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Artes plásticas
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Un bodegón de bodegones, una fiesta de pintores

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Un bodegón de bodegones, una fiesta de pintores
El bodegón de bodegones se encuentra actualmente en manos privadas. Varios de los pintores incluidos han fallecido ya. El año próximo cumplirá 50 años de esta fiesta artística. (MARVIN DEL CID)

SANTO DOMINGO. Hace pocos días le fue entregado el Premio Nacional de Artes Plásticas a la destacada pintora Rosa Tavarez.

El hecho sirvió para recordar una anécdota que me contaron un día dos amigos coleccionistas, relacionada con un cuadro.

En 1970, hasta más de una década después existía donde hoy está La Briciola, en la Ciudad Colonial, un emblemático restaurante español nombrado El Bodegón, cuyo dueño era un señor nombrado Frank Salcedo.

En 1979, hará medio siglo el año que viene, el artista plástico Justo Susana, un asiduo comenzal del mismo, le dio la idea al propietario de hacer un cuadro de gran formato, que fuese un collage de bodegones con la firma de 20 pintores dominicanos. A Frank R. Salcedo le gustó la idea, compró un lienzo y él mismo lo dividió en 20 secciones y las adjudicó. Varios de los artistas participantes han fallecido, otros están vivos.

Según la anécdota, Rosa Tavarez, quien entonces era muy joven, fue de las primeras y pintó algo sin darle mucha importancia. Cuando cayó en cuenta que participaban maestros de la plástica nacional con propuestas interesantes, cuentan que regresó al lugar, borró lo que había hecho y pintó otro bodegón.

En la foto en blanco y negro puede verse la imagen de una mulata con los ojos bien abiertos, y una mano puesta sobre una fruta. En la foto a color puede verse una obra totalmente distinta, que no deja de tener misterio y ser mucho más sugerente, con una caña roja atravesando el espacio pictórico.

La obra colectiva es sui generis, y parece ser una obra única en el ámbito de las artes visuales dominicanas.

En realidad se trata de una obra donde lo figurativo y lo abstracto compiten mano a mano con equilibrio dentro de las influencias vanguardistas. Entre las cosas interesantes de este cuadro está la integración de varios de los espacios: a Ortega el No1, arriba, se integra perfectamente Bidó, debajo de él. A la de Sussy de Pellerano se integra la de Charito Chávez. A la de Guadalupe se integra con una hoja que continúa en su espacio Rosa Tavarez. Elena Cabrera pintó una transparencia de frutas, presuntamente melocotones, en unas dunas con un sol. Es la segunda de izquierda a derecha en la última línea de obras. La artista se aprovechó de la obra de Antonio Guadalupe, donde una fruta abierta mostraba sus semillas, y ella le dió continuidad dejando caer las semillas sobre su propio bodegón.

Esta obra merece ser cuidada por alguna institución del país, que pueda mostrarla y explicarla, porque es reflejo de lo que se hacía en los 70 del siglo XX.

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