. Bosch escribe en Crisis de la democracia de América en la República Dominicana que no podía responder a esa acusación, porque su rival le estaba haciendo la campaña.

Consciente de su prestigio como escritor publica las colecciones Cuentos escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio (1962). Unos días antes de las elecciones generales accede a enfrentar en un debate por televisión al sacerdote jesuita Láutico García que le acusa de ser comunista por haber escrito en un artículo publicado en Caracas (¡en 1959!) que Lenin era un “arquetipo” de gobernante que supo gobernar. Bosch, mostrando su conocimiento de nuestra lengua, se sirve del diccionario de la Academia española para rebatir al sacerdote su interpretación de la palabra “arquetipo”.

El 20 de diciembre de 1962, tres días después de la famosa polémica, Bosch fue elegido presidente de la República con 59 % de los sufragios expresados. Al mismo tiempo se eligió una Asamblea constituyente para la nueva Constitución que debía regir la República Dominicana después de la toma de posesión del nuevo presidente de la República, el 27 de febrero de 1963.

En enero de 1963, el presidente electo Juan Bosch viajó por Estado Unidos, Francia e Inglaterra para entrevistarse con los jefes de Estado de esos países. El encuentro con Kennedy, por ejemplo, tuvo de fondo evidentemente la Revolución cubana. Todo parece indicar que los criterios expresados por Bosch en Cuba, la isla fascinante crearon recelo en la administración Kennedy.

Desde la toma de posesión se instaló en Santo Domingo un nuevo estilo de gobierno sin la grandilocuencia trujillista. Escritores y políticos de América Latina asisten como invitados al solemne acto de toma de posesión, en particular el vicepresidente de Estados Unidos Lyndon B. Johnson en representación de John F. Kennedy.

Poco después de la toma de posesión, la Asamblea constituyente proclama la nueva Constitución en la que prevalece, como expresa uno de sus artículos, la libertad de expresión y de culto, cosa que despierta nuevamente el fantasma del comunismo e inmediatamente se organizan manifestaciones de reafirmación cristiana molestas por el artículo 37 que señala expresamente: “Se garantiza la libertad de enseñanza, y se proclama la ciencia como fundamento básico de la educación”. Postulado propio del positivismo hostosiano.

Bosch, que aún no se desprendía de su antigua actividad literaria, da a la estampa su obra de 1956 David, biografía de un rey.

En su discurso de toma de posesión había dejado muy clara su posición con respecto a la libertad de expresión y, dos meses más tarde lo reafirma en otro discurso para hacer entender a las fuerzas armadas dominicanas qué era la democracia: “Un gobierno democrático”, decía Bosch al explicar el concepto democracia así como qué significaba la libertad de expresión, “no puede ser democrático para unos y dictatorial para otros, así como una dictadura no puede ser tiránica para unos y democrática para otros. Si Trujillo hubiese permitido libertades a un sector de los dominicanos, su tiranía no hubiera durado; si la democracia establece una dictadura para un sector dominicano, los otros, los que quedarán en libertad, serán los primeros en acusar al gobierno democrático de ser una tiranía [...]. “Nosotros no hemos vuelto a nuestro país a perseguir. Nosotros somos afirmativos, no negativos. Pero en última instancia les dijimos, si las Fuerzas Armadas persisten en eso búsquense otro que gobierne porque yo no estoy dispuesto a encabezar una dictadura total o parcial en la República Dominicana.” (Bosch, Obras completas t. XIX, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, pp.554-555).

El sector oligárquico que había liderado el exitoso complot que dio al traste con Trujillo y, seis meses después, con su dictadura, se vio contrariado por el fracaso político que siguió a la acción del 30 de mayo de 1961 y que, por la falta de experiencia política de los dirigentes de ese sector, fuera elegido Juan Bosch, líder del exilo dominicano, por abrumadora mayoría en las elecciones de diciembre de 1962. El sector oligárquico, con el apoyo de militares y la pasividad de Estados Unidos ante un putsch a ojos vistas, derrocó el 25 de septiembre de 1963 el primer gobierno democráticamente elegido en República Dominicana desde 1924. Uno de los actos políticos más irresponsables del siglo XX dominicano.

