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MALLORCA la isla de la luz y la calma

La mayor de las islas Baleares permite combinar un turismo de montaña y playa con una interesante oferta cultural. Su agradable clima y una atmósfera cosmopolita la convierten en la dama del

La llamada isla de la luz y la calma sigue siendo la favorita de ilustres y famosos para disfrutar de unos días de descanso. Y es que los secretos de Sa Roqueta –nombre con el que los mallorquines llaman a su isla coloquialmente– se convierten en toda una tentación para aquellos viajeros que buscan pasar algo más que unos días de sol y playa.

La tentación en mi caso llegó en forma de invitación tipo "press tour" de la mano del Grupo Globalia y la agencia Logroño & Thompson. Y mal que le pese a mi querido Arturo Rodríguez, sí, viajé en primera disfrutando de todas las ventajas del Club Business del nuevo Airbus 330 de Air Europa. Una chica con "estilo" no merece menos.

Y para seguir en la línea de viajar con clase, nuestro alojamiento tampoco dejó nada que desear. Ubicado en la zona norte, Playa de Muro, considerada una de las mejores de Mallorca, el escenario en que se encuentra el Palace de Muro, un deslumbrante hotel de cinco estrellas de la cadena Globalia, que impresiona por sus fachadas de cristal y grandes columnas, y un equipamiento a la altura de su categoría: business center, cocina internacional, spa, piscina climatizada al estilo romano clásico y personal especializado en golf.

Cuatro días en Mallorca no son suficientes para alardear de guía turística, pero sí para ofrecer algunas recomendaciones a aquellos que quieran conocer otra faceta de España e indagar por qué ésta es una de las capitales de la navegación de recreo del Mediterráneo.

Si su estadía está radicada en el norte, lo cual le recomendamos forzosamente, si no quiere coincidir con hooligans y potenciales concursantes cerveceros de los países del norte del Europa, una de las excursiones obligadas es Formentor, uno de los lugares más visitados de la isla, con un paisaje en el que se mezcla el verde de la montaña y el azul del mar de calas de incomparable belleza. Recomendamos: repostar fuerzas en el Faro, disfrutar del horizonte en el Mirador del Mal Pas y hacer un stop en Cala Figuera.

Pero Mallorca ofrece algo más que sol y playa. Su capital, Palma, es un buen ejemplo de riqueza arquitectónica y cultural. Vale la pena visitar la Catedral –que contó en su reconstrucción con el genio de Gaudí–, el Palacio real o La Almudaina, La Lonja, un recorrido por el Paseo del Borne o el Castillo de Bellver, y apreciar algunas obras de Picasso, Miró o Magritte en el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo (Es Baluard), son visitas obligadas antes de practicar el shopping en las exclusivas avenidas de la Rambla y Jaime III, donde el azar puede hacerle tropezar con algún miembro de la Casa Real española.

Pero, además, Palma ofrece mucha marcha en la franja costera de su Paseo Marítimo, donde lo mismo puedes entrar en la discoteca Tito's y disfrutar de una fantástica vista de la bahía desde su ascensor de cristal junto a la gente guapa que se concentra en sus tres plantas. O tomarte unos refrescantes Margaritas de Pitanga sentado tan ricamente en el Açai Café divinamente atendido por Thomas.