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Gala y premios Soberano

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Gala y premios Soberano
Momento del homenaje rendido al maestro Cuco Valoy (NELSON SOSA)

SANTO DOMINGO. Los que vimos en el teatro la Gala de los Premios Soberano de este año, admiramos un producto superior al año anterior. No así lo vieron los televidentes, según las críticas que he escuchado o leído en redes.

La Gala arrancó altísimo, como solo se dan esa posibilidad grandes eventos como el Grammy latino o los Billboards, con Juan Luis Guerra y Johnny Ventura, por primera vez interpretando juntos De Moca a París, el tema que cierra el más reciente álbum de 440, Todo tiene su hora.

En general, Edilenia Tactuck se aseguró de brindar ocho musicales, que cada uno por sí solo es una producción de altos quilates. Bien el de la Reina del Merengue, donde destacó la espléndida coreografía. Vacaciones, de Wisín, estuvo bien, pero nada del otro mundo. Más me impresionó el rediseño de imagen a Musicólogo, Nene la Amenazzy y El Mayor Clásico, en Urban Power, algo que bien pudiera convertirse en un gran concierto con más figuras, con letras limpias, como ocurrió al Nene que tuvo que cambiar una palabra alusiva a la droga por otro tipo de mensaje.

El diseño de imagen y la producción para las pantallas led fue de una rica variedad, que brilló sobre todo en la tropical frescura que acompañó a Vicente García (por demás en una escenografía minimalista), en la sobriedad de Estarás por siempre (el homenaje póstumo con esa hermosa canción de Chichí Peralta interpretada hasta las lágrimas por una joven de nombre Liz Abigail Viloria.

Se cuidó mucho Edilenia de no repetir lo que ya se había hecho de reunir las tres generaciones alrededor de la figura de Cuco Valoy y en cambio logró un giro impactante y enaltecedor, cuando José Antonio Molina salió a presentar Fantasía sonera, con producción musical de Ramón Orlando y el borícua Huey Dunbar, quien fue voz permanente de fondo con India, e impresionaba con su dúo Vivir Lo Nuestro, además de haber sido nominado al Grammy latino.

Las entradas y salidas del musical de La Cocoband,, el de más duración y temas, impregnaron un ritmo trepidante hacia el final antes de la entrega del Gran Soberano.

La escenografía lució mucha creatividad a partir de las imagenes proyectadas en pantallas led, sabiamente dispuestas en distintos planos del espacio. Por lo demás minimalista físicamente. Las coreografías de Carlos Veitía fueron abismalmente más ricas que las del año pasado, ejecutadas por el Ballet Concierto Dominicano. Pamela Sued estuvo despampanante, segura y atrevida en su rol de conductora, mientras Francisco Vásquez se acogía como le habían diseñado su rol, a la sobriedad que por momento lució inseguro. Lo demás es culpa de lo que les escribieron, por momentos chistes de poca hilaridad o textos que pujaban por imponerse.

Los premios fueron otra cosa

Algunos dan vergüenza ajena, cuando menos. Y provocan que la credibilidad de Acroarte cada vez sea menor. En renglón Clásico Marcos Rodríguez recibió el premio por Edanco (Edanco es un festival, no una obra), lo mismo Pablo Pérez, por Gala Mundial de la danza, que es un evento y no una obra. ¿Cómo premiaron a Carlota Carretero por su actuación en un monólogo que le dirigió Guillermo Cordero, y no premian al director?

¿Como entender que en Cine, Adalgisa Pantaleón ganó con un papel no protagónico, y en cambio Cuquín con la mejor actuación suya en cine, no fue premiado como mejor actor de cine y Si Jalsen santana por su rol en una película que tampoco estuvo nominada y no es su mejor actuación?

Es incongruente premiar a Edilenia por algo que se produjo para el propio Soberano del año pasado. No es un buen precedente.

Y finalmente ¿cómo explicar los tres premios de Gabriel? Sobre todo ese “regalo” de Merengue del Año. ¡Por Dios, así no! De tres, si acaso uno, su feat. con Mark B. Pero los demás premios de Gabriel son una vergüenza para Acroarte. Y un premio inmerecido es un descrédito a largo plazo.

alfonsoquinones@gmail.com

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