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Infografía
De izquierda a derecha, el escritor Lionel Richard, Françoise de Piña, Claude Couffon, Guillermo Piña-Contreras y el editor Jacques Kolnokoff, en la presentación del libro de Bosch Vers le Port d’origine. (FUENTE EXTERNA)

De nuevo el exilio (1963)

El Juan Bosch que regresó a República Dominicana en octubre de 1961 había cerrado de manera simbólica su actividad literaria al escribir “La mancha indeleble”, un texto en el cual expresa que un escritor que se dedica a la política no tiene la autonomía intelectual que exige la creación literaria, tampoco, como deja a entender en Cuba, la isla fascinante, tenía, por medio de la literatura, las posibilidades de poner en práctica el proyecto de país que había concebido para República Dominicana. Un dilema que le obligaba a abandonar el ejercicio literario en favor de la acción política a tiempo completo, aunque nunca estableció, como veremos hasta su renuncia a la presidencia del PLD y a la actividad política en 1994, una división radicalmente diáfana entre la literatura y la política al mantenerse navegando entre ambos mares.

En ese sentido, al titular las antologías de sus relatos Cuentos y más cuentos escritos en el exilio (1962) poco después de su llegada a Santo Domingo, recordaba a sus compatriotas que también había sido víctima del destierro. Durante ese primer año de su regreso circuló en Santo Domingo Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo y también se hizo la primera edición de David, biografía de un rey, una obra que tenía el determinado propósito de mostrar a los que le veían como un escritor que incursionaba en política, hacerles ver con la vida del legendario rey de Israel que, como el mismo Bosch, se podía ser escritor y estadista.

En el otoño de 1963, el depuesto presidente se instaló en Puerto Rico, retomó la pluma y reflexionó sobre el Santo Domingo de su regreso hasta el golpe que derrocó su gobierno, la confusión política que entonces reinaba en su país en donde los dirigentes políticos sólo veían como enemigo al trujillismo sin darle importancia a los problemas sociales. Una confusión que también se apoderó de la juventud.

De ese período en Santo Domingo es producto Crisis de la democracia de América en la República Dominicana (1964), y como si en ese ocio intelectual volviera a la literatura, Bosch autoriza la traducción y publicación en inglés de “La mancha indeleble” a The Saturday Evening Post; aprovecha también su tiempo libre para revisar y corregir El oro y la paz; redactar su ensayo Bolívar y la guerra social que dará a la estampa la editorial Jorge Álvarez de Argentina en 1966.

Durante su segundo exilio en Puerto Rico un grupo de oficiales dominicanos favorables al retorno de Bosch a la presidencia de la República derrocan el 24 de abril de 1965 el gobierno de facto presidido por Donald J. Reid Cabral, otros se oponen y se inicia una guerra civil que será sofocada en menos de una semana por una intervención militar de Estados Unidos.

La intervención militar contra el retorno de Bosch a la Presidencia tendrá amplias repercusiones en sus ideas de la democracia. Su figura alcanza notoriedad internacional. Se traduce al inglés y francés Crisis de la democracia de América en la República Dominicana (1965). Su cuento “La nochebuena de Encarnación Mendoza” se vierte al inglés y al ruso.

Regresa a Santo Domingo el 25 de septiembre de 1965 con las fuerzas de intervención aún en el país. Comprende que Estados Unidos quería la Pax americana para República Dominicana como había hecho en Nicaragua y en Haití en 1915, así como en Santo Domingo en 1916, acontecimiento que favoreció la accesión del general Trujillo a la presidencia de República Dominicana en mayo de 1930.

