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El informe de la FAO o cómo desinformar con estadísticas

Mil hectáreas "reforestadas" no compensan 5 hectáreas destruidas

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El informe de la FAO o cómo desinformar con estadísticas
Los bosques tropicales están desapareciendo a una velocidad cada vez mayor.
Roma. En el artículo anterior comenté un reportaje del diario madrileño El Mundo, que reseñaba el informe de una evaluación de los bosques del planeta durante los últimos cinco años hecha por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO por sus siglas en inglés).

Dos aspectos del citado informe me parecieron objetables: que presentara a las "reforestaciones" o "'repoblaciones" de árboles como compensatorias de la deforestación, y que sostuviera la tesis, todavía más absurda, de que los bosques primarios son recuperables a corto plazo.

Días después leí en un reportaje de Reuters, fechado en Roma, una reseña del mismo informe, con la diferencia de que el corresponsal de esta firma se tomó la molestia de consultar otras fuentes. En efecto, en el mismo reportaje aparecen comentarios de Simon Counsell, ejecutivo de Rainforest Foundation (Fundación Bosque Lluvioso) institución conservacionista inglesa, quien critica a la FAO por minimizar la devastación de los bosques tropicales, que son los más importantes del mundo.

La FAO, insiste Counsell, al meter en un mismo saco todos los "bosques" del mundo (incluyendo los creados por el hombre), oculta el hecho de que los bosques tropicales están desapareciendo a una velocidad cada vez mayor, mientras que las "reforestaciones" y regeneraciones naturales ocurren en los bosques templados del hemisferio norte. Además, mil hectáreas "reforestadas", agrego yo, no compensan cinco hectáreas destruidas en un bosque tropical primario.

También critica Counsel la definición de bosque de la FAO: "Un área mayor de media hectárea, con un 10 % de su superficie cubierta por la copa de los árboles", la cual hace pasar por bosques tierras degradadas con árboles salteados.

Otra crítica es que la FAO da categoría de bosque a terrenos pelados que se espera que se regeneren, y a plantaciones industriales que no cumplen las funciones esenciales de un verdadero bosque. "El nuevo informe –dice Counsell- repite la "mala ciencia" de las evaluaciones anteriores, que han sido muy criticadas, y que obscurecen la magnitud real de la deforestación. Es una desgracia global que después de décadas de preocupación por el deterioro de los bosques, la ONU no sea ni siquiera capaz de producir una evaluación exacta de la cantidad de bosques que nos quedan".

Finalmente, como los datos de la FAO constituyen la base principal de proyectos que afectarán a los ecosistemas más importantes del mundo, le preocupa a Counsell que a partir de estos malos datos se tomen decisiones incorrectas cuyas consecuencias puedan ser catastróficas.

guerrero.simon@gmail.com