El drama del Cisne Negro

santo domingo. En la historia del arte el cisne ocupa un lugar importante. Por su elegancia y su relación con la nobleza, esta ave de gran tamaño está presente en la narrativa, la pintura y la danza. El zoomorfismo, es decir la humanización del mundo animal, inicia con las mitologías mesopotámica y griega; en esta última, el mito de Leda y el cisne es relevante.
Según la leyenda, el dios Zeus habría tomado la forma de un cisne para violar a la doncella, fruto de lo cual habrían nacido cuatro vástagos, entre ellos Helena de Troya.
Pero es en el ballet donde ha contado con mayor protagonismo, a través de la obra de Piotr Ilich Chaikovski, "El lago de los cisnes" , estrenado en el Teatro Bolshói de Moscú en 1877. En esta obra, una princesa encantada busca el amor verdadero para romper el hechizo y volver a su forma humana. Para ello, debe transformarse en su opuesto, el cisne negro, encarnación de la pasión y la sexualidad. Este filme lleva a profundidad la lucha interior del artista en esta transformación, por medio de un relato fantástico de gran intensidad.
La historia
Nina Sayers es una joven bailarina de gran talento, y la reposición del clásico de Chaikovski le brinda la oportunidad de convertirse en primera bailarina. Pero Nina, sobreprotegida por su madre, y dedicada en cuerpo y alma a la danza, no cuenta con la necesaria experiencia de vida que requiere la interpretación. Presionada por el director de la obra y por sus propias aspiraciones, genera un complejo proceso interno que tensiona sus relaciones. El paso del cisne blanco al cisne negro degenera en ella una psicosis que conduce a un trágico fin.
La realización
Generalmente los temas clásicos ponen metas muy altas a los realizadores cinematográficos; encontrar el punto de vista nuevo en una obra tantas veces interpretada no es cosa sencilla. En este caso, con gran acierto, se desarrolla una mirada diferente centrada en algo complejo como lo es la creación artística.
El modo en que una bailarina enfrenta el desafío de construir su personaje está magistralmente logrado, al punto que permite un acercamiento casi didáctico al arte del ballet. Interesante es como el relato incursiona en el terror sicológico para dar cuenta de la mutación en la protagonista y sobre todo el cómo los efectos especiales contribuyen a dar cuenta armónica y gráficamente de ello.
Las interpretaciones
Alto es el desempeño de Natalie Portman en el rol principal. Su trabajo como bailarina y actriz se complementa, logrando gran credibilidad en su interpretación. El cambio de personalidades, del blanco al negro y viceversa, es verosímil y le permite demostrar su gran capacidad dramática.
No sería de extrañar que se encuentre entre las nominadas al premio Oscar como mejor actriz. Los papeles secundarios de Mila Kunis, Vincent Cassel y Barbara Hershey están a la altura y le dan a Portman un gran soporte. No ocurre lo mismo con Winona Ryder, quien interpreta a la bailarina cuya carrera se eclipsa con el ascenso de la nueva Reina Cisne; es quizás lo más débil de esta producción.
Cine y ballet
Si bien son varios los filmes argumentales que tienen como eje el ballet, ninguno de ellos había logrado entrelazar las dramáticas de la danza y del cine. El guión logra un sutil entramado de las dos puesta s en escena - la obra original y la cinematográfica - al punto que el espectador no distingue cual es el relato que está viendo, si acaso el drama del ballet o la agonía del personaje fílmico. La dirección del norteamericano Darren Aronofsky es simplemente soberbia y consigue fusionar dos lenguajes difíciles de conciliar.
Recomendable para comprobar que el séptimo arte todavía expande sus fronteras y para ver a una gran actriz dirigida por un realizador que sabe a ciencia cierta qué es el cine y cuáles son sus posibilidades expresivas.
De la producción cinematográfica
Black Swan. EE.UU. 2010. 108 minutos.
