Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Entrevista
Entrevista

Martha Rivera-Garrido: “En este país para ganar un premio nacional hay que cabildearlo”

Expandir imagen
Martha Rivera-Garrido: “En este país para ganar un premio nacional hay que cabildearlo”
Martha Rivera-Garrido, escritora dominicana.

La dominicana Martha Rivera-Garrido, reconocida y potente voz de la promoción literaria de los años ochenta, mantiene intocados sus íntimos vínculos con el oficio de la escritura, el cual la enferma y la sana, según ella misma revela.

Escritora a tiempo completo, melómana, lectora pertinaz y amante de la cultura, refleja en sus obras la pasión y la racionalidad que la acompañan.

En estos tiempos complicados, en los que la cuarentena le ha dado más tiempo para el trabajo y la abstracción, la narradora y poeta, acostumbrada a expresarse libérrimamente, no titubea en aseverar que en esta República Dominicana para "ganar un premio nacional hay que cabildearlo".

También afirma que muchos de los ganadores de los premios nacionales, con honrosas excepciones, le “producen vergüenza ajena”, porque, desde su perspectiva, no han trascendido.

La autora de la novela He olvidado tu nombre y de varios libros de poemas respondió preguntas de Diario Libre, y sus afirmaciones irradian con diafanidad su manera de ser y de pensar.

Desde el punto de vista creativo, ¿cómo ha estado viviendo la cuarentena?

Trabajando y pensando mucho, ayudada por esa posibilidad de abstracción que nos han permitido las tardes y noches con todas las ventanas abiertas a un profundo silencio. Improvisé una columna en el periódico para esa coyuntura. He dado algunas entrevistas, una master class por zoom, colaboraciones para publicaciones de varios medios nacionales e internacionales. También he estado corrigiendo aun más mis libros terminados, en vista de que no puedo pensar en publicar ninguno en estos momentos. ¡También he estado muy creativa en la cocina! Siempre he cocinado y se me da bien, pero en cuarentena he hecho cosas increíbles; todo lo que no me atrevía a inventar lo he puesto en marcha.

Existencialmente, ¿qué significa ser escritora para usted?

Eso es simplemente lo que soy. Escribir para mí es una necesidad y una forma de vivir. Lo hago profesionalmente desde mis veintes, pero realmente escribo desde que era una niña. Para mí todo termina y empieza en el texto perpetuamente pendiente. Los tiempos más duros son los que he sentido algo de bloqueo, pero lo resuelvo muy rápido leyendo, que para mí es otra forma de escribir. Yo escribo para estar viva. Mi oficio me enferma y me sana simultáneamente.

Se le reconoce esencialmente como poeta, pero también es una exitosa narradora. En usted, ¿qué pesa más?

Pienso que soy poeta en todo lo que escribo: cartas, emails, artículos, estatus en redes sociales, cuentos, novelas, ensayos, listas del supermercado. Eso no ha impedido que en los últimos años me haya inclinado más a trabajar la prosa, curiosamente hasta en el poema. Todo se revela a mí desde ese estado de poiesis. La poesía enciende todas las lámparas que me iluminan cuando estoy escribiendo.

¿Escritor se nace o se hace?

Me han hecho esa pregunta muchas veces, y nunca he podido dar una respuesta como la que se busca, porque sólo puedo hablar de mi propia experiencia. Cuando empecé a publicar pesaba mucho en mi entorno el hecho de ser nieta de Gastón Fernando Deligne, pero eso dejó muy rápido de ser importante. La gente decía: “Lo llevas en los genes”, y en algún momento me dio miedo no poder separar mi nombre de mi herencia intelectual, que es ilustre por los lados materno y paterno. Afortunadamente, no ocurrió nada parecido, y hay gente que ni sabe de dónde vengo. Yo empecé a escribir a los cinco años, pero como te digo nací en una familia donde el pensamiento, la literatura, el conocimiento, los libros, eran fundamentales. Eso condicionó mis preferencias de alguna manera, pero no la de mis hermanos Macho y Gastón con los que me crié, por ejemplo, que se inclinaron y han destacado en otras profesiones. Por otro lado, mis hermanas paternas, Gabriela y Mayra, las dos escriben (y ahí vuelvo a pensar en toda una tradición a la que pertenecemos). Pero de mi parte, lo que sí puedo decirte es que desde muy pequeña he sentido una gran fascinación por las palabras y sus silencios, y esto sí fue, es, determinante. La otra cosa que lo fue es la lectura, como actividad fundamental para la niña y la adolescente que fui. Antes que todo, fui una obsesiva lectora; lo he sido siempre.

¿Cómo alimenta su fuente creativa?

Viviendo (no estando viva, sino viviendo). Sintiendo, pensando, leyendo. Casi siempre delirantemente. Leer es imprescindible para ser escritor; particularmente no creo en escritores que no leen. También soy melómana. La música es indispensable para mí y me ayuda en todo tipo de contexto. Es mi otra gran necesidad. Amo el arte y lo disfruto en todas sus disciplinas; todas sus expresiones contribuyen en mi proceso creativo, sobre todo la música y el cine. Pero también amo profundamente el conocimiento y le dedico mucho tiempo. Me he permitido vivir para escribir y viceversa, y eso he necesitado hacerlo libremente. He reclamado para mí una libertad personal y de pensamiento innegociable, toda mi vida, y desde la libertad he creado. Siempre. Creo que si he consolidado algo en esta vida es a mí misma como una mujer completamente libertaria.

En su producción, ¿qué tanto peso tiene la emotividad y la racionalidad?