Durante la campaña electoral que siguió a la instalación de un gobierno provisional en septiembre de 1965, Bosch trata de involucrarse en una campaña que sabía perdida. Reedita La Mañosa, pero la intensa actividad política le hace olvidar que la había corregido y revisado exhaustivamente durante su exilio en Cuba y prologa una reedición de la novela de 1936 sin los cambios que había introducido a la edición cubana de 1940. No era el momento para pensar como escritor, pero en el prólogo que escribió para la tercera edición dominicana de su novela señala algo muy importante de su transformación política: “El 12 de agosto de 1966 escribí unas palabras que iban a figurar al frente de la tercera edición de La Mañosa, y el 31 de agosto de 1968 le daba fin en Benidorm, España, a la primera versión de Composición social dominicana. Entre las dos fechas había sólo dos años, pero en esos dos años todo el conjunto de mis ideas había tomado un rumbo nuevo” (Bosch, Obras completas t. III, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, p.455).

Consciente de que no ganaría las elecciones de 1966 participa en los comicios. Sabía que si se abstenía las fuerzas norteamericanas no abandonarían el país. El 1 de junio de 1966 fue elegido presidente Joaquín Balaguer, y ese mismo día afirmó sus raíces en República Dominicana la Pax americana. Estos acontecimientos motivaron en Bosch la revisión de su concepción de la democracia representativa y, unos meses después, decidió viajar a España con la firme decisión de estudiar y escribir. El período que va de noviembre de 1966 a abril de 1970 fue tan fructífero en su formación intelectual como lo fue su exilio en Puerto Rico y Cuba entre 1938 y 1961, aunque puso un término definitivo al autor de ficción en favor del escritor por vocación que le acompañó durante toda su vida intelectual.

Su notoriedad internacional motiva la publicación en España de David, biografía de un rey (1967), una obra que desde su exilio en Chile, Cuba y Venezuela había propuesto a varias casas editoriales antes de su regreso a Santo Domingo en 1961. Esta obra fue también traducida al inglés y publicada simultáneamente en Londres y New York.

En medio de la notoriedad que le habían proporcionado los acontecimientos de Santo Domingo en 1965, se publica su novedosa tesis El pentagonismo, sustituto del imperialismo, en donde plantea que el complejo militar industrial americano que logró sacar a Estados Unidos de la gran depresión de 1929-32 y que, luego de la II Guerra Mundial, gracias al plan Marshall, se impuso como potencia militar mundial como fuera mencionado por Eisenhower al dejar la presidencia en 1961. Bosch plantea en su obra que Estados Unidos se había convertido, con su complejo Militar Industrial, en el gendarme del mundo. El éxito editorial de El pentagonismo, sustituto del imperialismo lo revela el número de lenguas a que ha sido traducido.

En medio del éxito editorial del Pentagonismo..., Bosch elabora una nueva tesis de carácter aún más polémico para su partido, el PRD, y para República Dominicana que apenas ocho años atrás había salido de una de las tiranías más férreas de la América hispánica: Dictadura con respaldo popular (1969), una propuesta que desataría, así como otras más de sus nuevas concepciones político-ideológicas, el conflicto que determinará su salida del PRD en noviembre de 1973.

Además de estos novedosos planteamientos teóricos, Bosch concluye Composición social dominicana en donde introduce sus nuevas concepciones históricas basadas en el análisis marxista.

Al final de su productiva estada en España, la editorial Alfaguara publica su monumental historia del Caribe, De Cristóbal Colón a Fidel Castro, el Caribe frontera imperial. Un trabajo que viene a ser el resultado de estudios anteriores como Hostos, el sembrador; Cuba, la isla fascinante; Trujillo, causas de una tiranía sin ejemplo; el entonces inédito Póker de espanto en el Caribe y Una interpretación de la historia costarricense; estudios históricos escritos durante su exilio en Puerto Rico, Cuba, Chile, Venezuela y Costa Rica durante la larga estadía que se extiende de 1938 a 1961.

Durante los años europeos del ilustre escritor y político dominicano, su notoriedad estimula la publicación de su obra literaria, la Universidad de los Andes, por ejemplo, divulga su teoría del cuento y el relato; “En un bohío” es premiado en Madrid a pesar de que la literatura ya no era su actividad principal como dejaría entender en 1984 en su cuento, “El culpable”, una suerte de construcción en abismo de por qué ya no podía volver a escribir ficción. Esa reflexión literaria la hizo una década después de haber fundado, junto a algunos dirigentes del PRD, el Partido de la Liberación Dominicana en 1973.

