Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales

El misterio del hit musical

Expandir imagen
El misterio del hit musical

En la música hay componentes únicos y místicos que se conectan con nuestras neuronas, o acaso, ¿sería creíble, que la canción Despacito” tuvo ese resultado por pura casualidad? Imagínense que alguien afirmara, sin temor a equivocarse, que lo sabía de antemano y que es capaz de componer otro éxito similar cada vez que le provoque, ¿cuántos millones ganaría por cada tres o cuatro minutos que dura un tema musical? Eso es un misterio, y ese misterio está vinculado a algo intangible, mágico, difícil de explicar, y por lo tanto maravilloso.

Quisiera hablar de eso en esta entrega, porque lo vengo repitiendo desde mi adolescencia: “Muchísimas veces una canción va a ser un hit según el vaticinio de todos los expertos, y resulta que es un fracaso”. ¿Por qué? ¿Qué pasa en esas circunstancias, si se supone que estos especialistas en ritmos, letras, estructuras, armonías y promoción conocen el mercado mejor que nadie? ¿Hay un secreto poderoso y amigable en nuestro sistema nervioso que se comunica con la música? ¿Cuál es la cadencia melódica que sintoniza mejor con nuestra mente? ¿Dónde radica ese misterio que arropa un tema musical y le sella el pasaporte para que viaje directo hacia nuestra aprobación, nuestro corazón, nuestra sangre, nuestros sentidos y nuestros cuerpos?

Todo es misterio, la música, aunque hace parte de nuestra cotidianidad, sigue siendo un campo por descubrir, lleno de ambigüedades. La música es tan poderosa que influye en el estado de ánimo de las personas; puede producir euforia, alegría, nostalgia, rabia, líbido, patriotismo, paz, sentimientos de identidad y hasta puede ayudar a tratar enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson. Es orgánica como el oxígeno, mas no es una ciencia exacta, no existen fórmulas de laboratorio que puedan predecir el efecto que causará en el ser que la ingiere, tal vez porque las melodías que la componen surten un efecto bioquímico que no viene de afuera hacia dentro, sino de adentro hacia afuera.

Una nota musical es un sonido, y el sonido de tres o más notas que suenan en simultáneo se le llama acorde. Aunque los acordes primarios son los mayores y menores, existen muchos acordes, puesto que la combinación de notas para armar diferentes armonías es muy variada. Ahora bien, los demás componentes de la música, como la melodía y el ritmo, también juegan un papel determinante en este fenómeno. Así que lo que me inquieta es tratar de comprender ¿por qué hay acordes que nos mueven a la nostalgia y por qué hay otros que nos ponen eufóricos, alegres o tristes? ¿Por qué la música es capaz de llevarnos a estados de relajación o, incluso, de producir suspenso? ¿cuál es el misterio que subyace en la combinación de esos acordes, melodías y ritmos?

Les voy a contar un secreto. Uno de los temas musicales en los que más esfuerzo promocional y económico se invirtió en mi orquesta cuando comenzaban los años noventa fue: “¿Por qué María?”.

Esa canción cuenta la historia de una adolescente enamorada que queda embarazada, su novio la deja, ella siente miedo de decirle a sus padres, quiere practicarse un aborto y muere durante la intervención. Habla sobre la falta de orientación y sobre la necesidad de no seguir repitiendo estas historias tristes, aunque se debe decir que el amor no tiene la culpa... el amor es necesario.

Yo creí que iba a hacer historia con esta canción, pero, afortunada o desafortunadamente, en ese mismo disco estaba “El baile del perrito” que fue todo un hit, de alguna manera inesperado, pero fue una canción que le dio la vuelta al mundo entero. En cambio a “¿Por qué María?” muy pocas personas la llegaron a conocer.

Hoy, pensando en todo eso, me pregunto: ¿a quién podemos responsabilizar del resultado de esos experimentos musicales? Por supuesto, ¿A quién más? ¡Al misterio!

El misterio no está en un lugar físico o en un estudio de grabación en Santo Domingo o Nueva York, el misterio es el misterio. Nosotros somos un misterio, y el misterio, como la esperanza, no solo nos hace humanos, sino que nos puede convertir en mejores personas, ¿qué somos? ¿qué desconocemos? ¿qué nos afecta? ¿por qué reaccionamos de una forma u otra frente al arte?

Detrás de una creación poética hay una chispa que ilumina, pero el misterio está en que un disco puede tener hasta quince temas hechos de una manera muy similar, y es una sola canción la que nace con esa chispa, con ese ángel, con ese no sé qué; con una potencia intelectual-comercial-espiritual-psicológica-neurológica que nos invade. Yo a veces me río, porque aún con varias décadas de vivir de la música y por la música, es algo que no logro descifrar, me sigue pareciendo recóndito e indefinido. Es como si un rayo bajara del cielo y le cayera encima a una canción, pero para bendecirla, no para electrocutarla; a veces puede llegar a ser una canción insulsa pero que se hace dueña de nosotros y luego sorprende a todo el mundo sin que nadie entienda muy bien por qué con otras del mismo disco, incluso aquellas que supuestamente son “mejores”, no pasa lo mismo. De modo que le preguntas a tu espíritu creador: “¿Y cómo lo hiciste?” Y él te responde con otra pregunta “¿Y yo qué sé?”. Y al resistirte a creerlo, insistes: “No, por favor, algo debiste hacer, piensa un poco, concéntrate, dime ¿qué fue lo que hiciste diferente en esta canción?”.

Lo único que resta por decir, es que hay que comprender que es un fenómeno que se articula en el terreno de lo enigmático, en eso que llamamos misterio. Y que eso, además de ponernos a bailar, a tararear, a cerrar los ojos, a recordar o a mover los labios, los hombros, las caderas y la cintura, debe tatuarnos una sonrisa en el rostro, porque es de los aspectos más lindos, primorosos, grandiosos, lógicos y al mismo tiempo extraordinarios que tiene la vida.

TEMAS -