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“Shrek”, un gran musical que predicó la diversidad

La obra se despide este domingo del público en el Teatro Nacional

Historia especial

Los niños y los vestuarios

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 “Shrek”, un gran musical que predicó la diversidad
El musical se estrenó el pasado viernes (JOHN ESCALANTE/DL)

SANTO DOMINGO. El espectáculo “Shrek El Musical” dejó su sello mostrando que en República Dominicana se pueden realizar grandes y costosas producciones que nada tiene que enviarle a las propuestas internacionales.

La sala Carlos Piantini del Teatro Nacional fue el mayor reflejo. Allí se contó la historia de la película de DreamWorks: Shrek (2001) en diferentes escenografías, donde un solo escenario se convirtió en 30 mundos o escenas diferentes gracias al trabajo de Ángela Bernal y Carlos Ortega como diseñadores y constructores escenográficos, respectivamente.

Los niños fueron los principales protagonistas del musical que predicó la diversidad, de aceptar y tolerar diferencias. 115 jóvenes en escena interpretaron el mundo de cuentos de hadas de Shrek luciendo sus dotes artísticas en el baile, la actuación y el canto.

La producción general a cargo de Elizabeth Lehhart por medio de su escuela JAM Academy presentó su versión criolla de “Shrek El Musical” basada en la obra de teatro de Broadway de Jeanine Tesori y David Lindsay-Abaire, y, por supuesto, en la película de DreamWorks: Shrek (2001) y el libro de William Steig Shrek (1990).

Cuenta con la dirección teatral de Luis Marcell Ricart, de Gracielina Olivero en la dirección de danza y Elizabeth Lenhart, directora general de JAM Academy como responsable vocal. Los actores protagónicos fueron José Alexander Díaz (Shrek), Annabelle Aquino y Priscila Maltés (Princesa Fiona); el Burro es encarnado por Fernando Bruno y el Lord Farquaad por Rafael Ravelo. Regina Izquierdo es Pinocho y Diana González (Gingy). La directora estadounidense Elizabeth Lenhart tiene 8 años en la academia y esta es su décima producción.

La producción de dos horas y media desarrolló una trama de música, baile y canto con pocas intervenciones actorales. El ogro, interpretado por Alexander Díaz, logró una caracterización idéntica al personaje de animación, incluso, emulando los gestos faciales, la posición encorvada del cuerpo y los ademanes, pero vocalmente no fue lo mejor. Algo que pudo estar en su contra fue el micrófono incrustado dentro de la máscara que impidió que muchas de sus conversaciones se entendieran.

Las princesas Fiona Annabelle Aquino, Priscila Maltés, Caterina Abel e Isabel Carrigó realizaron una de las mejores entregas de la noche. Cada una (cuatro en total) hizo un paseo por la niñez, adolescencia y juventud de la bella princesa que logra enamorar al ogro, sin saber que ella también es igual de “fea” que Shrek. Vocalmente fueron impecables. Uno de los mejores momentos del musical fue con la interpretación “Yo sé que vendrá” donde se reflejan las tres princesas con el icónico vestido verde cantando en la torre custodiada por la dragona. La verdadera princesa Fiona, tal y como se cuenta en la película, aparece al final.

El burro, que es personaje más hilarante de la saga Shrek y a la vez, el eterno amigo del ogro, no logró del todo el cometido de recordar a ese burro que si bien hablaba “hasta por los codos” no resultaba cansón ni mucho menos sobreactuado. Su actuación tampoco logró entenderse vocalmente, sí en algunos momentos, donde hizo reír mencionando a Fefita la Grande y bailando un poco el “Te la cuti” y el “Scoby Doo pa pa”. Además de motivar a Shrek a enamorarse de Fiona, que también fue muy divertido.

Lord Farquaad, encarnado por Rafael Ravelo, fue otra interpretación excelente. Él joven logró atraer a la audiencia de forma cómica y malvada, como funge el diseño de personaje del temido Lord Farquaad, un diminuto hombre engreído que busca una princesa para casarse y ser rey de “Muy muy lejano”.

Cada grupo de niños y jóvenes hizo un papel memorable que emanó dulzura e inocencia. Se vieron seguros y disfrutando del espectáculo. No hubo baches y las coreografías y cantos dieron muestra de que son el futuro reservado del arte nacional.

Aquellos niños fueron ratones, hadas, luciérnagas, hongos, doncellas, caballeros de la corte, niños del pueblo, la bruja mala, pinocho, la galleta de jengibre, los tres cerditos, entre otras criaturas de cuentos de hadas que complementaron el musical e imaginaron el mundo de Shrek.

Las niñas Cynthia Céspedes Brens, Johanna Geraldes, Paulina Cuadra y Karla Oviedo hicieron un segmento “Dreams Girls” con un vestuario muy a los años 60 cuyas cualidades vocales fueron elevadas.

El diseño de vestuario y maquillaje fue responsabilidad de Adolfina Lluberes y Juan Carlos Tavares, así como de Gabriel George, Melina Fernández, Jaime Teruel y Luis Marcell Ricart en el maquillaje.

En diferentes segmentos, estos personajes cantaron juntos en el escenario, y allí llamaban a aceptarse como son, puesto que, verdaderamente todos eran distintos. Sin embargo, una parte no bien recibida fue cuando el lobo, de la historia de Caperucita Roja que se comió a la abuela, decidió despojarse de la ropa de la abuela y quedarse con la lencería de corset usada en la era medieval, como una clara muestra de lo que deseaba ser en realidad. Algo criticado por algunas personas al salir de la función.

La dirección teatral de Luis Marcell Ricart fue apreciable, salvo los detalles mencionados y la sobreactuación de muchos personajes.

El espectáculo se despide este domingo con varias funciones en el Teatro Nacional.

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