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Lo que es y lo que parece en el uso de la lengua

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Lo que es y lo que parece en el uso de la lengua
Domingo Caba Ramos.

1. ¿Elegido o electo?

La vacilación, la duda y la confusión persisten en el momento de utilizar una y otra forma derivadas del verbo elegir.

Elegir, lo mismo que atender, confundir, resultar, soltar, bendecir y otros verbos del español, cuando se expresa en participio, adopta dos formas: una regular (elegido) y otra irregular (electo). Aunque en el uso cotidiano de la lengua suelen confundirse en el plano de la significación, conviene aclarar que tales verboides soportan significados diferentes:

Elegido es el participio verbal de elegir o forma exclusiva usada en la formación de los tiempos compuestos y de la pasiva perifrástica:

a) “Su barrio lo ha elegido (no electo) o una vez más como presidente de la Junta de Vecinos”.

b) “Eduardo Estrella fue elegido (no electo) senador de la provincia de Santiago.

Electo: es un adjetivo o participio irregular que sólo se aplica a quien ha sido elegido para desempeñar un cargo o dignidad; pero todavía no ha tomado posesión:

a) “El presidente electo (no elegido) será juramentado el próximo 16 de agosto”.

b) “El diputado electo (no elegido) abandonó su barrio desde el mismo momento en que fue elegido para desempeñar tan importante función”.

Conforme a lo antes expresado, resulta irregular la práctica de emplear dicha forma (electo) para formar los tiempos compuestos o la pasiva perifrástica de elegir, como ocurre en oraciones del tipo:

a) “Luis Abinader fue electo presidente del país ...”

b) “La nueva directiva del Club Rotario aún no ha sido electa”

En uno y otro caso debió escribirse elegido y elegida respectivamente.

2. «Llámame o tírame por wasap»

Los dos jóvenes se encuentran en un supermercado. Después de sostener una amena conversación, uno le dice al otro, en el momento de despedirse:

- «Okey Loco. Mañana, llámame o “tírame” por wasap»

“¡Tírame por wasap!”, me dije, un tanto sorprendido. Créanme que el uso de la construcción verbal “tírame”, con el mismo sentido de “escríbeme” atrapó mi atención y mi curiosidad lingüística. Y es que entre los verbos “tirar” y “escribir” existe tal distancia semántica (significativa) que difícil resulta admitir y/o entender que en lugar de «Tírame por wasap» no se diga : «Llámame o escríbeme por wasap»

Lo anterior y otras tantas creaciones léxicas presentes en el habla dominicana se deben al imperio de las modernas tecnologías que, vía las redes sociales, poco a poco van imponiendo unas formas expresivas que de manera inconsciente, y por efecto de la masificación lingüística, se implantan en el léxico activo del sociolecto de la juventud y el de otros hablantes no tan jóvenes, razón por la cual es archirecurrente su presencia en el uso cotidiano de la lengua.

3. “Temperatura agradable...”

En uno de sus acostumbrados informes del tiempo, el predictor meteorológico le informa a la ciudadanía que “Las temperaturas continuaran bastante agradables, principalmente en horas de la noche y primeras horas de la mañana, como consecuencia del patrón frio dejado por el sistema frontal...”

Sinceramente debo confesar que ignoro cuándo, en términos numéricos, una temperatura es agradable y cuándo es desagradable.

Agradable es todo lo que agrada o produce placer. Se trata de un término cuyo contenido semántico entraña una cualidad, y toda cualidad se inscribe en el plano de lo subjetivo, vale decir, lo que es agradable para unos puede ser desagradable para otros. Así, en el momento en que yo me desplazo enfundado en un cálido abrigo, mi hermano Pedro, quien muy rara vez siente frío, lo hace pletórico de felicidad, “como si nada”, posiblemente en pantalones cortos y camisas sin mangas.

Predecir el tiempo, constituye un acto en el que necesariamente deben manejarse variables científicas, y su expresión, por tal razón, tiene que realizarse en términos numéricos, de tal forma que los resultados que se nos presenten estén siempre conectados con la realidad ( objetividad) y libres de toda interpretación ( subjetividad). Significa esto que cada vez que se hable de temperatura agradable, la pregunta, de inmediato, se dejará escuchar : ¿Cuándo la temperatura es agradable?

4. ¿Es lo mismo estar dormido que durmiendo?

“No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo”. El juicio aclaratorio precedente, emitido en un diálogo informal, se le atribuye al afamado escritor, Premio Nobel de Literatura y académico español, Camilo José Cela (1916 -2002. Vale dicha observación por cuanto son muchos los hispanohablantes que emplean las susodichas formas verbales, “dormido” y “durmiendo”, para referirse a una misma realidad. Merced a este planteamiento, no resulta extraño escuchar a una madre decir primero: “Mi hijo está dormido”, mientras que minutos después se le escuchará informar: “Mi hijo está durmiendo”.

Como podrá apreciarse, en cada caso la tierna madre ha querido afirmar exactamente lo mismo; pero empleando construcciones gramaticales diferentes. Y fueron formas expresivas semejantes a estas las que motivaron la aclaración del reputado novelista antes citado:

“No es lo mismo estar dormido que durmiendo”.

Para entender el fenómeno, es necesario tener presente la función modificadora del participio y el gerundio. Este último, además de tener carácter adverbial, por cuanto su principal función consiste en modificar al verbo como adverbio de modo, tiene también carácter imperfectivo y durativo, esto es la acción nos la presenta inacabada o situada en tiempo presente. Siendo así, “estar durmiendo” significaría no haber terminado de dormir.

El participio, en cambio, funciona como adjetivo, apunta hacia el pasado y entraña la idea de pasividad, posee carácter perfectivo y la acción del verbo nos la presente acabada o despojada de todo valor durativo. En virtud de esta idea, “estar dormido”, sería lo mismo que decir ya se durmió, la acción de dormir terminó. Como se podrá apreciar, el participio y el gerundio son formas no personales del verbo que cumplen funciones gramaticales muy distintas. Merced a esos particulares oficios, se llega a la conclusión de que fueron muy sabias y válidas las palabras del autor de la novela “La familia de Pascual Duarte”:

“No es lo mismo estar dormido que durmiendo”

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com