1966-70 años de reflexión política en Europa, regreso y renuncia del PRD

Durante los años que siguen a su regreso a Santo Domingo en 1961, Bosch navegó, como hemos podido ver a lo largo de este trabajo, entre la política y la literatura, aunque evidentemente la primera absorbió la mayor parte de su tiempo. Se puede observar que protagonizó los acontecimientos políticos de los años inmediatamente posteriores a la muerte de Trujillo, verbigracia el derrocamiento de su gobierno y la intervención militar de Estados Unidos para impedir el retorno del gobierno constitucional que presidía en 1963. Estos acontecimientos influyeron de manera notable en sus nuevas concepciones ideológico-políticas y en los hechos que darían lugar a su salida del PRD y a la fundación del PLD.

Consciente, como había dejado entender en “La mancha indeleble”, que en un partido piensa la organización, arriesga su posición de dirigente-fundador y enfrenta a sus opositores incluido el entonces secretario general del Partido; consciente también de que los postulados sustentados en El pentagonismo, sustituto del imperialismo y su tesis Dictadura con respaldo popular, así como su nueva concepción de lo que debía ser el PRD ampliaron la brecha que le separaba de los altos dirigentes de esa organización política.

Como había hecho a su regreso del exilio en 1961, introduce en el vocabulario social y político de los dominicanos términos y categorías sociales, tales como “Frente oligárquico” y ciertas subcategorías de la pequeña burguesía. En Dictadura con respaldo popular se destaca su magistral análisis de la pequeña burguesía y su conducta como sector de clase.

Hostos, al regresar a Puerto Rico a finales del siglo XIX, se dedicó a recorrer la isla dando conferencias para instruir políticamente al pueblo puertorriqueño. Bosch, imitando a su maestro, inició un ciclo de conferencias radiales con la finalidad de educar políticamente al pueblo dominicano. Creó la revista Política, teoría y acción que luego continuaría en el PLD; escribió folletos para adoctrinar a la militancia lo que agudizó aún más el conflicto con la dirigencia del PRD.

Consciente de que no podrá lograr la aceptación de sus nuevos métodos en el PRD, toma la decisión de renunciar del partido que, en 1939, junto a otros dominicanos, había fundado en La Habana, y formar, un mes más tarde, en diciembre de 1973, el Partido de la Liberación Dominicana. Una organización que, según escribe en El PLD, un partido nuevo en América (1989), vendría a ser su gran obra. Esta obra puede ser considerada igualmente no sólo el último libro de Bosch sino también su biografía política, además de una suerte de autobiografía en donde hace explícita la razón por la que abandonó la literatura para dedicarse a la política.

En el PLD comienza pues la tarea de formar cuadros políticos al tiempo que escribe y publica una extensa obra ensayística. Se acerca a la Cuba revolucionaria e incluso llega en 1975 a declararse marxista a sabiendas de lo que asumir ese método de análisis le exponía políticamente.

En 1978, al término de las elecciones generales de ese año, Antonio Guzmán, candidato del PRD, es elegido presidente de la República; Bosch, del PLD, obtiene 18,000 votos de los sufragios expresados. Participará en 4 elecciones más hasta su retiro en 1994.

En ocasión de su 70 aniversario, a pesar de considerar abandonada la literatura, es consciente de su prestigio como escritor de ficción e invita a escritores y políticos al evento conmemorativo. Poco después publica una nueva colección de relatos: Cuentos escritos antes del exilio (1974), y El oro y la paz (novela, 1975). Unas veinte ediciones de La Mañosa se suceden hasta su muerte en 2001.

Sus trabajos sobre la oligarquía y sus novedosas Conferencias sobre el feudalismo se publican en este nuevo y último período de la vida intelectual de Juan Bosch. En Tres Conferencias sobre el feudalismo (1971) sostiene que en América no hubo feudalismo porque en el momento de la conquista del Nuevo Mundo en España no lo había. Publica también la crónica de su viaje a China y Asia en 1969; a la que les siguen otras sobre hechos puntuales de la historia dominicana. En 1983, da a la estampa El partido: concepción, organización y desarrollo.

