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Manuel Mejía Vallejo: un colombiano cabal

El escritor fue uno de los que mayores aportes hizo a la narrativa actual colombiana

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Manuel Mejía Vallejo: un colombiano cabal
Manuel Mejía Vallejo, al centro, junto a dos amigos.
Santo Domingo. Ojos de águila, cejas pobladas, bigote espeso, cabello cano, Manuel Mejía Vallejo vivía en una casa antigua y llena de sueños en la cima de una loma, en su finca "Ziruma" del camino hacia Río Negro. Cuando andaba por Medellín, en el bar de La Comedia o en la Biblioteca Pública Piloto, iba acompañado de sopranos y ángeles.

Le daba duro al aguardiente, pero no lo vi perder la compostura; había en él ese resguardo caballeresco que poseen los paisas. Lo conocí hablando de poesía en la Biblioteca Pública Piloto. Era un paisa por los cuatro costados.

Había nacido el 23 de abril de 1923 en Jericó, un pueblo de Antioquia, en Colombia. Por cierto, el mismo año que Álvaro Mutis y que Ítalo Calvino. Publicó sus primeros poemas en un boletín de estudiantes, en 1940. En 1945 aparece su novela "La tierra éramos nosotros", atribuida a su tío Manuel María Mejía.

Ardor de clandestinaje

En 1947 es nombrado presidente de la Casa de la Cultura de Medellín y después de los sucesos del 9 de abril de 1948 es retirado de su trabajo "por perturbar el orden público". Viaja a Venezuela, de donde le expulsan por los editoriales en contra del dictador de turno. Vuelve a Medellín y de ahí a Guatemala, donde se hace amigo de Miguel Ángel Asturias; luego a Honduras, otra vez clandestino a Guatemala, El Salvador. Y de uno y otro lugar es expulsado y sale huyendo con los papeles de sus cuentos.

Le llueven premios literarios desde 1955 en México, Venezuela, El Salvador, Colombia, Argentina.

En 1961 publica junto a Alberto Aguirre y Carlos Castro Saavedra la "Antología del cuento antioqueño". Su novela "El día señalado" recibe en 1963 el prestigioso Premio Nadal, en España. En1967 publica sus "Cuentos de zona tórrida", y comienza una labor como profesor de español y literatura de la Universidad Nacional de Medellín, de lo que se jubila en 1981, por lo que recibiera el Doctorado Honoris Causa de esa universidad en 1986.

Su novela "Las muertes ajenas" obtuvo en 1972 mención especial en el Premio Casa de Las Américas y al año siguiente "Aire de tango" le aporta el Premio de la Primera Bienal de Novela Colombiana.

Escritor a tiempo completo publicó numerosos libros, entre ellos "El viento lo dijo" (décimas, 1983); "El mundo sigue andando" (novela, 1984); "Hojas de papel" (ensayos, 1985); "La sombra de tu paso" (novela, 1987). Después de "La casa de las dos palmas", dueño ya de una absoluta madurez literaria publica en 1990 los libros "Otras historias de Balandú" (cuentos) y los poemarios "Memoria del olvido" y "Soledumbres". En 1991 "El hombre que parecía un fantasma" (biografía) y la novela "Los abuelos de cara blanca". La novela "Sombra contra el muro" (1993) es publicada como parte del homenaje de su pueblo al escritor en sus 70 años.

El 23 de julio de 1998 le sorprendió, y me sorprendió, su muerte. Según su deseo, debe andar por el infierno tomando rones con Marilyn Monroe y otras divas.

Yo le recuerdo, de todos modos, diciendo adiós –a su lado el perro blanco meneando la cola–, desde el amplio portal de su casa con columnas de madera, entre tiestos de helechos; aquella casa antigua, llena de cantos de pájaros y de ese aire fresco que regalan en verano las montañas de Antioquia. "Ziruma" significa en guajiro "cerca del cielo". Lo recuerdo enhiesto, con un montón de ideas zumbándole en la cabeza y el olor del pan recién cocido en su propia casa haciéndole cosquillas en la nariz.

Premio Rómulo Gallegos

"La casa de las dos palmas", considerada la obra maestra de uno de los máximos escritores colombianos, fue publicada en 1988 y en 1989 obtuvo el Premio Rómulo Gallegos.