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Guillermo Piña-Contreras: “Yo quise contar en la novela el reinado de Angelita Trujillo”

“La reina de Santomé”, la tercera novela del autor dominicano, ya se oferta en Santo Domingo y será puesta a circular en la próxima Feria del Libro de Madrid, España

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Guillermo Piña-Contreras: “Yo quise  contar en la novela el reinado de Angelita Trujillo”
El escritor Guillermo Piña-Contreras, autor de “La reina de Santomé”.

El veterano escritor Guillermo Piña-Contreras ha publicado su tercera novela, “La reina de Santomé”, que recrea hechos y situaciones ocurridos en un tramo de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, en San Juan de la Maguana, provincia del sur dominicano, donde él vivió varios años.

Fascinado con el arte literario, que le atrajo en la niñez y empezó a cultivar en la adolescencia, el narrador, ensayista, periodista y embajador dominicano en los Países Bajos respondió preguntas sobre la obra, que circula en Santo Domingo, y en la que narra con destreza episodios de una etapa crucial de la historia del pasado siglo XX.

—¿Qué ha querido transmitir a partir de la memoria en esa narración?

—Era un tema que tenía desde que comencé a escribir, pero era demasiado grande para un principiante. Hace como tres años, aquí en Europa, contándole a un amigo o a una amiga la historia encontré la manera de contarla, y la manera era transponiendo el año 65 en el 55, con la Feria de la Paz, el centenario de la batalla de Santomé y más o menos la historia de San Juan de la Maguana, donde yo viví unos seis años, y ahí hice el bachillerato y todo.

Quería contar esa historia, pero no tan compleja como en la novela. La novela se fue haciendo compleja, porque al principio yo quería que el personaje que se llama Chago fuera que llevara la novela contando historias ... Después me dije yo puedo contar esto a la manera en que lo hizo (Marcel) Proust en “La búsqueda del tiempo perdido”, algo que pareciera que soy yo, pero en realidad no soy yo. Un personaje de ficción está contando una infancia y más o menos una adolescencia y la fundación de una ciudad, bajo la dictadura de Trujillo.

—Hay mucho de memoria histórica, pero también de la memoria emocional en obra.

—Sí, claro, porque los personajes... el abuelo era como yo le decía, mi hermano era como yo le llamaba. A mis padres no les digo los nombres, porque (decirles) papá y mamá era suficiente. Pero después hay muchos personajes, sobre todo ese reinado que hubo en San Juan en el año 59. Yo vivía allá, pero fui llevado como príncipe importado, y en mi recuerdo el reinado no se hizo y fue que le dieron la corona a la que no había ganado. Por eso, yo pongo casi al final un capítulo, que se llama “La reina eres tú”... porque fue una tía mía, por cierto, que como no llegaba la reina, le dijo a la virreina: “La reina eres tú”. Y como en la era de Trujillo se destituían reyes y virreyes y todo, yo dije que eso no faltaba a la cuestión de Trujillo. Pero yo quise con ese reinado contar el reinado de Angelita Trujillo. Es como una construcción en abismo, como se dice en literatura.

—Existen vasos comunicantes en su historia, de lo que fue y de lo que pudo haber sucedido, ¿no?

—Más o menos. Además, la historia de esas monjas y esos curas que fueron a San Juan de la Maguana... Y yo digo que fue tan chocante para la población como para ellos llegar a una ciudad como esa.

Cuando ellos llegaron San Juan apenas tenía diez años de ser declarada provincia, mientras tanto pertenecía a Azua... Víctor Garrido sostenía que el río Yaque no era un afluente del San Juan, sino lo contrario, y para eso yo utilicé a un joven de San Juan que desapareció durante la dictadura y quería demostrar que el San Juan no era un afluente del Yaque sino lo contrario, y ahí están todas las relaciones, las gentes que caían presas, que no se atrevían a hablar alto, que no se atrevían a hablar de Trujillo.

Utilizo el 55 para retratar la dictadura de Trujillo en una provincia. Yo creo que es la primera novela que se hace sobre una provincia. Por eso le puse de subtítulo “Historia de la vida de provincia”.

—¿Cuándo y por qué decidió que era la hora de escribir la obra?

—Supongo que por mi madurez literaria y porque me pasé muchos años buscando el tono de cómo contarla, si lo contaba en tercera persona, en segunda o en primera. El uso de primera persona, dicen los teóricos de la literatura, es una manera del autor de darle autenticidad a su relato... La gente cree siempre que el narrador y el personaje es el mismo. Y no es el mismo. El narrador le cuenta a otro personaje de ficción.

