Debuta Fernandito en solitario en el anfiteatro Puerto Plata

PUERTO PLATA. Pocas veces en los últimos 10 años, El Mayimbe ha hecho alarde de voz tan prístina. Todo comenzó cuando salió a escena y entre la música de la banda y la ovación alzó las manos y la mirada al cielo e hizo en silencio un agradecimiento al Señor, para montarse en el tren de los tiempos y cantar a su Dulcinea: “soy feliz con un vino y un poco de pan, y también como no con caviar y champán”. Este sábado el agua amenazó con suspender su debut en solitario en el anfiteatro de Puerto Plata.

Unas mil y pico personas acudieron a verle, y le aplaudieron, entre fuegos de artificio con Amaneciendo. La banda tocaba encendida y él pedía que le mejoraran el sonido. Público de pie.

El Mayimbe tomó un paraguas y cantó Tabaco y ron. Explotaron fuegos de artificio que le salpicaron el rostro. Soltó el paraguas. La suya es quizás la única banda de merengue que usa trombón, lo que le ha dado un color diferente. Recordó la muerte de sus padres. Bromeó con la pelota y dio vivas al Licey.

Cantó Compañera, de Yaki Nuñez del Risco. Pueblo mío. Cumbia dominicana. El gusto. Saludó mexicanos, pidió permiso para cantar boleros y les cantó Payaso.

Luego hizo Delirante amor y dedicó a los menores de 45 la primera canción que le hizo Rafael Solano, también a los panameños y venezolanos presentes, Lágrimas para un recuerdo, que hizo a los 15 o 16 años. La garganta como pocas veces. Afinada y certera. Cantó Para olvidarme de ti. Con Vida consentida cerró el set de boleros.

La Jamaquita. Confundido. Recordó cuando puso 50 mil personas en la Puntilla y pidió a Luis Medrano, el productor de este concierto del Ministerio de Turismo, otra fecha en Navidad para “reventar”. Tatico Henríquez. América Latina. Midley con Mi vida eres tú, Cóncavo y convexo, Te amo demasiado. Después cantó a petición Muchachita mía y Baila la calle. La lluvia y fuegos artificiales. Luego ñapas, hasta Dominicano soy, con hambre grande de seguir en tarima, como si acabara de llegar de Loma de Cabrera.

Alfonso Quiñones