Dirección : Darren Aronofsky
Guión: Marcos Heyman y Andrés Heinz y John J. McLaughlin
Música: Clint Mansell
Fotografía: Matthew Libatique
Intérpretes: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel , Barbara Hershey, Winona Ryder, Benjamin Millepied, Ksenia Solo
Según la leyenda, el dios Zeus habría tomado la forma de un cisne para violar a la doncella, fruto de lo cual habrían nacido cuatro vástagos, entre ellos Helena de Troya.
Pero es en el ballet donde ha contado con mayor protagonismo, a través de la obra de Piotr Ilich Chaikovski, "El lago de los cisnes" , estrenado en el Teatro Bolshói de Moscú en 1877. En esta obra, una princesa encantada busca el amor verdadero para romper el hechizo y volver a su forma humana. Para ello, debe transformarse en su opuesto, el cisne negro, encarnación de la pasión y la sexualidad. Este filme lleva a profundidad la lucha interior del artista en esta transformación, por medio de un relato fantástico de gran intensidad.
La historia
Nina Sayers es una joven bailarina de gran talento, y la reposición del clásico de Chaikovski le brinda la oportunidad de convertirse en primera bailarina. Pero Nina, sobreprotegida por su madre, y dedicada en cuerpo y alma a la danza, no cuenta con la necesaria experiencia de vida que requiere la interpretación. Presionada por el director de la obra y por sus propias aspiraciones, genera un complejo proceso interno que tensiona sus relaciones. El paso del cisne blanco al cisne negro degenera en ella una psicosis que conduce a un trágico fin.
La realización
Generalmente los temas clásicos ponen metas muy altas a los realizadores cinematográficos; encontrar el punto de vista nuevo en una obra tantas veces interpretada no es cosa sencilla. En este caso, con gran acierto, se desarrolla una mirada diferente centrada en algo complejo como lo es la creación artística.
El modo en que una bailarina enfrenta el desafío de construir su personaje está magistralmente logrado, al punto que permite un acercamiento casi didáctico al arte del ballet. Interesante es como el relato incursiona en el terror sicológico para dar cuenta de la mutación en la protagonista y sobre todo el cómo los efectos especiales contribuyen a dar cuenta armónica y gráficamente de ello.
Las interpretaciones
Alto es el desempeño de Natalie Portman en el rol principal. Su trabajo como bailarina y actriz se complementa, logrando gran credibilidad en su interpretación. El cambio de personalidades, del blanco al negro y viceversa, es verosímil y le permite demostrar su gran capacidad dramática.
No sería de extrañar que se encuentre entre las nominadas al premio Oscar como mejor actriz. Los papeles secundarios de Mila Kunis, Vincent Cassel y Barbara Hershey están a la altura y le dan a Portman un gran soporte. No ocurre lo mismo con Winona Ryder, quien interpreta a la bailarina cuya carrera se eclipsa con el ascenso de la nueva Reina Cisne; es quizás lo más débil de esta producción.
Cine y ballet
Si bien son varios los filmes argumentales que tienen como eje el ballet, ninguno de ellos había logrado entrelazar las dramáticas de la danza y del cine. El guión logra un sutil entramado de las dos puesta s en escena - la obra original y la cinematográfica - al punto que el espectador no distingue cual es el relato que está viendo, si acaso el drama del ballet o la agonía del personaje fílmico. La dirección del norteamericano Darren Aronofsky es simplemente soberbia y consigue fusionar dos lenguajes difíciles de conciliar.
Recomendable para comprobar que el séptimo arte todavía expande sus fronteras y para ver a una gran actriz dirigida por un realizador que sabe a ciencia cierta qué es el cine y cuáles son sus posibilidades expresivas.
De la producción cinematográfica
Black Swan. EE.UU. 2010. 108 minutos.
Dirección : Darren Aronofsky
Guión: Marcos Heyman y Andrés Heinz y John J. McLaughlin
Música: Clint Mansell
Fotografía: Matthew Libatique
Intérpretes: Natalie Portman, Mila Kunis, Vincent Cassel , Barbara Hershey, Winona Ryder, Benjamin Millepied, Ksenia Solo
Diario Libre
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