A petición del poeta dominicano Manuel Rueda escribe, en 1984, “El culpable”, un cuento que podría funcionar como una respuesta literaria a la razón por la qué ya no podía escribir ficción, como se puede colegir de este fragmento: “Mamá, tío [Julio Ernesto] está pasado de moda. Vino a contarme un cuento de un haitiano que se llamaba Yonosé, que se volvía becerro y mata de mangos, y yo le menté a Supermán y se puso bravo y se fue” (Bosch, Obras completas t. II, Santo Domingo, Comisión Permanente de Efemérides Patrias, 2009, p.524). Julio Ernesto, el personaje del cuento, tiene las mismas iniciales que “Juan Emilio” como firmaba Bosch sus primeros escritos.

Esta picada de ojo literaria nos da a entender que el cuentista Juan Bosch había perdido la mano como escritor de ficción, que en ese momento ya había una nueva literatura de lengua española y lo que escribiera no le interesaría al lector de hoy que disfrutaba la lectura de las obras de Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Alejo Carpentier, entre otros no menos notables. Sin embargo, mantenía y daba mucha importancia a su pasada actividad literaria y, para ilustrar, recordemos que su colección de relatos Vers le port d’origine obtuvo en 1988 el premio de mejor libro extranjero de cuentos de la fundación FNAC de París.

Para culminar su carrera de escritor publica, en su 80 aniversario El PLD, un partido nuevo en América que, como hemos dicho, es una suerte de autobiografía en donde cuenta cómo se hizo político cuando hubiera querido dedicarse completamente a la literatura de ficción. En 1994, luego de participar en las elecciones generales de ese año, se retira de sus funciones de presidente del PLD y de la actividad política. 56 años de exitosa carrera política, aunque personalmente no logró volver a triunfar en las elecciones en que fuera candidato a la Presidencia en República Dominicana en 1966, 78, 82, 86, 90 y 94; sin embargo, a pesar de haber sacrificado su carrera literaria en favor de la política, tuvo éxito tanto como escritor que como político.

Si se consulta la bibliografía de Bosch (activa y pasiva), que constituye el segundo volumen de mi investigación Juan Bosch, imagen, trayectoria y escritura, Cfr. Piña-Contreras, Guillermo, Imagen, trayectoria y escritura (escritura y bibliografía) t. II, Santo Domingo, Ediciones Ferilibro, 2000. podemos observar que su obra de ficción ha sido traducida al inglés, al francés y al alemán; el Pentagonismo sustituto del imperialismo ha sido vertido a varias lenguas europeas, e incluso al turco; además ha tenido varias ediciones en México, Uruguay, Venezuela y España.

Su obra literaria ha sido igualmente sujeto de tesis en República Dominicana, Puerto Rico, España, Francia y Estados Unidos para sólo citar algunos países. La Mañosa fue publicada en España en 2009 y sus Cuentos completos en 2002 por la editorial Alfaguara. Existe consenso de que es uno de los grandes maestros del género en nuestra lengua.

En política logró que su proyecto de una República Dominicana democrática, a pesar de momentos difíciles para imponerla, se realizara en su país.

El PRD y el PLD, los dos partidos que han dominado la vida política dominicana después de la muerte de Trujillo en 1961, tienen la impronta de su concepción de la democracia.

Dos años después de su retiro de la vida política, en 1996, el candidato del PLD en las elecciones anticipadas de ese año, Leonel Fernández, fue elegido presidente de la República.

En noviembre de 2001, a la hora de su muerte, gobernaba el PRD, y en 2004 Leonel Fernández, candidato del PLD, fue elegido nuevamente presidente. De 2012 hasta la fecha de esta conferencia (junio de 2019), Danilo Medina, del PLD, es presidente de la República. Así, como soñaba Juan Bosch, la República Dominicana es un país democrático.

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Infografía
Juan Bosch junto a su esposa, Carmen Quidillo de Bosch, cuando tomó posesión como presidente de la República Dominicana.
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Diplomático. Escritor; ensayista. Academia Dominicana de la Lengua, de número. Premio Feria del Libro 2019.