Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Conciertos
Conciertos

“Este es un disco muy bonito desde el comienzo, hecho con el corazoncito”

SANTO DOMINGO. A los 14 años, osado, el estudiante de Música, Miguelito Núñez, se acercó a Pablo Milanés en una grabación en la que participó para la música de un serial televisivo, conoció a Pablo Milanés y le dijo “¡mire que a mí me gusta su música, en algún momento yo voy a tocar con usted!”. Siendo aún estudiante del Instituto Superior de Arte (universidad) de La Habana, Víctor Águila, un periodista amigo común tocó la puerta de su casa y al verlo, el propio Miguelito le dijo “llegó mi hora”.

Desde entonces acá han llovido 30 años siendo el director musical de Pablo Milanés, con quien se presentará en el Auditorio de Puerto Plata el 7 de octubre con el concierto Canciones para siempre. Hoy, dirigirá la orquesta que acompañará a José Antonio Rodríguez en su especial concierto en el Jardín Botánico para solo 400 personas, donde cantará las canciones de su nuevo disco Una más, del cual Miguel Núñez fue arreglista y productor.

“Este es un disco muy bonito desde el comienzo. Llevamos muchos años de amistad con José. Y hace dos años me dice “¿Por qué no te atreves y haces un disco sinfónico conmigo?”. José me dio las canciones y desde que las escuché le dije, la única manera de hacerlo es poniendo el corazoncito. Olvídate de presupuesto y todo eso. Esto vamos a hacerlo a corazón. Y si podemos hacerlo con una gran orquesta o no ya veremos. Lo que tiene que pasar es que le guste a la gente. Y cuando le guste la gente lo va a querer tocar, y no les va a importar nada”, narró Núñez a DL.

“Creo que salió algo bonito, dentro de nuestro ambiente caribeño, de nuestros ritmos. Se hizo con mucho amor”, resumió.

A su talento se deben producciones de Fito Páez, Joaquín Sabina, Ricardo Arjona, Víctor Manuel y Ana Belén, Liuba María Hevia y muchos más.

“Difíciles son todos. Cada uno es una personalidad diferente. Uno tiene que adaptarse. Es un problema de uno. es la actitud de uno. Con algunos es más fácil porque te piden menos cosas, o te dejan hacer más. Pero es un problema de entenderse a la hora de producción y crear arreglos. Yo siempre pregunto, ¿hasta dónde? Entonces dependiendo, mezclo más mi mundo musical en tu obra o no, los hay que no quieren salirse de su mundo, y eso lo respeto”.

Admiración por Pablo

Cuenta que todos los músicos que conocen idolatran a Pablo.

El parecido de Miguelito con Pablo Milanés es algo tan evidente, que muchos en Cuba pensaban que era su hijo. Tanto que una vez, cuando su propio padre estaba ingresado, antes de fallecer, una enfermera le dijo a su mamá, que Miguelito era “igualito a su padre”, pero lo dijo refiriéndose a Pablo Milanés. Hace poco, en Argentina, al entrar en un lugar donde se iban a presentar, uno de los que guardaban corrió a él para pedirle un autógrafo, pensando que Miguel era Pablo.

Amor de piano

Dijo Miguelito a DL que cuando descubrió el piano, en su infancia, tiró la conga que tenía de un segundo piso. “Fue un amor a primera vista”. Las primeras notas que aprendió fueron las de La Guantanamera.

Su primera novia fue una niña que estudiaba piano también con él en Pinar del Río, de la cual no recuerda casi su nombre. “Sé que existe y tiene su familia y todo, pero pasaron tantos años. Hoy tengo otra novia”, dice y ríe.

Grandes maestros

Recuerda con honor la impronta que dejaron en él las enseñanzas de grandes músicos como Jorge Gómez Labraña y Silvio Rodríguez Cárdenas, ya desaparecidos, Cecilio Tieles y Andrés Alén, su esposa Loly Novás, y el hermano de esta, Pepín Novás, que fue realmente su descubridor y quien primero le vio potencial.

Otro del cual bebió conocimientos fue José María Vitier. “Esa mezcla de la música barroca y la música popular cubana fue algo muy interesante en aquella época, un rompimiento con cosas a las cuales no estaban acostumbrados, porque en aquella época tocar Do Mi Sol con el Mi Bemol, era de cuidado. No te permitían tocar tumbaditos ni nada de eso, no. Todavía había sus prejuicios con tocar música popular... había que tocar a Mozart y la Sonata en Do”, reconoció entre risas.

Aún cuando era un estudiante, Miguel comenzó tocando con Beatriz Márquez, Mayra Caridad Valdés, y Santiago Feliú, entre otros.

“Pero cuando llegué a Pablo, él ya era Pablo y había tocado con músicos geniales de quienes aprendí mucho. El planteamiento cuando entré fue que renováramos la música de Pablo. Hoy somos todos una familia”, concluyó.

TEMAS -