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La diversidad vista por el lente de Becker

La muestra se presenta este próximo 13 de noviembre en Acrópolis Center

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La diversidad vista por el lente de Becker
Las protagonistas de “Yo me amo es para todas” (CORTESÍA DE KAROLINE BECKER)

Definir lo que es la belleza es muy complicado. Los cánones para establecerla están siendo determinados por una sociedad ficticia, en la que afectan principalmente a los estereotipos de la mujer, provocando que se generen en ellas una baja autoestima.

Sin embargo, Winnie Harlow, la primera modelo que logra subir el vitíligo a la pasarela de Victoria's Secret, llena de esperanza a las mujeres que hoy tienen la enfermedad y que se avergüenzan de la misma. Otro ejemplo es la modelo XL Ashley Graham, quien revolucionó la industria de la moda a través de sus curvas pronunciadas e hizo que la moda dejara a un lado las tallas diminutas con los huesos expuestos.

Es a partir de esto, que nace la Fundación Yo me Amo, espacio virtual que a través de las redes sociales trabaja a favor de la inclusión de la mujer sin importar su defecto.

Mariel Guerrero, directora de la campaña Yo me Amo, movimiento que está encaminado a convertirse en ONG, explica que todo empezó en las redes sociales hace dos años. "Somos una campaña pro diversidad que promueve la inclusión, diversidad, respeto a la mujer y sobre todo la aceptación y el amor propio".

"Este movimiento acoge a mujeres con distintas situaciones y el objetivo es que se aprendan a amar como son y en cada etapa de su vida", dice la comunicadora.

Pronto serán una fundación. "Las chicas nos piden ayuda psicológica, asesoría nutricional.... esto lo hemos realizado con el apoyo de los profesionales de las distintas áreas, que donan su tiempo para colaborar con esta labor altruista", dice visiblemente emocionada.

"Le prestamos atención a la salud integral. Una mujer que se ame de adentro para afuera", destaca.

Problemas que llegan al movimiento, según Guerrero son mujeres con obesidad, que lidian con baja autoestima, con vitíligo, anorexia, bulimia, mujeres de tez oscura. Parte de las actividades que han venido desarrollando son los Cine Foro Yo me Amo, donde se presentan fragmentos de películas motivadoras, que abordan un tema enfocado a su situación. Las pequeñas tertulias donde se hablan de temas como el suicidio, depresión sin tapujos.

Este año la agenda la completan con la exposición "Yo me amo es para todas”, que tiene el objetivo de reforzar el mensaje de que ellas pertenecen y merecen ser representada en la sociedad por una de estas chicas que han desafiado su situación y se aman y valoran a pesar de todo.

"Con este proyecto fotográfico lo que queremos es que la mujer se siente incluida", aduce Guerrero.

La muestra consta de 10 fotografías y está compuesta por chicas de diferentes estereotipos. “Estas chicas llegaron a nosotras a través de un casting virtual, contaron sus historias y fueron seleccionadas por su diversidad”, detalla.

Cada una de ellas, dentro de su realidad, llevan un mensaje a la sociedad y quieren que en ellas, las demás mujeres se sientan representadas.

"A medida que haya más diversidad en los medios, va crecer una mujer más saludable".

Es la primera vez que se hace esta muestra y nos unimos en una alianza estratégica con Acrópolis Center, quienes abren sus puertas a todos sus visitantes totalmente gratis, el 13 noviembre para inaugurar "Yo me amo es para todas", que permanecerá durante un mes en el primer nivel de la plaza.

“Hace cinco años soy parapléjica debido a una negligencia médica. ¡No ha sido fácil!

La depresión, ataques de pánico y ansiedad y el síndrome fantasma en las piernas, han sido parte de mí desde ese día.

Pero todo depende de mí y de cómo quiera vivir este nuevo estilo de vida: Llorando todos los días, pero da arrugas en la frente o luchando por mí y por mi hija, contando mi historia, porque: “La Vida es un ratico”. Paloma Bonilla.

