Expiación, deseo y pecado
La cinta es un extraordinario ejemplo de arte cinematográfico

SANTO DOMINGO. De vez en cuando la cartelera local nos sorprende con el verdadero arte cinematográfico, aquel que utiliza los recursos del lenguaje audiovisual al máximo, rayando el límite entre narrativa y poesía. Es el caso de "Expiación, deseo y pecado" (Atonement), drama romántico de época, basado en la novela del autor inglés Ian McEwan, una de las personalidades más influyentes de la cultura británica.
El argumento y su entorno
Inglaterra, 1935. En una casa aristocrática de campo, una niña enamorada ve de lejos una escena entre su hermana mayor y el joven de sus sueños. Malinterpreta lo ocurrido, provocando una cadena de sucesos que desembocan en tragedia. La guerra separa a los protagonistas, la niña se convierte en escritora y mediante su oficio intenta sanar las heridas que provocó. La guerra y sus atrocidades son el telón de fondo de una historia de amor que nunca fue, pero que sin embargo vemos, paradoja que solo el séptimo arte puede conseguir.
Un guión reflexivo
Interesante es la construcción del guión, ya que utiliza saltos temporales y espaciales para articular la narración. Así, vemos la misma escena desde puntos de vista diferentes, lo cual permite al espectador conocer la historia de manera integral. No ocurre lo mismo con los personajes, los cuales son víctimas de sus decisiones impulsivas y su parcializada visión del mundo. En tal sentido, lo narrado constituye una verdadera reflexión en torno la percepción y a nuestro limitado conocimiento de aquello que llamamos "verdad".
Dirección y su homenaje
El director Joe Wright ya nos había sorprendido con la adaptación de la novela "Orgullo y Prejuicio" (2005), de Jane Austen, en la cual demostró soltura en la narración y un trabajo intenso en la construcción de los personajes.
Con este nuevo filme, traspasa la puesta en escena brillante y se adentra en el manejo profundo del tiempo y de la metáfora audiovisual. Impecable es la dirección de arte en reconstrucción del período histórico.
Mucho del estilo narrativo de "El paciente inglés" tiene esta producción; lejos de renegar de sus influencias, Wright incorpora al director Anthony Minghella hacia el final del filme, todo un homenaje a quien poco tiempo más tarde fallecería en la flor de su madurez como artista.
Los puntos más altos
Antológico es el largo plano secuencia en la playa de Dunkerque: nunca el desastre bélico de los aliados había sido tan bella y dolorosamente filmado. El uso del color en medio de la naturaleza destaca los estados de ánimo de los personajes.
Mediante un fino trabajo con la fotografía se logran atmósferas sutiles que apoyan la dramaturgia del relato. De alto nivel es la música escrita por Dario Marianelli, cuya base rítmica son los sonidos mecánicos de la época: la máquina de escribir es genialmente utilizada como instrumento de percusión.
Sin duda es uno de los mejores filmes estrenados este año en los cines dominicanos y que bien vale la pena ver para comprender mejor el arte de las imágenes en movimiento. Recomendable para las damas que llevan pañuelos en la cartera, para quienes disfrutan con las películas de época y en especial para quienes ya tienen aguzada la mirada y el oído, porque ver no es mirar.
Ficha tecnica
Atonement. Reino Unido-Francia, 2007. 123 minutos.
Dirección: Joe Wright.
Guión: Christopher Hampton, basado en la novela de Ian McEwan.
Fotografía: Seamus McGarvey
Música: Dario Marianelli
Intérpretes: James McAvoy, Keira Knightley, Saoirse Ronan, Brenda Blethyn, Vanessa Redgrave.
Diario Libre
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