Además, la dividí (la novela) en tres partes. La primera parte es para situar a todos esos adolescentes, que iban o no iban a la escuela, que vivían de río en río, que admiraban mucho la playa de Azua, porque en San Juan no hay mar.

Creo que en un momento el gobernador dice, elogiando la entrada de San Juan, con una entrada así no se necesita mar... Esa ha sido siempre la obsesión. Y entonces cuando descubrí eso, yo había comenzado una novela sobre María Montez y agarré lo que había hecho de María Montez y lo adapté a la segunda parte, que se llama “El regreso de la Montez”. Y después, la tercera, “La reina de Santomé”.

Estuve buscando cómo hacerla (la novela), pero la escribí en tres años. Además, ya yo perdí el pudor de que la gente diga que esa es mi vida. No me importa, porque yo creo, como decía García Márquez, que cuando la gente dice eso parece que fue verdad, uno ha tenido éxito.

"“Yo, como todo el mundo, me angustio. Pero yo escribo durmiendo. Yo me acuesto temprano y pienso el capítulo y hasta que no lo tengo pensado completo no lo escribo. Yo escribo con los ojos cerrados y es la manera como me gusta” "Guillermo Piña-ContrerasEscritor
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¿Qué espera que los lectores encuentren en la obra?

— Que la provincia existe en la República Dominicana y que se puede contar la vida de provincia tanto como se cuenta la vida de Santo Domingo. Yo ya he publicado dos novelas antes que esta. La primera fue del período que va de la muerte de Trujillo a la salida de los Trujillo. Y la segunda fue a partir de unos dibujos de Inés Tolentino. Como yo digo, eso fue una ficción que surgió de la ficción, porque la referencia es ficción. Ahora tengo el proyecto de escribir una tercera sobre la tragedia de monseñor (Thomas) O' Reilly en San Juan, para cerrar la trilogía, porque, como tú sabes, el obispo americano fue muy atacado por Trujillo y además tuvo mucho valor. Esa es una novela que tengo que documentar porque yo no vivía allá, pero por los libros se puede aprender mucho.

¿Con qué género se siente más cómodo? ¿Ensayo o novela?

— Yo soy ambidextro de naturaleza. Creo que me pudo sentir bien con los dos. El ensayo es una manera de reflexionar para poder escribir... porque yo soy de formación literaria y siempre tengo que escribir ensayos. He publicado ya más de diez libros de ensayos. Pero me divierte mucho escribir novelas.

Cuando va a escribir una novela, ¿se plantea retos en cuanto a la estructura y el estilo?

— Cuando yo comencé en esto de literatura, quería hacer una novela a la manera de (James) Joyce. Yo quería hacer la gran novela experimental. Recuerdo una que comencé cuando vine a vivir a Francia, que solamente el plan tenía trescientas páginas y yo no le dejaba espacio a la imaginación. He utilizado bastantes páginas de ese plan, pero la novela es algo que tiene que discurrir, que tiene que contar. Después descubrí que contando de la manera más simple posible uno puede lograr una buena novela. Ahora yo tengo más conocimiento y puedo hacer algunos truquitos...

Ciertos escritores dicen que sufren al escribir y otros que se sienten felices. A usted, qué le sucede?

— Yo, como todo el mundo, me angustio. Pero yo escribo durmiendo. Yo me acuesto temprano y pienso completamente el capítulo y hasta que no lo tengo pensado completo no lo escribo. Yo escribo con los ojos cerrados y es la manera como me gusta.

Cuando yo me levanto en la mañana que comienzo a escribir, ya lo he pensado todo en la noche. Ya tengo la palabra inicial hasta la palabra terminal.

¿Cuándo se dio cuenta de que sería escritor?

— Como a los nueve años, porque leí un poema de ese tío abuelo, Víctor Garrido Puello, y a mí me gustó mucho y al otro día me puse a escribir una poesía mala que no conservo y dejé de presentarla porque mi madre, muy orgullosa, se la mostró a otro tío y a partir de ahí me callé hasta los quince años.

A los quince años convocaron al concurso de cuentos La máscara y ahí yo dije hacer un cuento es muy fácil y escribí un cuento malísimo que no envié al concurso. Pero ya comencé de esa manera... Desde niño yo leía muchísimo. Leía todos los libros que me caían en las manos. Me encantaban mucho las obras de Alejandro Dumas, que por cierto menciono mucho en la novela. Alejandro Dumas, para mí, era alguien que sabía escribir. Escribía mucho y tenía una imaginación muy rica...

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