Soy sobreviviente de cáncer, amputada desde los 13 años de la pierna derecha por osteosarcoma. Al escuchar la palabra “cáncer”, el mundo se te viene encima. Sin embargo, ya procesado el diagnóstico me dije a mí misma: “Bueno Vanessa, esto fue lo que te tocó vivir, el Padre Nuestro dice “Hágase Tu voluntad”, entonces, que así sea. Me enfoqué en mis estudios y recuperé mi vida. Vanessa Cobo.

“Cuando tenía tres años sufrí un accidente con un cable de alta tensión en la calle, que me provocó quemaduras de tercer grado en un 45% del cuerpo y la amputación del brazo izquierdo por debajo del codo. Si ya usted tiene una condición especial, la única y mejor decisión es aceptarse tal y como es, porque las discapacidades están en los espacios, no en las personas. Si todos se riesen de mí por ser diferente, yo me reiré de ellos por ser todos iguales”. Rosmery Doval.

“Cuando cumplí 11 años mi cuerpo comenzó a cambiar notablemente y pasé de ser una niña delgada a una preadolescente con curvas. Entre mis amigas yo era “la gorda”, y algunos chicos me hacían bullying, a tal punto, que llegué a creerme todo lo negativo que decían.

Quería perder peso, pero me refugié en la comida y comencé a crear una relación tóxica con ella, convirtiéndola en mi consuelo.

A los 12 años intenté quitarme la vida, pero Dios me regaló una segunda oportunidad. Y aquí esto, somos más que el size de nuestra ropa”. Omaira Pérez.

“Yo no soy la típica historia de la gordita que se acomplejaba o a la que le hacían bullying. Aunque me llamaban “ballena”, estar gorda nunca me deprimió. Yo modelaba para tiendas plus size, hice las paces con la palabra “gorda” y mi piel estaba tersa y en su lugar.

Me realicé la cirugía manga gástrica en 2017 con 250 libras y actualmente tengo 127 libras. Tras la cirugía y los cambios físicos que trae, tuve que empezar a aceptar que éste es mi nuevo cuerpo, que, aunque no soy el caso más crítico de exceso de piel y flacidez post bariátrica, también tuve mi momento de negación y de no reconocer el cuerpo nuevo en el que habito”. Yanca González.

“Nací con albinismo, una condición genética que produce una reducción o ausencia total del color o pigmento de ojos, piel y pelo.

Desde muy pequeña aprendí a defenderme y no permitir que los comentarios de los demás me afectaran, pues siempre me sentí igual que todos. Está claro que en ocasiones llegué a sentirme mal por mi condición, pero recordé cuanto valgo como persona y que mi color de piel no define quien soy. Marissela Santos.

“Nací prematura y con una deficiencia auditiva llamada hipoacusia severa en ambos lados. Los doctores dijeron que yo no iba a poder hablar nunca y que era mejor aprender hablar en señas y entrar a un colegio especial para sordos. Mi familia decidió colocarme audífonos e insertarme en un colegio regular donde fui aprendiendo a hablar. Aunque no fue nada fácil y no hablo perfectamente, pero pude seguir adelante y graduarme del colegio a pesar del constante bullying. Stephanie Abud.

“Casi toda mi vida la pasé avergonzada y odiándome a mí misma porque pensaba que tenía un gran problema: Ser flaca. Me acosaban en la calle llamándome “enferma” y “anoréxica” para referirse a mi delgadez; lo que provocó que usara ropas anchas para ocultar la forma de mi cuerpo. Hoy soy una flaca negra hermosa”. Darhilda Soriano.

“Soy paciente de Artritis Reumatoide (AR). La artritis es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta las articulaciones de todo el cuerpo, sobre todo las manos. Por años la inflamación de mi cuerpo era constante y el dolor insoportable. Los doctores, sin esperanzas, pronosticaban que para mis 30 años ya estaría en silla de ruedas. Pero jamás me di por vencida y hoy a mis 29 años, tengo más bendiciones de las que merezco”. Melissa Díaz.

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