Sin la pasión, no sería lo que soy; ella me funda, nazco constantemente en ella. Pero pensar para mí es una necesidad. Quien me ha leído sabe que mi producción es un reflejo de ambas, si es que tengo que limitarme solamente a esos dos conceptos... porque creo que la pregunta se queda corta.

Cómo se define como escritora?

Yo no me defino como escritora de ninguna manera. Simplemente es eso lo que soy. Sería lo mismo preguntarle a un carpintero: ¿cómo se define como carpintero?

Expandir imagen
Infografía

Después de un largo trayecto recorrido y de varios libros publicados, ¿tiene otras metas literarias?

Voy a seguir escribiendo y ofreciendo mis clases magistrales, que he considerado en esta etapa como una parte importante de mi obra. Tengo cuatro libros terminados y hay que sacarlos, es decir que también seguiré publicando en tanto lo que haga se convierta en un libro. Soy escritora a tiempo completo y esa fue mi meta alguna vez, cuando las circunstancias no me lo permitían.

¿Sus fieles lectores pueden esperar otra novela suya?

Pueden esperar los libros que están terminados: algo que se parece a mis memorias tempranas (Brevedad de lo Eterno), una colección de mis relatos (Este mar me recuerda algún jardín), un nuevo poemario (Memorial de Medusas y Cangrejos) y un libro que no se parece a nada de lo que he hecho (Narraciones de Ella). Esos cuatro libros son lo que pueden esperar, porque ya están terminados. Tengo una novela acabada que me ha dado muchos dolores de cabeza y que he transformado mil veces; no le conozco el final porque se lo cambio constantemente (y el título también), así que no sé hasta cuando tengan que esperarla. Pero está ahí, y quizá tal vez termine otra cortita que empecé hace poco tiempo. A estas alturas vivo mi oficio sin prisas. Ya veremos.

¿Qué le ocurre interiormente cuando escribe?

Me enfermo y me sano. Me sano y me enfermo. Simultánea y perpetuamente.

¿La nutre su interacción con el público a través de las redes sociales

Tengo muy buena relación con mis lectores de manera cotidiana. Son mis inefables... así los considero. Trato de escribir algo para ellos y ellas cotidianamente, aunque sea brevísimo, y de llevarles mis reflexiones. Lo que en verdad nunca tengo es tiempo para una interacción, propiamente dicha... lamentablemente. Casi no participo en los debates en redes. Pero mis inefables siempre están ahí con mucha fidelidad y lo agradezco. Eso sí puedo decir que me alimenta.

Miguel D. Mena, crítico literario amigo suyo, publicó que usted y otros autores nunca ganarán el Premio Nacional de Literatura por razones extraliterarias. ¿Concuerda con esa afirmación?

La verdad es que no es algo que me haya quitado nunca el sueño. Tengo una obra ya, y está ahí; eso es lo único importante realmente. En este país para ganar un premio nacional hay que cabildearlo, y para mí es imposible hacer eso; así es que sí, tiene sentido lo que dice Miguel. Puedo decirte que me sorprendería enormemente. Muchos de los premios nacionales que tenemos, con honrosas excepciones desde luego, me producen vergüenza ajena, porque no entiendo cómo lo han merecido. No nos representan. No han trascendido, no se leen, no han sido traducidos ni estudiados ni criticados, o simplemente son insufribles como el último; cuando he intentado leer a este señor (León David) no he podido pasar de tres páginas. Junto a todos los colegas que lo he conversado, me pareció una locura... sinceramente. Es triste que se esté muriendo gente que pienso sí lo merecía hace tiempo, como René Rodríguez Soriano o Alexis Gómez Rosa, por ejemplo.

Expandir imagen
Infografía

¿Se siente debidamente reconocida en el país?

Sí, por quienes siento que tienen que reconocerme. Por quienes respeto. Que todo el mundo sepa quién eres no quiere decir que te conozcan; a una autora, autor, se le conoce cuando se le ha leído solamente.

¿Existen algunos autores que le han ayudado a trazar su ruta?

Autores y autoras, demasiados. La lista más corta, sería muy larga. No creo que tengamos espacio para eso. No sé por qué siempre nos hacen esta pregunta, que cada vez es más difícil de contestar.

Cuéntenos cómo le surgió la idea de escribir Brevedad de lo eterno, qué caminos quiso explorar y cuándo estará a disposición del público como libro

Es un libro hecho de retazos de memoria. Son retablos que han quedado fijos en mis recuerdos. Mi familia, los lugares donde he vivido, los espacios que me han marcado, mis vivos y mis muertos, lo que he amado, las ciudades que me han apasionado... Brevedad de lo Eterno es un libro memorial que se fue construyendo poco a poco. Nunca pensé que podría terminarlo, de la misma manera en que no terminas nunca de escribir en tu diario. Pero un día él se reveló a mí como un texto terminado. Supe que ya no quería ni necesitaba seguir dibujando esas viñetas, aunque fuera un poco temprano. Mi marido leyó el primer borrador y amaneció en claro haciéndolo, poco antes de morir. Me dijo: “Tienes que sacar esto...”. Por eso, de mis libros terminados será el primero en salir. Cuento a pinceladas mi pequeña vida en este libro. Me gustó mucho trabajarlo, hacerlo. Fíjate que escribiéndolo me di cuenta de lo portentosamente amada que he sido... de lo privilegiada. Sí... he sido desde siempre una niña y una mujer muy amada, y eso lo comprendí trabajando Brevedad. Saldrá tan pronto haya alguna normalidad... espero que pronto!

TEMAS -