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Uso y abuso del posesivo “su”

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Uso y abuso del posesivo “su”
Domingo Caba Ramos. (FOTO: FUENTE EXTERNA)

A todo el que se dedique a la práctica de la redacción, se le recomienda proceder con sumo cuidado en el momento de emplear el posesivo apocopado “su”, toda vez que del uso abusivo de esta forma pronominal, pueden resultar las más tormentosas confusiones u oscuras ambigüedades.

A tono con lo antes expresado, mucho más enfáticas nos parecen las palabras de Gonzalo Martín Vivaldi, al plantear que:

«El abuso de pronombres puede ser defecto muy corriente al que hay que prestar atención, ya que tal abuso es, a veces, no sólo incorrecto, sino también poco elegante y hasta confuso» (Curso de redacción, 1971, Pág. 65).

Tratándose del “su” apocopado, el abuso genera mayores complicaciones semánticas por la vaguedad resultante del empleo de un pronombre que alude a diferentes personas gramaticales. Ya sea a una tercera persona (su de él, su de ella, su de ellos). Ya sea a una segunda persona (su de usted, su de ustedes)

«En realidad – continua Vivaldi- en lo que se refiere al “su”, la culpa de las posibles anfibologías resultantes hay que achacárselas a la pobreza del idioma. Los franceses tienen “son”, “ses”, “leur” y “leurs”. En nuestro idioma todo se reduce a “su, sus”» (Ob, cit., Pág.66)

Para evitar la vaguedad originada por el uso del preindicado pronombre, Samuel Gili Gaya (Curso superior de sintaxis española, 1972) recomienda el recurso de “añadir a “su “el nombre del poseedor, o el pronombre que le representa, acompañado de la preposición ‘de’, siempre que pueda haber duda: “su casa de Luis; su casa de ellos; su casa de usted, etc.”

No obstante ser ese uno de los recursos de que se vale el idioma, para resolver el problema, por razones de elegancia sintáctica, preferimos, en lugar del “su” que acompaña al nombre del poseedor, el artículo antepuesto al nombre del objeto o ser poseído. Así, en lugar de “su casa de Luis”, “su casa de ellos”, resultaría más fluido expresar “la casa de Luis”, “la casa de ellos...”

Para evitar confusiones, Vivaldi, finalmente, aconseja:

a) Colocar el “su” de tal suerte que se refiera al nombre anterior más cercano.
b). Hacer construcciones indirectas pronominales. Así, en vez de “se le llenaron sus ojos de lágrimas”, conviene escribir: “se le llenaron los ojos de lágrimas”...


Dos ejemplos bastante ilustradores

Primer caso:

En el vespertino El Nacional (oct., 6, 1998, pág. 25) fue publicado el siguiente titular “Hombre mata yerno, hiere a su hija” y al leerlo, la pregunta fluye casi en forma automática: ¿Hija de quién es la hija herida, del yerno o del hombre que lo mató?

En el susodicho titular, la ambigüedad es mucho más que evidente. Como evidente resulta también el tono anfibológico presente en el lead o párrafo de entrada, a pesar de que aquí el contexto salva o aclara la situación:

“Un hombre mató de una cuchillada a su yerno e hirió de tres puñaladas a su hija, en el sector Los Minas, de esta capital...”

Pero no sólo en el lead. La ambigüedad u oscuridad conceptual se repite en el segundo y sexto párrafo del preindicado texto noticioso:

“Antonio Monegro (párrafo segundo) le dio una puñalada mortal por la espalda a Elías Ortiz Suriel, mientras su nieto de dos años, Starling Javier, salvó la vida milagrosamente porque una vecina lo protegió” Merced al mensaje que se expresa en esta nota, valdría preguntarse: ¿Nieto de quién es el niño Starling Javier, de Antonio Monegro o de Elías Ortiz Suriel?

“Todavía esta mañana (sexto párrafo) a Marisol Monegro no se le había comunicado que su esposo había sido asesinado por su padre. La madre del occiso informó a reportero del El Nacional, que salvó la vida milagrosamente, porque su yerno trató de matarla también a ella...”

Y en virtud de lo expresado en el párrafo pretranscrito, una vez habría necesariamente que preguntarse:

1) Al esposo de Marisol Monegro, ¿quién lo mató, el padre de esta o el progenitor de aquel?

2) ¿Yerno de quién es el sujeto que se menciona en la segunda oración, de la madre del occiso, o del occiso mismo?

Segundo caso:

2) En su edición dominical del 19 de agosto del 2007, pág. 6A, en el periódico Listín Diario se lee un titular cuya estructura formal es bastante parecida a la del que se publicó en El Nacional, y que comentamos y transcribimos en el primer párrafo del presente apartado: “Hombre mata a su padre e hiere a su madre” y al desarrollar la noticia, escribe el periodista y reportero de la redacción del referido matutino (Listín) en Santiago, lo siguiente:

“Un hombre que sufre de epilepsia mató a anoche a machetazos a su padre e hirió a su madre, mientras dormían en su casa del paraje el Samanán, de Montellano, en la provincia de Puerto Plata...”

Como en el texto primero, en el antes citado se aprecia la misma vaguedad, la misma imprecisión, la misma confusión... Y, en tal virtud, sobre el mismo bien podríamos formularnos casi las mismas preguntas orientadas a demandar respuestas aclaratorias de las dudas que esa vaguedad genera en la mente del lector.

a) ¿Madre de quién es la mujer que resultó herida, del padre muerto o del hijo epiléptico que lo mató?

b) ¿De quién es la casa que se menciona en el texto, del padre, de la madre o del hijo agresor?

Estas y otras ambigüedades podrían evitarse mediante el uso de pronombres demostrativos (este, esta, esa, aquel, aquella, etc.) que se refieran directamente al ser de quien se habla. Así, en el primer ejemplo, el redactor bien pudo haber escrito:

a) “Hombre mata yerno, hiere a hija de este”, si la hija era del yerno. O

b) “Hombre mata yerno, hiere a hija de aquel”, si la hija era del hombre.

Y en relación con el titular y texto de la segunda noticia, lo apropiado habría sido escribir:

a) Hombre mata a su padre y hiere a madre de este (del padre )

b) Hombre mata a su padre y hiere a madre de aquel (del hombre )

c) “Un hombre que sufre de epilepsia mató a anoche a machetazos a su padre e hirió a la madre de este”, si la progenitora era del padre muerto. O

d) “Un hombre que sufre de epilepsia mató anoche a machetazos a su padre e hirió a la madre de aquel” (si la progenitora era del hijo asesino), mientras dormían en la casa (del padre, de la madre, de los padres o del agresor), ubicada en el paraje El Samanán, del municipio de Montellano, provincia Puerto Plata...”


Emplear el posesivo apocopado “su”, sin incurrir en imprecisiones semánticas como las precedentemente comentadas, requiere mucho cuidado y dominio de la redacción. Quien no esté seguro de ese cuidado o de ese dominio, es preferible que no use o controle el uso abusivo de esta espinosa y tormentosa forma pronominal.

El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura

dcaba5@hotmail.com

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El autor es profesor universitario de Lengua y Literatura dcaba5@hotmail.com