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Duarte, el General

Con la cabeza bien plantada en la idea independentista, el joven Juan Pablo, que entre los muchos libros que trajo de Europa atesoraba especialmente dos sobre táctica y estrategia militar, prepara el proyecto de nación libre y soberana. No era sólo la poesía o la filosofía lo que ocupaba a Juan Pablo que, a veces, a decir de su amigo José María Serra, parecía perderse en "distracciones habituales en que caía y de las cuales se reponía mediante una sonrisa llena de satisfacción".

Uno de esos libros era, en francés, "Instrucción teórica y práctica de artillería para los alumnos de la Escuela Militar de Saint-Cyr", del autor M. Thiroux y el otro en español, "Manual de la táctica de las tres armas", por Martín de Rosales. Duarte tenía claro que para poder llamarse libremente "dominicano" se necesitaba una formación militar acabada y un ejército. Y Duarte comenzó a prepararlo. Tradujo libros, organizó encuentros en el patio del almacén de su padre en la Atarazana, comenzó a sembrar la rebeldía en sus compañeros.

En su laureado libro "El pensamiento y la acción en la vida de Juan Pablo Duarte", Carlos Federico Pérez retoma un párrafo de la Reseña histórico-crítica de la poesía en Santo Domingo, enviada en 1892 a la Real Academia de la Lengua Española sobre el joven Juan Pablo y sus labores revolucionarios. "Los pocos libros que andaban en manos de los estudiosos, hacíalos (Duarte) venir de Barcelona anualmente, para todos sus amigos… Era el más severo, el más discreto, el de más prestancia, el más instruido y el más favorecido por la fortuna, el que sentía más los aleteos del patriotismo herido, y el único que estaba soñando con restauraciones de las antiguas glorias y Patria Nueva… Duarte, que era, según se ha dicho, el más instruido de todos, y el que más elevadas ideas modernizadas tenía, comenzó por enseñar matemáticas a sus compañeros, y otras ciencias, y aun esgrima y tiro con el fin de hacer de ellos los capitanes de su futuro ejército patriota".

ENTRENAMIENTO CON LOS HAITIANOS. En 1834, Juan Pablo, con 21 años, ingresa a la Guardia Nacional haitiana. Lejos de ser una traición a sus ideales, es una muestra de pragmatismo: ¿dónde más podía adquirir la formación militar necesaria, sumada al conocimiento interior de las tácticas castrenses haitianas? Rosa, su hermana, recuerda que bajo la dominación haitiana "el que podía costear su uniforme y su armamento pertenecía a la Guardia Nacional; así fue que principió su carrera militar de furrier (cabo) de su compañía; la revolución seguía su curso…".

Duarte arrastró consigo a la Guardia Nacional, donde alcanzó el rango de Coronel, a sus seguidores, tan jóvenes y dispuestos como él a dejar la vida en el intento de expulsar al invasor. Fuera de los cuarteles, era el patio del almacén de su padre, siempre aquel patio de la Atarazana, el que se convertía en escuela de armas. Allí Juan Pablo gestaba junto a sus compañeros el proyecto revolucionario que culminaría el 27 de febrero con la independencia nacional.

El 16 de julio de 1838, se formalizó con el juramento trinitario lo que Duarte, desde su regreso de Europa vino alimentando. Pero de eso hablaremos en su momento.

Para desmontar a Duarte del altar y darle su dimensión de guerrero, basta con ponerle el uniforme y pensar en que fue capaz de apoyar la insurrección, llamada "Reforma", contra el dictador haitiano Boyer, y ser protagonista de la victoria de los levantados en Santo Domingo en 1843. Como capitán de la Guardia Nacional, fue a San Cristóbal a buscar los necesarios refuerzos para vencer a las tropas de Boyer. Debilitado el poder tiránico, pensaba Duarte, independizar la patria sería más sencillo.

Cuenta Rosa Duarte que, a los tres días de partir, "los dominicanos y los haitianos llegaron a Santo Domingo, la Capital, que capituló sin disparar un tiro (esta versión es disputada por historiadores que declaran que esta fue una verdadera batalla, la primera de Duarte). Las autoridades pertenecientes al general Boyer se embarcaron. Los reformistas por elecciones formaron una Junta Popular de la cual Duarte era miembro y Pina, secretario". Duarte fue ascendido a coronel.

Sin perder de vista la meta, Duarte utilizó su posición de coronel y de agrimensor, profesión que le permitía viajar al campo y propagar sus planes independentistas sin levantar sospechas, para seguir expandiendo el movimiento trinitario y con éste al ejército secreto que, con él en el exilio forzoso, sonaría el trabucazo el 27 de febrero de 1844.

IDEARIO DE DUARTE - El pensamiento de Duarte, inesperadamente actual

"Ahora bien, si me pronuncié dominicano independiente, desde el 16 de julio de 1838, cuando los nombres de Patria, Libertad, Honor Nacional se hallaban proscriptos como palabras infames, y por ello merecí, en el año de 1843, ser perseguido a muerte por esa facción entonces haitiana, y por Rivière que la protegía, y a quien engañaron; si después, en el año 1844 me pronuncié contra el Protectorado francés, decidido por esos facciosos, y cesión a esta Potencia de la Península de Samaná, mereciendo por ello todos los males que sobre mí han llovido; si después de veinte años de ausencia he vuelto espontáneamente a mi Patria a protestar con las armas en la mano contra la anexión a España llevada a cabo a despecho del voto nacional por la superchería de ese bando traidor y parricida, no es de esperarse que yo deje de protestar, y conmigo todo buen dominicano, cual protesto y protestaré siempre, no digo tan sólo contra la anexión de mi Patria a los Estados Unidos, sino a cualquiera otra potencia de la Tierra, y al mismo tiempo contra cualquier tratado que tienda a menoscabar en lo más mínimo nuestra Independencia Nacional y a cercenar nuestro territorio o cualquiera de los derechos del pueblo dominicano".